Tenemos muy claro que -lo que aconteció la primera vez cuando se tomó la determinación el pasado 21 de septiembre de suspender el trabajo en el pleno para regresar el tema a las comisiones, fue el punto clave para sacar adelante la modificación al marco constitucional de extender el plazo de marzo del 2024 a marzo del 2028 para que las Fuerzas Armadas realicen labores de seguridad pública en el país.
Eso marcó la pauta para apuntalar los trabajos de cabildeo con las distintas fuerzas políticas que integran la Cámara Alta. De hecho, ese manejo de los tiempos sirvió para construir una propuesta donde todos y todas participaron para llegar a un acuerdo entre las fracciones que veían con buenos ojos los cambios previstos. Incluso, el propio Ricardo Monreal Ávila, revisó con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, los acuerdos construidos con las y los legisladores hace un par de días que plantearon mecanismos de participación y evaluación en el que, el legislativo federal, jugará un papel determinante por ser un instrumento constitucional.
Si bien el clima se intensificó porque la oposición se conformó nuevamente con el mismo planteamiento de lanzar prejuicios y conjeturas sin fundamento., especialmente la fracción del PAN quienes ofrecieron un debate pobre e ineficaz al ir directamente a la estrategia de hostilidad, el tema salió.
Es cierto que fueron muy claros los del PAN en su posición negativa, pero al menos hubieran debatido; sin embargo, quedó nuevamente al descubierto que carecen de liderazgos no sólo por no plantear intervenciones destacadas, sino en el afán de provocar un revés y con tal de frenar la minuta, cayeron en la clásica postura que exhibió la profunda crisis que viven como contrapeso.
Y no sólo eso: también predominó el lenguaje vulgar e irracional de parte de algunos legisladores del PAN. Eso no es debatir, ni mucho menos defender una postura. Al final de todo, esa narrativa dice mucho de lo que realmente carecen qué es liderazgo.
En cambio, los que sí aprovecharon este respiro que provocó la suspensión el pasado 21 de septiembre, fue Morena y sus aliados que, comandados por Ricardo Monreal, sacaron adelante las tareas y, una vez más, le cumplen al presidente para seguir consolidando las políticas públicas al cerrar filas con él.
En pocas palabras, esto habla, sin duda, que el Senado de la República no sólo es el sostén de las políticas que propuso el presidente, sino la principal columna vertebral que ha dado estabilidad a la gobernabilidad del país a través de las reformas constitucionales que ha materializado el legislativo en distintas materias. Y, por supuesto, el tema de seguridad es primordial, especialmente en aras de la pacificación del país pues habrá órganos institucionales y legislativos en tareas de salvaguardar estrategias eficientes para beneficio de la población civil.
Como ciudadanos tenemos que dar ese voto de confianza porque sigue siendo, hasta el día de hoy, un reclamo social que está latente.
Finalmente, hay que darle el reconocimiento a los senadores y senadoras de Morena que -a pesar de que recibieron duros señalamientos- para tratar de engancharlos en el afán de lastimar su susceptibilidad, se mantuvieron firmes en su conducta, especialmente cuando Lilly Téllez lanzó el anzuelo para provocar porque se valió, como lo ha venido haciendo, de una estrategia soez que en vez de generar simpatía en la sociedad en esa ansia por figurar como presidenciable del PAN, sólo demuestra que no está capazmente preparada en el escenario actual para una competencia de elección popular.
Lo importante para el presidente Obrador y para los legisladores de Morena que empujaron la propuesta es que el tema salió adelante. Es cierto que costó mucho trabajo, pero destacó nuevamente el quehacer político que hizo el coordinador de los Senadores de Morena que es, sin duda, el factor clave y decisivo que alcanzó la votación requerida para llegar al propósito.
Por cierto, con 87 votos a favor, 40 en contra y cero abstenciones, queda aprobada la Reforma al Artículo Quinto Transitorio.