Vaya que el nuevo técnico de la Selección Mexicana, Diego Cocca, no la pasó nada bien en sus dos primeros juegos al frente de un equipo al que se exige mucho y no tiene muy contenta a su afición después de lo ocurrido en Qatar 2022.
Y por más que intenta disfrazarlo al mostrar esa personalidad echada para adelante con la que conquistó el corazón de los atlistas, hay una parte en su interior que no se siente tan segura del paso que ha dado.
La manera en que salió de Tigres, el rencor que le han mostrado algunos aficionados y hasta periodistas regiomontanos, las críticas por la manera en que llegó al puesto o la forma en que lo recibieron en el Estadio Azteca, son parte de más cosas que han generado intranquilidad en el estratega argentino.
Por eso es que ha cerrado más su círculo, a diferencia de su dinámica cuando dirigía al Atlas. Por eso es que pide a su gente estar atentos a los detalles externos y a la gente de la Federación estar atenta a todas esas cosas que se digan de él.
Sobre todo durante los juegos. ¿Cómo? Bueno, cualquiera podría decir que es una locura, pero desde el primer partido que dirigió al tricolor ante Surinam, solicitó santo y seña de lo que se decía de él en las transmisiones de los partidos, para estar más preparado al momento de tener que abordar los cuestionamientos al final de los mismos.
Lo mismo estará atento a las notas y redes, aunque después diga que son cosas a las que no hace caso o sea que ni se entera, en uno más de los lugares comunes que ha utilizado.
¿Está mal? No. ¿En qué le ayuda? Bueno, solamente en sentirse seguro en el inicio de un proceso muy criticado incluso sin haber jugado. Cocca sabe que la silla en la que hoy se sienta es demasiado caliente y que cualquier resbalón lo puede hacer caer para no regresar, aunque ante ello hay mas peligro de cara a la próxima Copa Oro.
Mucho nervio y eso que apenas empieza...