Contrario a que el cambio de primer ministro en Canadá favoreciera la relación con los Estados Unidos, tras lo fracturada que culminó con Justin Trudeau, todo apunta a que el distanciamiento y las fricciones continuarán en aumento.

Primero fueron las amenazas del presidente Donald Trump respecto a que Canadá se convertiría en el estado 51 de Estados Unidos. Luego, el anuncio de que impondría aranceles a los productos canadienses. Posteriormente la noticia de que una canadiense estuvo detenida durante dos semanas en territorio estadounidense y sometida a “tratos inhumanos” por el ICE (el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de EE.UU.), y más recientemente, el anuncio ya oficial del incremento de aranceles.

Una estable alianza de más de 8 décadas, se ha visto deteriorada por estos sucesos provocando un gran movimiento de ciudadanos que abogan por “boicotear” a EE.UU. Y una de las maneras que han encontrado para hacerlo es dejando de viajar al país vecino del sur.

La oficina nacional de estadísticas de Canadá registró una caída del 23% en los viajes en auto de residentes de Canadá hacia Estados Unidos, comparando febrero de 2025 con el mismo mes del año anterior. Además, los viajes en avión cayeron en 13%.

En 2024, la Oficina de Viajes y Turismo de EE.UU. registró 20,2 millones de visitas de residentes de Canadá. Y aunque es muy pronto para saber qué tanto disminuirá esa cifra como resultado del actual sentimiento antiestadounidense, los expertos anticipan un impacto económico significativo.

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La U.S. Travel Association, la organización que representa a la industria turística en EE.UU., advierte que una reducción del 10% de los viajeros canadienses supondría más de $2,000 millones de dólares que se dejarían de gastar al año en EE.UU., además de un saldo de 14,000 trabajos perdidos.

A la intención de boicot dejando de vacacionar en la Unión Americana, se ha sumado el caso de la actriz canadiense Jasmine Mooney, quien relató que fue detenida y “encadenada” por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas durante 12 días. Su testimonio ha hecho que muchos canadienses tengan miedo de viajar.

Además, una orden de Trump que afecta directamente a los viajeros canadienses también ha provocado rechazo. Como parte de sus planes para “proteger al pueblo estadounidense contra la invasión”, el gobierno de EE.UU. comenzó a exigir a los viajeros canadienses que ingresan por tierra al país que se presenten ante las autoridades una vez completen 30 días en el país.

Antes, los canadienses podían entrar sin ser registrados y quedarse hasta 6 meses sin tener una visa.

Ahora, el propio gobierno de Canadá indica en su más reciente advertencia a los viajeros que “no cumplir con el requisito de registro podría resultar en sanciones, multas y enjuiciamiento por delito menor”.

Cabe recordar que el principal motivo de enojo de los ciudadanos canadienses es la intención de Donald Trump de convertir a su país en el estado 51 de Estados Unidos, tema al que se refirió por primera vez en diciembre de 2024.

Lo que inicialmente parecía un chiste se transformó en una amenaza seria cuando afirmó que planeaba usar su “fuerza económica” para anexionar a Canadá, un mensaje que por supuesto provocó el rechazo de los canadienses. Días después, llegó el anuncio de los aranceles.

Recientemente, el nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, subió el tono de la conversación y dijo que la histórica relación de su país con Estados Unidos basada en la cooperación económica y militar, “se acabó”.

Sin duda, el primer desafío del nuevo jefe de gobierno canadiense es la imposición de aranceles del 25% cortesía de Trump al acero y aluminio canadienses, lo que ha llevado a Canadá a tomar represalias. Carney ha priorizado la guerra comercial con EE. UU., si bien está abierto a negociar con Trump, insiste en el respeto a la soberanía canadiense mediante un enfoque comercial mucho más integral. Ha descrito a Estados Unidos como el antiguo aliado más cercano de Canadá, pero ahora un país en el que ya no puede confiar. Asimismo, se comprometió a mantener los aranceles de represalia sobre artículos como metales, computadoras, artículos deportivos y otros productos hasta que Estados Unidos muestre respeto hacia Canadá.

“El nuevo gobierno de Canadá está cambiando nuestra forma de trabajar para que podamos ofrecer mejores resultados más rápido a todos los canadienses”, ha dicho Mark Carney, quien ha intentado mostrarse como un mandatario listo para empezar a actuar en medio de la creciente guerra comercial de su país con Estados Unidos iniciada por Trump.

Algunas de las frases que ha pronunciado en todo este contexto son:

“La negatividad no ganará una guerra comercial”. “Una de las prioridades del nuevo gobierno será la protección de los trabajadores ante las ‘acciones comerciales extranjeras injustificadas’”. “La negatividad no pagará el alquiler o la hipoteca. La negatividad no bajará el precio de los comestibles. La negatividad no ganará una guerra comercial”. “Nunca, de ninguna manera, seremos parte de Estados Unidos”.

Definitivamente, Canadá tiene un estilo diferente de enfrentar los conflictos, y será interesante observar el curso que tomarán las conversaciones entre Trump y Carney, mientras el pueblo canadiense se siente dolido y enfadado, y ya ha comenzado a reemplazar los productos estadounidenses que usualmente compraban por productos canadienses, como muestran cientos de publicaciones en redes sociales con la etiqueta #BuyCanadian (compra canadiense).

*con información de medios

X: @salvadorcosio1