El error de Santiago Nieto, hasta hace unas cuantas horas titular de la UIF, no fue “enamorarse”, ni “casarse”, cómo pretenden algunos análisis simplistas.
Sí, Santiago tenía derecho a casarse con una persona con simpatías derechistas, incluso de tener una boda con bastantes invitados. Pero la bola de nieve comenzó con la detención de una ahora exfuncionaria de la CDMX con una avión privado propiedad del dueño de El Universal, Ealy Ortiz, además repleto de dólares.
Cualquiera de estos tres incidentes, por sí mismo, no habrían golpeado tanto la imagen del exfuncionario. Sin embargo, esto, aunado al lujo extremo del exclusivo “resort” en donde se llevó a cabo la boda, lo extravagante del menú y los nombres de algunos de los invitados a la boda, acérrimos adversarios del presidente y la 4T fue la gota que derramó el vaso.
Para el presidente, las formas también son fondos. Desde su tiempo como jefe de gobierno, ha predicado la “austeridad republicana” y espera que el resto de su gabinete se comporte de la misma manera. No olvidemos que ya existían antecedentes de personas cercanas a él que quedaron al margen de gobierno por situaciones similares.
Se pierde a un buen elemento, sí, pero se gana en legitimidad y congruencia del actual gobierno.
Esperemos que una pieza tan valiosa como Santiago Nieto encuentre acomodo en otra parte de la Cuarta Transformación. Mientras tanto, la vida sigue.