Nos fascinan los embusteros —desde luego, también las embusteras—, de ahí que sea tan famosa la paradoja del mentiroso.
Se supone que en el siglo IV a. C. Eubulides de Mileto la planteó así: “Un hombre afirma que está mintiendo. ¿Lo que dice es verdadero o falso?”.
En el siglo VI a. C. el cretense Epiménides dijo “todos los cretenses son mentirosos”. Como él era de Creta ¿decía la verdad o mentía?
En el siglo I d. C. Pablo de Tarso expresó: “Uno de los profetas de Creta lo ha dicho: ‘Los cretenses siempre son mentirosos, bestias malvadas, vientres ociosos’. Seguramente ha dicho la verdad”. ¿Por qué Pablo asegura que alguien que siempre miente está diciendo la verdad?
Sin duda Miguel de Cervantes conocía alguna de las versiones de la paradoja del mentiroso y añadió la suya.
Como gobernador de Barataria, a Sancho Panza se le pide algo así como que asesore a algunos jueces que tienen un serio problema.
Alguien le cuenta a Sancho:
√ “Un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío”.
√ “Sobre este río estaba una puente”.
√ Más allá del puente, “una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, de la puente y del señorío”.
√ La ley era muy simple: “Si alguno pasare por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar; y si dijere mentira, muera, por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna”.
√ “Sucedió, pues, que tomando juramento a un hombre, juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa”.
√ Vaya problema para los jueces: “Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y, conforme a la ley debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morie en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre”.
√ Se le pide a Sancho “diese su parecer en tan intricado y dudoso caso”.
√ Sancho primero sintetizó el problema para asegurarse de haberlo comprendido: “El tal hombre jura que va a morir en la horca; y si muere en ella, juró verdad, y por la ley puesta merece ser libre…; y si no le ahorcan, juró mentira, y por la misma ley merece que le ahorquen”.
√ Enseguida, con lógica contundente, Sancho propuso partir al hombre en dos partes: “Aquella parte que juró verdad la dejen pasar, y la que dijo mentira la ahorquen, y desta manera se cumplirá al pie de la letra la condición del pasaje”.
√ Ante la imposibilidad de partir al hombre en dos, Sancho decidió juzgar con la sabiduría de don Quijote: El hombre juzgado “tiene la misma razón para morir que para vivir”, entonces “que le dejen pasar libremente, pues siempre es alabado más el hacer bien que mal”.
√ Don Quijote había aconsejado a Sancho “que cuando la justicia estuviese en duda, me decantase y acogiese a la misericordia”.
√ Sancho Panza, en cuanto resolvió el asunto pidió de comer y autorizó que le siguiesen llevando más cuestiones complejas, “que yo las despabilaré en el aire”.
Según la experta Katherine L. Brown —del Albright College—, en el Quijote lo que Cervantes ha ilustrado es una conciencia en conflicto, afligida por la duda imposible de eliminar de manera lógica dadas las limitaciones propias del lenguaje.
La portada de la revista Proceso que ayer empezó a circular debe haber metido al presidente López Obrador en un complejo conflicto de conciencia relacionado con una versión especial de la paradoja del mentiroso, que en este caso no es lógica sino política.
Estamos ante un nuevo capítulo de la guerra entre Alejandro Gertz Manero y Julio Scherer Ibarra, dos hombres fundamentales en el proyecto político de Andrés Manuel.
Scherer dice que Gertz lo acosa y lo acusa con mentiras desde la FGR; Gertz dice que Scherer lo acosa y lo acusa con mentiras desde el poder del semanario Proceso.
¿Quién miente, Scherer o Gertz? Personalmente yo le creo a Julio, pero no es mi opinión la que cuenta, sino la del titular del poder ejecutivo.
Lo importante en la paradoja del ahorcado como la resolvió Sancho no es la imposibilidad lógica para encontrarle sentido, sino la decisión de, ante la duda, acogerse a la misericordia.
A diferencia de Sancho, el presidente AMLO puede ir más allá de los dichos de Gertz y Scherer y ordenar una investigación para saber quién miente, quién acosa, quién ha cometido un delito.
Si permitió que Julio Scherer abandonara su gobierno, probablemente se debió a que Andrés Manuel creyó —al menos en un primer análisis— en los dichos de Alejandro Gertz.
Pero, a pesar de tantos rumores, a Julio no se le ha probado nada indebido. En cambio, se han acumulado denuncias serias contra Gertz.
El presidente López Obrador puede y debe ser misericordioso con su aliado de tantos años y darle a Julio la satisfacción de, al menos, empatar el marcador: pedir a Gertz que se vaya de la Fiscalía General de la República.
Está en las atribuciones del presidente de México promover la remoción del fiscal “por causa grave”. ¿No es suficientemente grave el conflicto entre dos de los pilares del actual gobierno de México, Alejandro Gertz Manero y Julio Scherer Ibarra?
Sobran especialistas en derecho que cumplen con las tres condiciones que AMLO exigiría: honestidad probada, estabilidad emocional y profunda prepación jurídica. Aquí algunos nombres: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, Javier Quijano Baz, Santiago Nieto Castillo, Rafael Guerra Álvarez, Ernestina Godoy Ramos, etcétera.