Ayer, un juez sentenció a 3 años de prisión a Martín Adolfo Mejía Briones por abusar de su autoridad como Director General de Obras de Miguel Hidalgo -cuando Víctor Hugo Romo fue delegado- y pagar 40 millones de pesos por obras que nunca se realizaron en el Mercado Escandón.
La justicia parece llegar tarde, pero sin sueño, pues tuvieron que pasar 6 años de juicio. Lo raro es que ahora ni al Gobierno de la Ciudad ni a Morena se le ven exigiendo que se investigue la cadena de mando bajo la premisa de la Jefa de Gobierno de que “un director general no puede hacer nada sin que el delegado lo sepa”.
Tampoco se ha visto que la Fiscalía General de Justicia emita comunicados o mensajes de su vocero al respecto y no se ve a la Contraloría General de la CDMX agilizar inhabilitaciones contra otros ex funcionarios.
Ahora Mejía Briones deberá resarcir el daño por 38 millones de pesos, pero esa sentencia no incluye el esclarecimiento del caso, pues no hay una certeza de a qué bolsillos fue a parar ese dinero, o en qué se gastó.