Se percibe y se siente mucha presión para que la minuta en materia electoral -que llegó al Senado de la República- se apruebe a la brevedad como pasó en la en la Cámara de Diputados. De hecho, ha trascendido que -cabilderos y operadores del ejecutivo federal- empujan para forzar a que se tome la determinación lo antes posible, incluso en la propia fracción de Morena.
Pero la Cámara Alta ha demostrado autonomía en la división de poderes. Se analizará y revisará cada uno de los puntos importantes más allá del clima que se siente. Por ello, y para evitar que la minuta pueda producir encono entre las distintas fuerzas políticas, el coordinador de los legisladores de Morena -con el respaldo de la mayoría de senadores y senadoras- han determinado encauzar el tema por su proceso natural, es decir, el asunto irá a comisiones, y será sometido al análisis y discusión del pleno para que se tome una decisión.
Una determinación congruente y prudente para que todas y todos los senadores puedan alimentar y nutrir el contenido, es seguir la ruta que propuso el presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Alta. En otras palabras, no precipitaron ninguna resolución como sí pasó en el Congreso de la Unión.
Es verdad que hay un compromiso con las propuestas presidenciales a las que, por cierto, la fracción de Morena -comandadas por su líder- han empujado con responsabilidad hasta su aprobación. Sin embargo, queda claro que, la mayoría de los Senadores de Morena, primero, se inclina por revisar minuciosamente cada uno de los puntos, máxime si se tratan de modificaciones al marco constitucional.
Esta es una actitud responsable basada en el principio autónomo que ha demostrado el Senado de la República, sobre todo cuando se trata de un tema al que hay que retroalimentar y evaluar en cada uno de los puntos implícitos en la minuta.
Muchos piensan -erróneamente- que es una estrategia política el no sacar el tema por la vía Fast-Track, sin embargo, yo diría que a nadie debe de sorprendernos: el Senado siempre actúa con esa responsabilidad y les ha dado su lugar a todos los legisladores, incluido las minorías, es decir, todos tienen voz y voto. Eso ha marcado la gran diferencia entre ambas cámaras para efectos positivos.
Recordemos que, en San Lázaro, es la segunda vez que se desecha un proyecto de Reforma Constitucional, tal vez por no abrir el abanico al debate y por olvidar que, los votos de la oposición, son claves y no se deben de menospreciar, aunque tengas mayoría, sobre todo sí limitan o acotan la libertad para analizar y discutir.
Por ende, pienso que eso ha hecho la gran diferencia en el Senado de la República que está bien comandada por Ricardo Monreal donde se han aprobado todas las propuestas de modificación al marco constitucional y, lo mejor de ello, han sido en consenso dado que ha reinado la pluralidad y el respeto a todos los grupos que integran el pleno; en otras palabras, es fundamental escuchar a todos, en especial porque el legislativo es un órgano independiente.
Y Ricardo Monreal lo ha manifestado una y otra vez, incluso, ayer en conferencia ratificó que -la Cámara Alta- debe ser un auténtico equilibrio de poderes.
Notas finales
Siguen las especulaciones -como es natural- cuando hay temas dominantes como el caso de la minuta que llegó al Senado de la República, especialmente en esta etapa que se avecina un proceso más tenso de la elección previa de Morena. De hecho, Ricardo Monreal dejó claro que, una vez que llegue la convocatoria, se apuntará para participar, eso sí, siempre y cuando existan mecanismos transparentes, lo mismo que igualdad de condiciones que, hasta ahora, no son claras porque se nota un sesgo y favoritismo a favor de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Incluso, en entrevista desde la ciudad de Guadalajara, el coordinador de la fracción mayoritaria de Morena en la Cámara Alta aseguró que no está buscando acomodo personal, está en el plan A y no busca ser candidato a la jefatura de gobierno de la CDMX. El busca ser el sustituto de Andrés Manuel López Obrador, en la presidencia.