Santiago Creel Miranda es un político bien conocido. Su nombre fue popularmente hecho público cuando buscó la jefatura de Gobierno del Distrito Federal en aquella elección contra AMLO, a la sazón, abanderado del PRD, y Jesús Silva Herzog del PRI. Tras su derrota frente al macuspano, fue nombrado secretario de Gobernación por Vicente Fox.
Creel, panista de pura cepa, encarna los valores tradicionales de su partido. Miembro de una prominente familia chihuahuense (un pueblo en el estado lleva su nombre), ha buscado la Presidencia de México desde el término de la gestión de Fox. En 2006, la opinión pública apostada que sería él el candidato del PAN, pues contaba con el espaldarazo del presidente. Sin embargo, fue Felipe Calderón quien resultó finalmente beneficiado con el apoyo del partido y de la militancia.
Desde entonces, Creel ha sido un referente del panismo, quizá, hoy día, de la talla de personajes como Carlos Castillo Peraza y otros grandes ideólogos del PAN. Ahora, hacia las elecciones presidenciales de 2024, el panista buscará nuevamente reunir los apoyos del partido y de sus aliados, para liderar la hazaña de desterrar a Morena del gobierno federal.
En últimos días, en el marco del inicio de las sesiones ordinarias del Congreso, Creel, en tanto que presidente del Congreso de la Unión, apareció en los titulares nacionales tras haber impedido el ingreso de un contingente de soldados en el recinto. Con legítimos argumentos jurídicos, justificó su intervención, a la vez que se granjeó el rechazo, injurias y vituperios de los legisladores de Morena.
En otras palabras, Creel Miranda, tras un largo periodo de sombras políticas, surge nuevamente como un posible candidato del PAN, y con ello, de la alianza tripartita, para buscar la jefatura del Estado.
¿Tiene Santiago Creel las credenciales políticas para ser presidente de México? Sin duda su experiencia, tanto como legislador como funcionario del gobierno federal, le acreditan para ejercer el cargo más importante del Estado mexicano. En adición, a diferencia de un buen número de miembros de la clase política – incluido el PAN- no ha estado envuelto en escándalos de corrupción ni ha sido objeto de acusaciones que hayan puesto en tela de juicio su honorabilidad.
Sin embargo, Creel no cuenta con ciertos rasgos esenciales para ser capaz de ganar una elección. En primer lugar, no es percibido como un representante del pueblo mexicano. Por el contrario, es un miembro de una destacada familia cuyo apellido está ligado a la clase alta mexicana de tiempos porfirianos. Esta percepción le inhabilita como candidato con una oportunidad real de convocar a la mayoría de los votantes.
En segundo lugar – este segundo argumento está indisociablemente ligado al primero- Creel sería el candidato ideal para ser derrotado por un partido que cuenta con una fuerte base popular como Morena. Sería inmediatamente tildado de “fifí” y ligado al salinismo, al foxismo, al calderonismo y a la mafia del poder. A manera de anécdota, recuerdo bien aquel debate del 2000 cuando Silva Herzog, candidato del PRI, llamó a Creel “totalmente palacio” en referencia a su aspecto y vestir.
En suma, Santiago Creel difícilmente será el próximo presidente de México. Sin embargo, sus responsabilidades como presidente de la Cámara de Diputados y como figura conspicua del PAN son medios útiles de la oposición para detener el avance de Morena y la degradación democrática de nuestro país.