¿Qué preguntar a un presidente de la corte suprema que acaba de ser entrevistado —y además muy bien entrevistado— en Café Milenio.
Antes de acudir al despacho de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea analicé el encuentro de este hombre con un grupo de periodistas de la televisora propiedad de Francisco González. Todo estaba dicho. Entonces, el reto para mí era menor: hablar de lo ya hablado. Nada es más cómodo que renunciar a las pretensiones de originalidad y así lo hice.
Café Milenio, por cierto, de alguna manera se parece al pleno de la SCJN: demasiada gente erudita dialogando en torno a una mesa. Y no me refiero al ministro Zaldívar, el invitado, sino a los y la de casa: los periodistas Carlos Zúñiga, Oscar Cedillo, Víctor Hugo Michel, Jaime Núñez y Salvador Frausto… y la periodista Elisa Alanís. Puse aparte a Elisa porque se me complica bastante usar el lenguaje incluyente. Claro está, me siento en la obligación de intentarlo siempre, y así lo hago.
Pensé que aquello iba a salir mal, es decir, a priori me pareció que con tanta gente cuestionando a Zaldívar la entrevista iba a ser pésima. Me equivoqué: el resultado fue sobresaliente. Felicito a don Pancho González por su buen equipo de periodistas.
También me equivoqué al pronosticar, al principio del sexenio, que la actual Suprema Corte de Justicia de la Nación iba a naufragar por lo que a mí me parecía exceso de ideología conservadora entre algunos de sus integrantes. No ocurrió así. La corte que ahora tenemos es la mejor en mucho tiempo.
Fue lo primero que me dijo Arturo Zaldívar: que él termina un periodo de cuatro años como presidente de la SCJN y su mayor satisfacción “es haber cumplido”.
¿Qué cumplió? Lo que ofreció a finales de 2018 cuando compitió por el cargo que ahora deja: “Hace cuatro años presenté un programa, un plan de trabajo, como lo están haciendo ahora mis compañeros y compañeras —que aspiran a presidir la corte suprema—, y cumplimos todo lo que ofrecimos”.
¿Qué ofreció Zaldívar hace cuatro años? “Combatir la corrupción, ordenar el nepotismo, combatir y prevenir el acoso sexual y la violencia de género, avanzar hacia la paridad y la igualdad sustantiva de género —que ahí avanzamos muchísimo—, consolidar una defensoría pública para defender a los más pobres, a los más necesitados. Al día de hoy hemos sacado más de 45 mil personas de prisión, inocentes, gente pobre; consolidamos una nueva escuela judicial con un nuevo perfil de carrera, lanzamos la justicia digital, consolidamos la nueva justicia laboral, cambiamos la forma de comunicar de la corte y del poder judicial”.
Me parece que, objetivamente hablando, son logros verificables del ministro Zaldívar y de sus compañeros y compañeras en la corte:
- Ana Margarita Ríos Farjat
- Yasmín Esquivel Mossa
- Javier Laynez Potisek
- Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena
- Loretta Ortiz Ahlf
- Juan Luis González Alcántara Carrancá
- Alberto Pérez Dayán
- José Mario Pardo Rebolledo
- Norma Lucía Piña Hernández
- Luis María Aguilar Morales
No mencionarles me parecería injusto. Admito que quizá tendría qu considerar en ese grupo a quienes este sexenio dejaron la corte, a saber: Margarita Beatriz Luna Ramos, Eduardo Medina Mora, José Ramón Cossío Díaz y Fernando Franco González Salas.
El hecho es que, con la colaboración de ellos y ellas, en el período de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea al frente de la corte suprema se logró una transformación bastante apreciable del poder judicial. Es un periodo que coincide con los cuatro años de Andrés Manuel López Obrador como titular del poder ejecutivo.
Arturo Zaldívar en Milenio habló bastante de su relación con Andrés Manuel. Conmigo también lo hizo, y además nos metimos a comentar las relaciones del ministro con Felipe Calderón y Genaro García Luna. Dejo a Calderón y a su capo de cabecera para mañana: dividiré la entrevista en algunos capítulos.
Hoy citaré lo que dijo Zaldívar Lelo de Larrea acerca de lo que viene para la corte con un nuevo presidente o presidenta.
Pregunta: ¿Confías en que será positiva la relación con AMLO de tu sucesor o sucesora?
Respuesta: “Yo espero que quien sea mi sucesor o sucesora aporte o tome las medidas y la actitud necesaria para poder seguir generando un diálogo institucional respetuoso”.
Pregunta: Te pregunto porque en más de un sentido, y siendo objetivos —aclaro que yo le tengo un profundo aprecio y respeto al presidente López Obrador por muchas cosas—, pero objetivamente hablando el país está dividido a favor y en contra de Andrés Manuel. Solo hay dos partidos en México: el de López Obrador y el contrario a López Obrador. Así lo veo yo. ¿Se refleja esto en la corte suprema? Porque se habla de dos grupos de ministros y ministras: obradoristas y prianistas.
Respuesta: “Todo el mundo te va a decir que no (hay tal división en la corte), pero sí. Claramente sí se refleja que la polarización del país pues también genera distintas posiciones en la corte que podrían ser leídas en esa lógica. Yo lo que creo…, que más que una cuestión de estar a favor o en contra, tenemos visiones distintas del derecho y de la Constitución y eso nos hace votar. Yo he votado igual en todos los sexenios anteriores. No sé si esto pudieran decirlo de todos y todas, pero yo he votado igual. Más que estar en contra o a favor de la postura del presidente o del gobierno son visiones que a veces son más acordes a determinada posición ideológica de un gobierno y de otro. Y esto sucede en todos los tribunales del mundo. Cuando se dice que un juez o un ministro debe juzgar sin ideología, pues querría decir que debe juzgar sin pensar. Todos tenemos una ideología, aunque no le llamemos ideología en sentido duro. Todos tenemos una visión, una cosmovisión.
Pregunta: ¿Es como aquello de que el apasionamiento afecta inclusive al científico?
Respuesta: “Claro. Pero incluso sin apasionamiento. Todos tenemos una visión de las cosas que deriva de nuestra capacidad intelectual, de nuestro estudio, de nuestras vivencias, de lo que hemos sufrido o hemos disfrutado; de lo que nos ha pasado en la vida; de lo que le ha pasado a nuestra familia. Si todos viéramos igual el mundo, ni siquiera habría tribunales. Y los tribunales constitucionales no serían colegiados. Somos colegiados porque hay distintas maneras de ver y de lo que se trata al final es de un debate, de dar argumentos, de tratar de convencer y al final hay votación y la mayoría decide como en cualquier órgano colegiado, pero sí hay que decirlo: esta neutralidad también es una posición ideológica”.
Pregunta: ¿Es posible ser neutral?
Respuesta: “Decir ‘yo soy neutral’ es decir ‘yo soy conservador. Yo tengo una posición ideológica conservadora’. Porque la neutralidad y la objetividad absoluta no existen. Todos tenemos una visión”.
(Paréntesis: Ayer, día en que entrevisté a Arturo Zaldívar, el ministro Javier Laynez Potisek dijo en El Universal que él es neutral. No sé si Zaldívar pensaba en Laynez cuando sostuvo que la pretendida neutralidad en realidad es conservadurismo. Valdría la pena que ellos, hombres inteligentes y preparados, lo debatieran en algún rato libre porque el tema es interesante).
Pregunta: ¿La ideología distorsiona la percepción?
Respuesta: “¿Cuál es mi exigencia como juez constitucional? Que mi argumento sostenga mi posición y que yo llegue a la conclusión después de razonar. No que yo ponga primero la conclusión y luego acomode el argumento. No sé si me estoy explicando. Pero obviamente cambia el cómo razona uno dependiendo de quién sea. Un mismo partido de futbol, por poner una cosa simple. El mismo partido todos lo vemos distinto, aunque el VAR lo repita cien veces: que si salió la pelota o no salió la pelota de Japón…”.
Pregunta: ¿Es como aquello del periodismo cuando se dice que hay editores y editoras que diseñan la cabeza y luego le piden al reportero o a la reportera que vayan y construyan la nota”
Respuesta: “Es la verdad. Es decir, uno tiene que hacer un gran esfuerzo por tratar de ser lo más objetivo que puede y por argumentar sólidamente, pero pensar que nosotros juzgamos en un laboratorio químicamente puro no es verdad. Somos seres humanos. Tenemos filias, fobias, pasiones, creencias”.
Pregunta: “Obviamente sin dar nombres —que no los darías aunque te lo suplicara de rodillas—, ¿tú crees que haya entre tus compañeros y compañeras quien haya analizado un caso poniendo la ideología excesivamente por delante? Porque el derecho da para muchas interpretaciones, pero también hay una objetividad.
Respuesta: “El derecho da muchas interpretaciones y el derecho tampoco es puro. Aun las normas más neutrales a veces son discriminadoras, por ejemplo con las mujeres. La norma es completamente neutral: al desconocer la realidad discrimina a la mujer. Yo creo que es muy difícil que nos despojemos de lo que somos y la forma en cómo vemos el mundo. Creo que eso nadie se lo puede exigir porque todos vemos la Constitución, la leemos. ¿Qué se nos puede exigir? Primero: que seamos consistentes. Que no cambiemos de voto dependiendo de qué asunto se trate; que seamos consistentes; que seamos congruentes con nuestra argumentación también, y que tengamos una argumentación suficientemente sólida. Es decir, que un voto nuestro pueda ser discutible pero nunca nos puedan decir que es arbitrario. Yo esperaría eso”.
Pregunta: Es decir, ¿que discutible no es sinónimo de absurdo?
Respuesta: “Es que todo es opinable y discutible en los asuntos constitucionales, en los asuntos difíciles, incluso hay mucha doctrina sobre eso. Los asuntos difíciles siempre son opinables. ¿Qué se me exige como juez? Dar una argumentación sólida, que pueda defender esa interpretación en cualquier escenario y ante cualquiera. Y al final puedo convencer o no, pero mi razonamiento tiene un sentido”.
Pregunta: “Pregunto todo esto porque desde el día uno del sexenio yo he visto a la comentocracia, particularmente a un escritor que respeto y con quien normalmente no estoy de acuerdo, Héctor Aguilar Camín, insistir en que la corte tiene que necesariamente rechazar los proyectos de la 4T. Él no pide que la corte sea un contrapeso del presidente López Obrador, sino simple y sencillamente que lo que a él no le gusta, y a otros comentaristas tampoco, la corte lo deseche. Ahora lo estamos viendo: el famoso plan B de la ley electoral. ¿No es demasiado para la Suprema Corte de Justicia de la Nación?
Respuesta: “La Corte ha resuelto muchísimos temas y leyes de esta administración y en la mayoría de los casos las ha invalidado. Las ha declarado inconstitucional. Lo que no pasaba en otras administraciones, en la mayoría de los casos. Y esto como que se les olvida o no lo registran. Después se ha querido atribuir que el presidente de la corte tiene en su cajón los proyectos; a pesar de que llevo tres años demostrando que esto es falso, lo siguen repitiendo. Y tan era falso, que hace dos semanas la ministra Ríos Farjat bajó el proyecto del decreto sobre las fuerzas armadas y una semana después lo estábamos resolviendo. Es decir, yo no puedo como presidente de la corte listar asuntos para los que no haya proyecto. Cuando ha habido proyectos se han listado y se han resuelto.
Pregunta: “Margarita hizo el proyecto y se listó, ¿así de fácil?
Respuesta: “Hizo el proyecto, lo bajó, lo puso a disposición de la presidencia y se listó y se resolvió. Quienes no han hecho proyecto, pues no es responsabilidad del presidente de la corte. Yo he cuidado mucho, he asumido el costo y no he llevado el reflector hacia ellos y curiosamente estos opositores nunca se refieren a los ministros que no han hecho los proyectos, siempre se refieren al presidente de la corte porque lo que les interesa es golpear.
Pregunta: ¿Cuál es el balance con relación a los proyectos que interesan a la 4T?
Respuesta: “Si nosotros hacemos un balance, la verdad es que el balance es desfavorable al gobierno, y eso nadie lo dice. Y eso quiere decir que la corte está resolviendo con independencia. Nos podrá gustar o no. En algunos casos yo he quedado en minoría. Tengo todo el derecho de votar en mayoría como en minoría. Los y las 11 tenemos el mismo derecho para votar. Estas críticas que al principio pudieron haberse pensado...
Pregunta: ¿Recuerdas que en los medios inclusive se hacían listas de asuntos pendientes en la corte?
Respuesta: “Eso es totalmente absurdo. La cantidad de asuntos que hemos resuelto, todos los que se han listado y la mayoría de los casos, la verdad, en contra del gobierno y eso no lo dicen. Hoy sí me parece, que desde hace dos años para acá, ya es una crítica de mala fe. Mienten sabiendo que mienten, tratando de denostar al poder judicial, a la corte y al presidente de la corte, porque no permitimos que nos usaran como un instrumento de oposición a un gobierno”.