La situación apenas comenzó, y se avizoran tiempos oscuros para la administración Sheinbaum; los centros de reclutamiento y exterminio de grupos del crimen organizado con la connivencia de autoridades de todos niveles, colocan al país en una situación insostenible, dónde tienen que caen peces muy gordos, (y no, al ciudadano mexicano le importa un pepino qué se extraditen o cualquier eufemismo qué se quiera utilizar a capos de cualquier signo), me refiero a políticos de altos, muy altos vuelos, ni 70 “operaciones enjambre”, bastarían para proyectar una imagen de justicia para el horror y la pesadilla en la que se convirtió México desde el fatídico 2006 y que no ha hecho sino crecer exponencialmente en todos los gobiernos federales a partir de entonces.
No se de que se trate la información que tenga el matrimonio Calderón Zavala, pero debe ser muy delicada, ya que en una entrevista a la señora Zavala Gómez del Campo, respecto a una posible investigación a su marido respecto a su evidente sociedad con el crimen organizado, respondió, cínica ella, con un lacónico: “nosotros tenemos cómo defendernos”; ¿qué información tan delicada es la que tienen en su poder, para que ni el gobierno gringo ni el mexicano los molesten a pesar de lo evidente?, porque es absurdo que prácticamente todo el gabinete de seguridad pública del sexenio de Felipe Calderón está preso, en cárceles tanto mexicanas cómo norteamericanas mientras ellos posan sonrientes para revistas del corazón.
Cuando menos el grotesco exgobernador Alfaro tendría que estar siendo ya procesado ante el infierno que fue Jalisco durante toda su gubernatura, pero no, el señor y su esposa pasean cual monarcas por Europa, riéndose del dolor de los campos de exterminio. La presidenta Claudia Sheinbaum sabe, intuye la que se le viene, por eso sus recientes bailes con evidente nerviosismo con niños oaxaqueños, intentando enviar una imagen de que no pasa nada, cuándo es que pasa ¡todo!
O bien la presidenta da un muy fuerte e inédito golpe sobre la mesa, o (no exagero) esto es el principio del fin de su sexenio; tiene Claudia Sheinbaum la oportunidad de acabar con ese pacto en las élites gubernamentales, caiga quien caiga, y cuán más encumbrado(s) estos sean, mejor, todo esto aparejado a su (hasta el momento) exitosa estrategia de seguridad pública, pero que (repito) ante los inconmensurables hechos develados en Jalisco y Tamaulipas, y que seguro distan de ser los únicos, los logros de su estrategia se diluirán cómo un terrón de azúcar arrojado al océano; ya vemos a miles de mexicanos movilizándose y eso irá creciendo, y no, ahí si ni todas las pensiones, programas sociales, ni todas las “mañaneras del pueblo” o concentraciones masivas del mundo, le darán viabilidad a este gobierno que aún es muy joven. Veremos pues, de que está hecha la primer presidenta en la historia de México en esta tan desagradable encrucijada, que forzosamente nos lleva a preguntarnos “¿en que maldito país es que vivimos?
