Layda y Jorge Luis aparecen radiantes, felices después del nombramiento. En la imagen que circuló en redes resalta el cabello rojo de Sansores del que pende una flor verde que hace juego con su vestido; Lavalle porta con sano semblante una guayabera blanca, impoluta; la imagen de medio cuerpo no permite ver el brazalete electrónico que abraza alguno de los tobillos del exsenador panista, sí, de esos que deben portar los presos suertudos que por padecer una “repentina” enfermedad crónica, algún juez benévolo les otorga prisión domiciliaria haciendo a un lado los delitos graves que le fueron imputados.
“Hoy nombré a Jorge Luis Lavalle Maury como nuevo secretario de Desarrollo Económico, con quien trabajaremos en equipo por el bien de Campeche. ¡Le deseo mucho éxito en esta fundamental encomienda!”, escribió la gobernadora de Campeche.
Layda designa como secretario a un delincuente, quien fue señalado por otro de la misma o peor calaña –el exdirector de Pemex Emilio Lozoya Austin– por recibir sobornos de la empresa Odebrecht, asimismo, por votar a favor de las reformas estructurales, en específico por la reforma energética de Enrique Peña Nieto, delito por el que Jorge Luis Lavalle Maury fue detenido cuando acudió al reclusorio para desahogar elementos de prueba en su audiencia inicial. Más tarde fue vinculado proceso por los delitos de lavado de dinero, cohecho y asociación delictuosa. Estuvo año y medio en prisión hasta que como todos los políticos comienzan a padecer graves enfermedades estando recluidos.
Por órdenes de Marco Antonio Fuerte Tapia, juez de control del Centro de Justicia Penal del Reclusorio Norte, Lavalle fue recluido. El mismo jurista fue quien concedió empático modificar la medida cautelar de Jorge para que siguiera su condena en libertad; eso sí, bajo la cruel consigna de llevar un brazalete, de no salir del país y de tener que presentarse a firmar cada quince días al reclusorio. Durísima pena.
En tanto, de manera injusta hay personas que llevan años en prisión, por haber robado algo para comer o por delitos mucho menores; muchos están sin sentencia ni atención; son los mexicanos de a pie, los olvidados.
Hemos de recordar a la Layda que daba discursos con vehemencia, con tono un tanto melodramático cuando iba a las conferencias del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Ella siempre en contra de la corrupción, ella con su gente... con la Cuarta Transformación…
Un día a la semana, Sansores aparecía con ese cabello rojo encendiendo a la pantalla, con esos tintes de hoguera. Layda, la “justa”, salía en su programa los “Martes del Jaguar”, en el que, entre otras cosas, la gobernadora exponía al ya de por sí impresentable Alejandro Moreno Cárdenas, actual presidente del moribundo PRI, y exgobernador de Campeche. Haciendo públicos los audios en los que se revelan los acuerdos corruptos en los que está coludido Alito. En los que grita colérico con su fino lenguaje mentándosela, y más allá a quienes no cumplieran sus órdenes con rapidez, afirmar, amenazante, que “a los periodistas no hay que matarlos a balazos, hay que matarlos de hambre”; irónico que en ese mismo programa la gobernadora catalogara a su hoy amigo y colaborador Lavalle Maury como un “neoliberal, ladrón y corrupto por su relación con la empresa Odebrecht.
Layda Sansores San Román acusada de corrupción…
Se presume que Layda, siendo senadora, realizó gastos personales de 700 mil pesos con cargo al Senado de la República. Denise Maerker lo dio a conocer en su programa “En Punto”, donde afirmó que dichos gastos no estaban relacionados con su labor legislativa. Se solicitó información de sus compras. Al revisar las facturas la exsenadora y hoy gobernadora había realizado gastos excesivos en tintes de cabello, desodorantes, pastas de dientes, despensas para su casa, juguetes para sus nietos. Facturó a nombre del Senado 56 mil pesos en joyería, ropa, maquillajes. Otra factura de casi 289 mil pesos para cómodas almohadas, finos juegos de sábanas, cobertores y múltiples enseres; una cafetera de más de 32 mil pesos, una licuadora de 15 mil pesos; compras realizadas tanto en la Ciudad de México como en Campeche.
Siendo alcaldesa de la Álvaro Obregón, Sansores fue denunciada ante la FGR por presuntamente contratar empresas fantasma durante su gestión. Fue señalada de hacer un daño al erario de la alcaldía por 33 millones de pesos, por presuntamente realizar adquisiciones, arrendamientos y realizar obras públicas a través de empresas fantasma. Se solicitó a la FGR investigarla por defraudación fiscal, operaciones de procedencia ilícita y peculado.
Aún así, tras este largo historial de presuntos delitos, lo cuales fueron todos olvidados e invisibles, Sansores siguió dando saltos de jaguar; su presa: la gubernatura de Campeche.
Layda Sansores renunció al PRI, se unió al PRD, que la postuló en 1997 a la gubernatura de Campeche como candidata externa y perdió. En 2003 se unió al Partido Convergencia (ahora MC) que la postuló quedando en tercer lugar. Sin darse por vencida la candidata siguió cambiando de colores, menos el cabello de fuego que la caracterizaba, donde quiera que estuviera aun estando en la espesa selva; se postuló entonces en 2015, esa vez por Morena y fue derrotada por Alejandro Moreno Cárdenas, quien siendo gobernador, se construyó en la mejor colonia de Campeche una mansión valuada en más de 300 millones de pesos.
El último cargo de Sansores fue el de alcaldesa de la Álvaro Obregón en la Ciudad de México. La estela de corrupción que dejó a través de los años, se esfumó y por fin logró su objetivo convirtiéndose en 2021 en gobernadora; la cuarta fue la vencida.
La mujer de cabello rojo, la de la flor y los atuendos coloridos, además de ser gobernadora es empresaria, docente y psicóloga. Una mujer multifacética.
En su declaración del 2020, Sansores omitió empresas en las que tiene participación: Josefina y Sara y Negrete y Frías, S.A. de C.V. ; Gas Lepont, S.A. de C.V.; Colegio Gran Unión, S.C. y Bienes Raíces Mikra, S.A. de C.V. Se presume además que cuenta con inversiones en sectores de construcción, inmobiliarios, de hotelería, restaurantes, gasolineras… una mujer luchona, exitosa, sin duda.
Sansores orgullosa, posa con su paisano Jorge Luis Lavalle, al que Lozoya acusó de haber recibido 25 millones de pesos provenientes de Odebrecht, dinero triangulado a través de diversas compañías junto a otros senadores del PAN y del PRI entre ellos el ex candidato presidencial de 2018 Ricardo Anaya Cortés. Los señalamientos de Lozoya también implicaron, entre otros, a Felipe Calderón Hinojosa y Carlos Salinas de Gortari, ambos refugiados, o escondidos en España. ¡Ah!, no, trabajando porque se les quitó la pensión, se quedaron sin recursos; el más fregado fue Fox que permanece aún en México suplicando que se le devuelva.
Uno con brazalete de preso, la gobernadora con serias acusaciones en su contra, a pesar de todo, ambos muy campechanos sonriendo después del inexplicable nombramiento.
Lavalle y Sansores ¿se deberán favores? De ésos de si no me das yo canto…