Cuando un bebé fallece al poco tiempo de nacer, la herida en los padres y familiares resulta devastadora. Nada es tan duro como perder a un hijo que fue esperado por meses, para el que pudieron pensarse tantos planes y sueños que se quedan desiertos ante la pérdida.

Sin embargo, para los padres de Tadeo, la pesadilla comenzaría con ese momento pues el pequeño que introdujeron ya fallecido al penal de San Miguel, Puebla después de ser indebidamente exhumado de un Panteón de Iztapalapa los liga con grupos que nunca pidieron conocer.

La herida y el daño generado por la transgresión en contra del cuerpo de Tadeo, su memoria y su integridad sobrepasa por mucho los límites del horror. Una transgresión en la que hay responsabilidad por acción y por omisión de tantas personas que el hoyo negro no alcanza a iluminarse ni un poco: aquellos que exhumaron a Tadeo y las autoridades del panteón que lo permitieron y notificaron a los traficantes; aquellos que permitieron el ingreso de Tadeo y lo callaron; aquellos internos que utilizaron el cuerpo del pequeño y lo desecharon a la basura; aquellos directivos del penal que siguen en silencio ante una de las tragedias más duras de las que se ha tenido conocimiento reciente en Puebla; aquellas autoridades a nivel fiscalía y gobierno de Puebla que no han exigido la renuncia del director del penal de San Miguel; aquellas comisiones de derechos humanos de Puebla y nacional que se han peloteado el caso sin resolverlo y sin reconocer las negligencias en toda la cadena de mando dentro del penal; aquellas autoridades cruzadas de brazos que han tenido que actuar a regañadientes gracias a la presión de activistas, organizaciones y periodistas.

Detrás de la historia de Tadeo hay corrupción, impunidad, mezquindad, abandono y la intención del gobernador Miguel Barbosa por mantener la ceguera ante la gravedad de lo que sucede en las cárceles de su Estado: sobrepoblación, tráfico de drogas, mujeres, infantes y cadáveres. Tal vez, dentro de lo más bajo de este caso, se puedan recordar las palabras indignadas de un gobernador molesto porque mujeres activistas han exigido verdad y justicia, a las que llamó “protagonistas” y casi sin querer, amenazó diciéndoles “que se cuidaran” .

Ojalá para el gobernador la tragedia de Tadeo fuera tan indignante como lo es nuestra indignación.

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Los hechos que conocemos:

El pequeño Tadeo nació el 4 de octubre y murió el 5 de enero por problemas intestinales, la cirugía fue hecha en vida y sus órganos estaban intactos según los padres. Eso podría desacreditar la línea de investigación del tráfico de bebés para ingresar droga al penal.

La cirugía que dejó una herida de 7 centímetros en el abdomen del pequeño Tadeo aún no tiene dictamen del Semefo y de la Fiscalía de Puebla. Su cuerpo ya fue entregado a los padres originarios de la Ciudad de México. Fue Saskia Niño de Rivera, desde Reinserta, la que acompañó a la familia y avanzó en la investigación.

A pesar de que probablemente el pequeño Tadeo pudo haber sido víctima de una red de tráfico de drogas, una red de tráfico de bebés en sus modalidades de explotación sexual o tráfico de órganos, ni la CNDH ni la Fiscalía General de la República encabezada por Gertz Manero han atraído el caso, a pesar de que la gravedad por posibles delitos contra la salud y trata pudiere corresponderle.

El pequeño Tadeo fue exhumado ilegalmente del panteón San Nicolás Tolentino, estuvo internado en el Hospital Pediátrico de Iztacalco. Murió por una hemorragia aguda pulmonar, coagulación intravascular diseminada y choque séptico. Fue enterrado con el brazalete del hospital donde podían leerse sus apellidos.

Los papás tuvieron el presentimiento de que el bebé hallado podía ser su hijo por la herida del vientre y al acudir al panteón, recibieron amenazas y confirmaron que el pequeño Tadeo ya no estaba ahí. El primer punto de complicidad se encuentra entre los veladores de ese panteón que permitieron la exhumación (y posibles actos de corrupción para permitirlo ).

 La exhumación del cuerpo ocurrió entre el 6 y el 10 de enero, día en el que fue encontrado por un interno el cadáver en el basurero del Centro de Reinserción Social, dentro de una bolsa negra, con cal y con papeles. El identificador decía “Ayala Peralta”.

La cárcel donde encontraron a Tadeo está acéfala; el último director, Jorge Gómez Torres, está preso desde 2021 por la fuga de “El Pirulí”. Sin embargo, en la cadena de mando había un responsible y prácticamente, ese penal “se gobierna solo”: bandas y lo que queda de autoridad coexisten como administradores. Hay prostitución, tráfico de mujeres, redes de explotación sobre las propias internas de ese penal mixto, peleas de perros, salas para extorsionar y acceder a celulares. Una playa del crimen.

Doble sepultura

Sin Saskia Niño de Rivera no habríamos logrado conocer y visibilizar esta historia, la magnitud de su gravedad y tal vez, la familia de Tadeo habría vivido un camino todavía más obstaculizado para recuperar el cuerpo de su pequeño, que tendrá ahora una doble sepultura.

Se cree en la religión católica que los bebés, cuando mueren, son “angelitos” y es por ello que no se les crema. La atrocidad de lo que sucedió al pequeño Tadeo obliga a gritar muy alto que los derechos post-mortem existen y abarcan a la persona fallecida y a sus familiares. Entre tanta confusión del gobernador ni siquiera ha podido brindar garantías de no repetición, disculpas públicas a la familia, apoyo funerario ni el mínimo pésame.

La doble sepultura de Tadeo será también el reclamo de dignidad para los bebés fallecidos, el recordatorio de la bajeza humana criminal y el icono de la impunidad hasta después de la muerte: en México, ni siquiera fallecer es garantía de paz.

Las dudas más dolorosas

Si es que la herida abdominal del pequeño Tadeo estaba intacta, con la misma sutura que colocaron en la última cirugía dentro del hospital, ¿para qué exhumaron al pequeño Tadeo? ¿Para qué lo trasladaron al penal? ¿Pudieron haber insertado drogas por su boca? ¿Cuántos bebés han seguido la suerte de Tadeo?

Además de los fines más obvios en un país en el que el crimen organizado y el narcotráfico prevalecen como las actividades delictivas más comunes, Saskia Niño de Rivera advirtió en un inicio que el penal de San Miguel también alberga a una larga lista de pedófilos y criminales que han abusado de niñas y niños.

Ahí la preocupación del corrupto sistema de administración de ese penal, en el que entran niños y no salen sin que alguien pueda responder. ¿Es posible que el pequeño Tadeo fuese víctima de algún acto de necrofilia? ¿Por qué el misterio y el silencio del penal de San Miguel es tolerado por el gobernador?

Al menos en algo no mintió: Mucha inmundicia sería revelada en este caso. Comenzando por la propia.