En 2017 un día antes de las elecciones para gobernador del Estado de México aparecieron en las puertas de algunos colegios electorales de Morena bolsas que contenían trozos de cabeza de cerdo, en los municipios de Cuautitlán Izcalli, Tlanepantla, Tecámac, Ixtapaluca y Valle de Chalco. En algunas, dejaron enteras las cabezas, estaban pintadas de rojo, en cuyas bocas aparecía la lista con los nombres de los representantes de casilla. En otros domicilios colocaron coronas funerarias.
Alfredo del Mazo, actual gobernador ganó las elecciones pasadas por una diferencia de 169 mil 160 votos, equivalente al 2.78 por ciento de la votación según el Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México.
El Estado de México representa mucho para el Partido Revolucionario Institucional y más ahora que lo han perdido casi todo y que están desesperados por recuperar, de alguna manera oscura, lo que creían propio.
Según las últimas encuestas Delfina le lleva 10 puntos de ventaja a Alejandra. Diez no son muchos, tal vez…
Del Moral debe saber que ha perdido, anda cabizbaja, ese entusiasmo y esa leyenda que la caracterizaba de “valiente” se ha ido difuminando, disolviendo. Las grandes “figuras” corruptas como Arturo Montiel, Alfredo Del Mazo, Eruviel Ávila y desde España su “mentor” Enrique Peña Nieto, estos cuestionables personajes lejos de ayudarla la han hundido; ellos representan de manera transparente, exacta, de lo que es y ha sido la corrupción en el Estado de México: el enriquecimiento ilícito amparado por la impunidad. Después de saquear entran y salen como si estuviesen en su casa, usando como es su costumbre, para salir y entrar del país sin inconveniente, el Aeropuerto Internacional de Toluca.
El nombre de Alejandra del Moral salió a relucir junto con el del actual gobernador Alfredo del Mazo, en una compleja red de corrupción. Por el desvío de más de cinco mil millones de pesos a través de empresas fachada.
Los contratos más elevados se hicieron cuando Alejandra del Moral era titular de la Secretaría de Desarrollo Social del Estado de México. Todo a través de empresas fantasma, ubicadas en Coatzacoalcos, Nuevo León y diferentes estados. Maestros en la creación de empresas difíciles de localizar con nombres rimbombantes; para desviar los millones sin problema y luego ser depositados en paraísos fiscales o en cuentas de funcionarios públicos o familiares.
El PRI ha menospreciado al electorado mexiquense; ahora para la mala fortuna de Alejandra los habitantes de la entidad que pretende gobernar son personas más informadas, y por ende mucho menos manipulables. Han vivido en carne propia las consecuencias de volver a votar por el PRI que durante tantos años han prometido lo mismo y poco o nada han cumplido.
Nueve décadas de saqueo, de desvíos, noventa años de gobernar como se les dio la gana al Estado de México; territorio que han manejado a su antojo sintiéndose dueños de cada centímetro cuadrado. Nido del Grupo Atlacomulco, guarida de la cual han surgido personajes muy cuestionados. El famoso grupo inicio con Isidro Fabela, nacido en ese municipio. Le siguió Alfredo del Mazo Vélez. El grupo alcanzó la cima cuando llegó al gobierno el profesor Carlos Hank González, dueño de aquella cínica e inolvidable frase: “un político pobre es un pobre político”. Hank quiso ser candidato a la presidencia de la República pero no pudo porque su padre no era mexicano.
Luego llegó a gobernar Alfredo del Mazo González, hijo de Alfredo del Mazo Vélez. El territorio mexiquense fue heredado como terreno entre cuates y parientes, padrinos y sobrinos. El padre de Peña Nieto era pariente de Alfredo del Mazo González. En alguna rama del árbol genealógico también pende Arturo Montiel de quien se dice posee un castillo en Francia.
El entusiasmo de Alejandra ha bajado, irónico pero su “moral” la trae por los suelos. Ha perdido la seguridad, la realidad la ha engullido.
Alejandra del Moral cerrará su campaña en privado. No pudo sacudirse la mala fama del partido que representa, no pudo por más que lo intentó. Sabe o siente que ya perdió, no quiere dar la cara, esa sonrisa desapareció, a menos que recurran en estas elecciones a la argucia de las cabezas sangrientas de cerdo.
Ya veremos…