Es una realidad que hoy la oposición adolece de la ausencia de auténticos liderazgos. Atrás han quedado los tiempos de personajes como Manuel Clouthier o Vicente Fox, quienes, no obstante sus debilidades y limitaciones, fueron capaces en su momento de convocar a la gente, llenar las plazas públicas y llevar a los ciudadanos a las urnas.
Hoy, por el contrario, la oposición está quebrantada. Hombres como Alito Moreno y Marko Cortés ponen de manifiesto que la oposición está desprovista de políticos carismáticos que puedan contrarrestar el poder ejercido por la maquinaria del régimen.
Sin embargo, Santiago Taboada parece representar la esperanza de un cambio de tendencias. El domingo pasado nuevamente demostró sus capacidades de oratoria, y se impuso frente a una desangelada Clara Brugada, gris como el concreto, que, al igual que con Claudia Sheinbaum, no convocaría más de una distrito vecinal si no contase con el todopoderoso aparato morenista.
Salomón Chertorivski, por su parte, se mostró como un hombre competente, pero sin el talento para presentarse como un político natural, y más como lo que ha sido, es decir, un funcionario de escritorio ( en los gobiernos de Felipe Calderón y Miguel Ángel Mancera, por si lo han olvidado los votantes de MC)
Taboada, si bien ha sido reiteradamente acusado de ser el líder del llamado “cártel inmobiliario” se ha sacudido exitosamente los señalamientos. Al día de hoy, estas descalificaciones parecen no haber hecho mella en las intenciones de voto de los capitalinos.
Ahora bien, lo más interesante vendrá si Taboada resulta ganador el próximo 2 de junio. Ante la eventual presidencia de Claudia Sheinbaum, el nuevo jefe de gobierno tendrá el camino allanado para convertirse en el nuevo líder de la oposición nacional. Tendrá un prometedor futuro político para consolidarse como el bastión de la resistencia contra el obradorismo, lo que le ofrecerá la posibilidad de reconstruir, desde su cargo en el Palacio del Ayuntamiento, una oposición destruida por las opacas dirigencias nacionales y por la probable derrota en las elecciones presidenciales, y quizás, en el Congreso.
Sin embargo, para ello, deberá derrotar a una Clara Brugada dispuesta a defender la principal plaza de la izquierda y el legado de los propios AMLO y Sheinbaum. Se anticipa, desafortunadamente, un eventual conflicto postelectoral, pues difícilmente cualquiera de los dos campos reconocerá la victoria del oponente.
Lo que sí que debe ser un hecho es que Santiago Taboada preocupa bastante en el cuartel de Brugada, y también, seguramente, en la oficina de Martí Batres y en Palacio Nacional.