Castigar a todo el pueblo michoacano porque su gobernador Silvano Aureoles, no era de su partido, no gozaba de su simpatías y no le dio la gana recibirlo para escuchar lo que tenía que decirle cuando en su desesperación se plantó -sin éxito de ser atendido- a las afueras de Palacio Nacional, fue, por decir lo menos, un acto de vileza por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien apenas culminó el periodo gubernamental del mandatario perredista, se placeó por territorio michoacano haciendo toda clase de promesas y compromisos al puro estilo de campaña que tan bien domina, y prometió regresar una y otra vez, al fin que “ya no voy a tener nada que me impida venir libremente a Michoacán”, subrayó el Jefe del Ejecutivo Nacional.
AMLO no ocultó su alegria de que sea un militante de extracción del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) el que gobierne al pueblo purépecha, y manifestó su apoyo incondicional para el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, de hecho, le dejó muy en claro a la gente “por eso estamos aquí, para decirle al pueblo michoacano que el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla cuenta con todo el apoyo del gobierno federal”.
“Vamos a trabajar juntos. Él va a representar, como fue la voluntad del pueblo, a los michoacanos, pero también va a ser mi representante en Michoacán, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, él me va a representar y va a coordinar todas las acciones del gobierno federal en Michoacán. Todo nuestro apoyo para que todas las acciones del gobierno federal, todos los programas que se apliquen en los 113 municipios de Michoacán estén supervisados, coordinados por el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla”.
El 23 de junio de este año, luego de las elecciones celebradas el domingo 6 de ese mismo mes, el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, dijo en entrevista con Ciro Gómez Leyva en Grupo Fórmula, que la elección en su estado debía anularse, pues Morena, cuyo candidato ganó la gubernatura, es un “narcopartido”.
Aureoles afirmó que “Alfredo Ramírez Bedolla representará otra vez al crimen organizado en el gobierno de Michoacán, porque ellos lo pusieron”.
Según el entonces gobernador, Morena obtuvo el triunfo electoral en todas las entidades del corredor Pacífico por sus nexos con el crimen organizado. Además, indicó que el partido ganó en 13 alcaldías de ese estado en las que supuestamente operan algunos grupos violentos. El mandatario aseguró que el exgobernador Leonel Godoy y Jesús Reyna operaron la elección en el estado.
“Se los digo de frente, porque yo no le tengo miedo a estos bandidos. Jesús Reyna le anda pagando el favor a Morena y al presidente, porque siente que es el que lo sacó de la cárcel porque estaba preso por sus vínculos con ‘La Tuta’”, dijo.
“¿Qué pensará el presidente de la república después de tanto que luchamos por la democracia, las libertades, por transformar este país, y que ahora su partido sea aliado del crimen organizado? Porque en los hechos Morena es un narcopartido y una verdadera amenaza para el país”.
Aureoles aseguró contar con todas las pruebas de sus dichos y pidió a López Obrador recibirlo para mostrárselas pero fue rechazado de todas las formas.
Una semana después, el 29 de junio, Silvano Aureoles se cansó de esperar que el presidente le abriera un espacio en su agenda y le hizo un plantón a las afueras de Palacio Nacional, pero después de más de cuatro horas nadie salió a recibirlo y se retiró con todos sus folders en mano.
“Tengo profunda preocupación porque en Michoacán regresen los narcogobiernos que tanto daño le generaron al estado”, dijo a medios de comunicación, y añadió que “voy a explorar todas las vías posibles, entre ellas seguiré buscando que el presidente me reciba. México está en riesgo más allá de una elección”.
La tarde del lunes 20 de septiembre, Aureoles Conejo presentó una denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) contra el presidente Andrés Manuel López Obrador por la violación a las garantías cometida en prejuicio de los ciudadanos del estado el pasado 6 de junio.
En el documento, dijo, se hace constar la “discriminación” del mandatario federal al no querer reunirse con él durante los últimos tres años. “Insisto en que esta es una cruzada por la defensa de la libertad ciudadana y por la seguridad nacional, no es un tema personal”, reiteró.
El exmandatario estatal indicó que se violó su derecho de audiencia con López Obrador para tratar temas básicos como los ataques armados en Aguililla o Coalcomán, “ese tema yo se los dije a los Generales hace más de un año, que se iba a agudizar y que era importante tratarlo”.
Y agregó: “Como esas cosas sólo las decide el presidente, de ahí la importancia de hablar con él para ver qué tratamiento se le da; tenemos problemas de desplazados e incluso de asesinatos en virtud de la permanente confrontación de los grupos que se disputan el territorio en esa zona y que si no es con el Ejército y con la Guardia Nacional, difícilmente esa región se estabiliza porque esa es responsabilidad del Gobierno”.
Humillado, ignorado, y discriminado, Silvano Aureoles dejó su encargo como Gobernador de Michoacán el pasado 30 de septiembre.
Ni tarde ni perezoso, el 9 de octubre López Obrador ya se encontraba de visita en el estado, para anunciar, en el marco de su plan de apoyo a Michoacán, que de manera muy destacada estará ayudando para enfrentar el problema de la inseguridad y de la violencia.
“La política en materia de seguridad está bien definida, no es declarar la guerra, eso ya quedó atrás, porque eso, además de inhumano, resultó un rotundo fracaso, esa no es la estrategia, tampoco la de proteger a un grupo y combatir a otro, es legalidad sin impunidad para nadie, es no inclinarnos a favor de nadie, actuar con rectitud, con integridad, como lo está haciendo la Secretaría de la Defensa y como lo está haciendo la Secretaría de Marina y la Guardia Nacional.
Es muy claro: no se van a establecer relaciones de complicidad con nadie. El problema de la inseguridad creció en buena medida porque se mezcló el interés de la delincuencia con el interés político, Ya no es ese tiempo, está bien definida la frontera: por un lado, la delincuencia y por otro lado la autoridad.
Nada de compra de autoridades, de venta de plaza, nada de que ‘tenemos mucha influencia y vamos a poder actuar con impunidad’, eso ya se terminó. Vamos a garantizar la paz y la tranquilidad en Michoacán, sobre todo con los Programas de Bienestar, porque la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia”.
Según las múltiples promesas de Andrés Manuel, se avizoran nuevos tiempos para el pueblo michoacano, ojalá así sea, porque independientemente de las filias y fobias del presidente, el noble pueblo michoacano merece ya un buen trato y sobre todo en un marco de paz y tranquilidad que no ha tenido por mucho tiempo.
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