Ayer, en un artículo —”Scherer ametralla a Gertz. ¿Renuncia el fiscal para defenderse? ¿Quién lo sustituye?”— dije que la denuncia de Julio Scherer Ibarra contra Alejandro Gertz Manero parece suficiente causa grave como para obligar a la renuncia de este último a la titularidad de la FGR.
Especulé con algunos posibles sustitutos del todavía fiscal Gertz Manero:
“Uno de ellos, Santiago Nieto, extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera; otro, el sapiente litigante Javier Quijano; uno más, Ernesto Villanueva, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; están también Ernestina Godoy, fiscal de la CDMX, y la senadora Olga Sánchez Cordero, y pienso que tendrían preparación de sobra abogados menos conocidos pero igualmente expertos en derecho como el capitalino Eduardo Ostos y el tapatío Rodrigo Sánchez Villa…”.
Alguien me escribió y me preguntó por qué dejaba fuera de esa lista a uno de los juristas más destacados de México, José Agustín Ortiz Pinchetti, hombre honesto, demócrata sincero, lúcido intelectual.
Ortiz Pinchetti es ahora mismo titular de la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales y puede presumir un currículum amplio y limpio en el servicio público: ha sido diputado federal, en los sesenta participó en el movimiento democratizador del PRI encabezado por Carlos Madrazo, fue asesor para temas de derecho en las secretarías de Educación Pública, Agricultura, Hacienda y Comercio y Fomento Industrial, fue uno de los promotores de los Veinte Compromisos por la Democracia, coordinó el Seminario del Castillo de Chapultepec para la Reforma Electoral de 1995, fue consejero ciudadano del Instituto Nacional Electoral y —seguramente lo que más le enorgullece— colaboró con Andrés Manuel López Obrador en su gabinete legítimo.
Podría ser un gran fiscal general, no tengo la menor duda. Y es que, a pesar de su millitancia en Morena, no pierde la objetividad democrática. Su artículo de hoy en La Jornada —”La oposición, una trayectoria accidentada”— debe ser leído por todos en la 4T, desde luego empezando por el propio presidente López Obrador. Era necesario que alguien relevante en la izquierda mexicana se expresara con tanto amor por la democracia, sobre todo en tiempos en que el gobierno cayó en la peor de las tentaciones: acusar de traidores a la patria a quienes piensan distinto, algo que evidentemente no es aceptable.
Sintetizo tal escrito de José Agustín Ortiz Pinchetti:
√ “Entre las tradiciones políticas de México no ha estado el desarrollo de una oposición capaz de alternar el poder con el grupo o partido en el gobierno”.
√ “Si nos tomamos el trabajo de repasar la historia de México, nos damos cuenta de la repugnancia que han sentido los hombres de poder de admitir que este pueda ganarse o perderse en procesos electorales”.
√ “Hay una tradición del todo o nada, es decir, que los opositores se proponen derrocar a los que están en el gobierno y estos imponerse y derrotar a sus adversarios por la violencia”.
√ En el siglo XIX “en ningún caso se pudo armar un sistema de elecciones, hasta llegar a un conflicto entre liberales y conservadores que se resolvió en una guerra sangrienta”.
√ “La dictadura de Díaz no admitió oposición”.
√ El PRI, fue un poderoso partido único “porque no admitía alternativa, duró 60 años y fue necesaria la voluntad de Ernesto Zedillo para garantizar la alternancia”.
√ “Vicente Fox logró la presidencia, pero utilizó todos los recursos lícitos e ilícitos para impedir que López Obrador, su principal opositor, ganara las elecciones de 2006, y hubo que esperar hasta 2018 para que Enrique Peña respetara el resultado electoral y se diera un cambio de régimen encabezado por AMLO”.
√ “Necesitamos consolidar una tradición de respeto al juego electoral. Sin él no sería posible que prosperara la democracia mexicana”.
√ “La oposición actual no reconoce que existan condiciones para competir limpiamente, piensa que el gobierno busca imponer un sistema de partido único”.
√ “Para consolidarse, la oposición requiere líderes fuertes y una oferta atractiva de plan de gobierno, que hasta ahora no aparecen en el horizonte. Esto es trágico, porque sin el estímulo y la amenaza del triunfo opositor, no sería posible que una tradición democrática echara raíces en México y sustituyera las viejas tradiciones autoritarias”.
Mis comentarios
La oposición mexicana necesita líderes y un proyecto atractivo. No los tiene. Y, sin duda, los partidos que se enfrentan a Morena deben hacer a un lado su discurso de que la 4T “busca imponer un sistema de partido único”. Pero, al mismo tiempo, el gobierno —empezando por el presidente López Obrador— debe ser si no más amable, menos injusto con la oposición. Ya debe ir al cajón de las cosas que jamás debieron ocurrir la absurda campaña de acusar de traidores a la patria a diputados y diputadas que votaron libremente sobre la reforma eléctrica.
No veo proyecto en la oposición, pero sí una posibilidad de liderazgo —las encuestas no mienten—, el de Luis Donaldo Colosio Riojas. Pero el hijo del candidato asesinado en 1994 enfrenta dos obstáculos:
(i) El principal, que con demasiada frecuencia Morena dé la impresión de actuar como los partidos en el poder de otros tiempos, es decir, que pareciera la izquierda gobernante decidida a aplastar por las buenas o por las malas a la oposición, algo que, me consta, preocupa —e inclusive asusta— a gente cercana a Luis Donaldo; este ya vivió la tragedia de su padre y sus allegados no quieren que la sufra ahora en su propia persona. Son temores infundados, pero... Morena y el gobierno de la 4T sin duda deben moderarse porque en México la mula no era arisca.
(ii) La miseria de los dirigentes de los partidos de oposición: Alito Moreno, del PRI, es un oportunista en el que no se puede confiar; Dante Delgado, de MC, está más interesado en incrementar el valor de su partido que en verdaderamente competir con Morena en 2024; Marko Cortés, del PAN, por su irrelevancia es un lastre para el panismo, y Jesús Zambrano, del PRD, simple y sencillamente desde hace años se echó a perder.
Es positivo que gente tan cercana a AMLO, como Ortiz Pinchetti, subraye la necesidad de una oposición fuerte. Ojalá este gran hombre nos regale en el futuro una crítica objetiva acerca de la forma en que, a veces, el partido en el poder, Morena, parece actuar como todos los otros partidos que han gobernado en nuestro país: con “la repugnancia que han sentido los hombres de poder de admitir que este pueda ganarse o perderse en procesos electorales”.
Estoy convencido de que Andrés Manuel es un demócrata y que no hará nada indebido en las elecciones presidenciales de 2024 para favorecer a Morena y perjudicar a la oposición. Pero sí creo que debe ya echar a la basura esa campañita —sin duda exitosa para el partido de izquierda porque la gente la cree— de que pensar distinto es traición a la patria. Y es que, por más que haya numerosos ciudadanos nacionalistas convencidos de que solo los traidores rechazan la reforma eléctrica de la 4T, lo cierto es que diputados y diputadas de oposición están en su derecho al tener otra idea de política energética.