Sigo sin entender cuál es la urgencia por seguir atizando el fuego amigo dentro de Morena, especialmente con ese tipo de maquinaciones como lo es el Martes del Jaguar. No tiene sentido porque -el partido que llevó al presidente a Palacio Nacional- no tiene asegurado el triunfo electoral en 2024, es más, ni siquiera es favorito en el Estado de México y Coahuila.

De hecho, en ambas entidades el proceso se ha tornado sumamente parejo, eso sí, si la coalición es capaz de llegar a un acuerdo para competir en bloque -de lo contrario- están condenados a la derrota en cualquier escenario, y cualquiera que sea su candidato. Entonces, sí el Bloque de Contención quiere medirse, se trata de unificar todas las estructuras para armar una sola propuesta -fuerte y vigorosa- capaz de disputar al tú por tú con Morena.

A cómo vamos hasta ahora, podemos ir anticipando que, esa situación, tiene una probabilidad alta de concretarse porque -desde el seno de Morena- los grupos radicales están acelerando el rompimiento; esa división, por lógica, traerá un efecto negativo hacia adentro al poner en práctica la segregación y exclusión por el simple hecho de evidenciar el favoritismo, además de avalar la guerra sucia que no es una casualidad ni la expresión de un esquema plural, sino la manifestación soez de sacudirse a todo aquel que levante para participar en el proceso interno.

Lo dijimos ayer: los grupos radicales de Morena no quieren competencia interna; quieren la elección para ellos y ya tienen un prospecto en la jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Es obvio. Por ello utilizan distintos mecanismos de golpeteo como el Martes del Jaguar que, por cierto, tendrá que frenar la hostilidad debido a que la demanda de amparo se admitió y el juez de distrito concedió este 7 de noviembre la suspensión provisional que, de acuerdo con tesis de jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, procede, para que los responsables, la gobernadora y demás autoridades, se abstengan de continuar realizando publicaciones, así como que eliminen de internet y de las redes sociales estas publicaciones que a todas luces son falsas, carentes de veracidad, objetividad e imparcialidad, además de que con su utilización las autoridades actúan con ilegalidad, rebasando sus facultades.

Estaban subestimando mucho a los presidenciales de Morena al tratar de empujarlos para que salgan por la puerta de atrás. El clima adverso que puede provocar eso, sería, un estallido interno y una división inminente de las estructuras que están conscientes de lo que pasa y sucede en ese afán de allanar el camino para tener el control del partido.

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Sí están decididos a eso tendrán que responder por el fracaso de Morena, porque el costo político de la división será muy alto. No creo que ninguno de los presidenciables acepte el dedazo o la imposición, ni mucho menos la simulación de una encuesta que está comprobado no sirve, ya que tiene todo menos el ser democrática.

Ya en el ocaso de su sexenio y con el desgaste que esto produce, sumado a la división de Morena sino privilegian la unidad, el lopezobradorismo es candidato a entregar la presidencia de la República. De hecho, hay encuestas que ya circulan con los propios presidenciables de Morena, pero bajo otro vehículo de participación. No me extrañó porque, en el plano político-social, representan gran poder de convocatoria -pero a su vez llegarán con la inercia que provocará la polarización- sí Morena no es capaz de procurar la prudencia ni mucho menos la cordura por refutar el favoritismo.

Menospreciar de esa forma a los presidenciables y además atacarlos, es la peor estrategia cuando, en lo político, falta muchísimo tiempo para encarar el desarrollo interno, lo que daría lugar, primero, a un desgaste de quienes apuestan el todo por el todo al esforzarse al máximo, sobre todo sí la intención es defenestrar a los aspirantes legítimos porque el mejor antídoto es la resistencia.

Lo quiso hacer Layda Sansores ante un peso pesado de la política que tiene larga experiencia y bagaje como lo es Ricardo Monreal, que no se quedó con los brazos cruzados y actuó al optar por ir a la vía de la autoridad persecutora de delitos y la jurisdiccional, que tuvo -por propósito- evidenciar las burdas e ilegales maniobras de ataques sistemáticos, con motivaciones políticas, emprendidas contra él.

Finalmente, no hay punto de comparación: un animal político como Ricardo Monreal, comparado con la andanada burda de Layda Sansores, era como pelear en el cuadrilátero con un peso mini mosca. Se impuso la sagacidad, pues fue un error minimizar y subestimar al coordinador de los Senadores de Morena ya que él no se iba a quedar con los brazos cruzados, especialmente ante un esquema pernicioso como lo es el Martes del Jaguar que, en vez de informar cosas culturales y educativas, se convirtió en el órgano de golpeteo que pierde el tiempo al tratar de acechar con mecanismos burdos.

Gana la justicia, pierde la maquinación que, sí no la frenan a tiempo, no exagero, los llevara a perder la Ciudad de México y de paso la presidencia de la República cuando los grupos radicales aceleren el rompimiento con tal de imponer a su “corcholata” preferida.

Lo dijimos hace poco: Mario Delgado está obligado a poner fin a la guerra sucia, a menos de que exista un silencio cómplice que sería una decepción. No se diga si desde el gobierno también respaldan posturas como la de Layda porque, eso sí, sería un desencanto y una desilusión para los que apostamos en 2018 por un cambio.

Lamentable la actuación de Layda Sansores ayer por la noche. Cada vez se le nota más su irritación por el apellido Monreal, con un dolo peyorativo que está sobrepasando los límites del respeto. En Campeche, hay ausencia de una gobernadora que, de tiempo completo, está dedicada a la guerra sucia. Qué desilusión para la población de aquella entidad con una jefa del despacho estatal entregada al espectáculo mediático pobre, muy pobre.