Es complicado entender el papel de los medios de comunicación en un entorno de río revuelto, en el que además el sensacionalismo, el amarillismo y la infodemia y las noticias falsas se hacen dueñas del escenario.
Se entiende la prisa de algunos medios de comunicación por ganar audiencias, sin embargo eso no debe ser a costa de la verdad.
Hablo por mi estado, porque la competencia entre muchos de los medios en Sonora parece ser en este momento presentar la nota más sangrienta y alarmista, con las imágenes más fuertes, sin importar para nada comunicar lo que realmente pasa.
A nivel estadístico Sonora es el estado número 7 por incidencia de homicidio doloso, de acuerdo con los informes de seguridad que presenta mes con mes la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana y aunque de manera lenta, hoy podemos decir que en mi estado ya se reporta una baja en la violencia.
Es verdad también que por momentos se presentan casos de muy alto impacto mediático, como fue recientemente el asesinato de 2 trabajadores de la Comisión Federal de Electricidad en la sierra alta (en Ónavas exactamente) sin embargo esa dista mucho de ser la realidad cotidiana.
Describí justo en este espacio hace una semana de lo que ocurre en mi estado a partir del primer año de gestión del gobernador Alfonso Durazo al frente de la entidad. En los principales escenarios, ya hay una baja de los homicidios, y donde era cotidiano observar una situación de violencia, esta ha venido siendo desplazada.
Insisto, los criminales siguen actuando, y lo harán mientras sea rentable el negocio al que se dedican. Sin embargo la guerra descarnada por el control del municipio de Cajeme ya no es tal, y de acuerdo con la estadística disponible, los asesinatos en ese municipio tuvieron una baja del 26% en el periodo de un año.
A nivel estado también hay una tendencia sostenida de baja, documentada a un 12%, al más reciente informe de seguridad y eso se debe a una estrategia que se aplica a partir de la coordinación.
Es verdad que hay asesinatos y violencia, también es verdad que se ajustó la estrategia y que dejó de prevalecer la impunidad generalizada.
De hecho le pregunte a la fiscal general del estado Claudia Indira Contreras, a cargo de la investigación de la mayor parte de estos casos (que por lo general, son del fuero común) las razones de que ahora sí se aprende a los criminales, se castiga a los homicidas y se aprehende a los feminicidas y su respuesta fue ilustrativa, “porque ahora si hay voluntad política de hacerlo”.
Y fue más allá, me explicó que la estrategia coordinada permite mayor eficacia en el control de los hechos delictivos y que la presencia combinada de la Guardia Nacional, el Ejército, la Marina, la Policía Estatal y las corporaciones municipales, permite un mejor control del vasto territorio estatal, se sabe dónde y de qué manera actúan las células criminales.
Eso ha permitido —me dijo—tener más aprehensiones y una incidencia a la baja en las estadísticas.
Ahora también la fiscal me ofreció un dato interesante y lo es el hecho de que el 96% de las personas que han fallecido en situaciones de violencia en los últimos años, son personas con antecedentes penales y que estaban involucradas en delitos contra la salud, es decir trasiego o narcomenudeo.
Es decir, abrumadoramente las personas que han muerto en Sonora, que son 1 mil 18 entre enero y julio de este año, fueron víctimas en un escenario de disputas por territorio entre organizaciones criminales.
En otras palabras, es verdad que hay asesinatos en Sonora, pero la población en general no está bajo fuego, no existe una situación de inseguridad o violencia generalizada en las principales ciudades del estado y aún delitos patrimoniales como el robo han disminuido.
La región Guaymas-Empalme es sin duda escenario de una disputa territorial entre bandas del crimen, lo mismo algunas regiones de la sierra alta y la región fronteriza que va de Caborca a San Luis Río Colorado, que por lo demás desde hace décadas ha sido escenario de disputas del crimen organizado. Eso no se puede negar.
Lamentablemente en la mayoría de los medios de comunicación no se presenta la información real de lo que ocurre en Sonora y solo prevalece el sensacionalismo y el ánimo de desinformar a la población y presentar a Sonora como escenario de una batalla sin fin, donde los ciudadanos corremos peligro constante y eso no es verdad.
Los medios de comunicación se han convertido en un mecanismo para alarmar a la sociedad y ese papel es lamentable, pues hay mucha desinformación, verdades a medias y mentiras completas en esos medios que se presentan a sus audiencias como canales serios para transmitir las noticias, vamos hay algunos que dicen ser imparciales y objetivos y le presentan a la sociedad una realidad distorsionada de las cosas.
Es importante apelar a la ética en el manejo informativo de los medios, ateniéndonos a la lógica de que pretendida imparcialidad en ellos es algo que no existe.