“El periodismo es libre o es una farsa”

Rodolfo Jorge Walsh

Tres enormes aciertos han marcado mi vida: ser mujer, ser madre y ser periodista.

En el primero no tuve injerencia ni decisión. Nací mujer y eso es algo fenomenal. Los otros dos sí han sido decisión mía. Ser madre es una aventura, un reto diario, un triunfo y por supuesto un deleite.

Y ser periodista, mujer y madre es la trilogía perfecta, apasionante, que se vive con entrega y valor, sobre todo en un país como el nuestro, donde la prensa es acosada, criticada, amenazada y asesinada y ser mujer puede ser un riesgo permanente.

“Prensa, no disparen”

La frase anterior se dice a menudo para referirse al peligro que corremos los periodistas en México, país considerado letal para quienes ejercemos esta profesión.

Una nación en paz, que no atraviesa conflictos bélicos como Ucrania, ha hecho que los ojos del mundo nos volteen a ver, pues son al menos 13 colegas los que perdieron la vida en el 2022.

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Ejercer el periodismo bajo esas terribles circunstancias nos reafirma que quienes lo hacemos debemos amar nuestra carrera y amar al prójimo, pues decir la verdad, desnudar la corrupción, tocar temas sensibles e incomodar a los violentos, es alertar a la sociedad, aun a costa de nuestra vida.

El periodista polaco Ryszard Kapuściński (1932-2007) lo expresó de la siguiente manera:

“Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”.

Si a usted le interesa el tema puede leer el libro de este autor titulado: Los cinco sentidos del periodista (estar, ver, oír, compartir, pensar). Se lo recomiendo ampliamente, e incluso valdría la pena que algunos comunicadores de “renombre” se tomaran su tiempo para leerlo, porque para muchos esa labor se denigra ante el odio por el odio, gratuitamente adoptado por ellos mismos. De algunos medios impresos o portales de noticias mejor no hablamos. El mercantilismo, la defensa de la oligarquía y otras cuestiones más, han hecho que estos medios masivos de comunicación se conviertan en vulgares pasquines que solo desinforman y manipulan. O como dijo también Kapuściński :

“Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante.”

Ryszard Kapuściński

Pero este tema es otro cantar.

Lo que aquí me ocupa no es denigrar la profesión, todo lo contrario, es defenderla y lamentar que en México a muchos de nosotros, nos están matando, pese a que en este país la libertad de expresión está consagrada en nuestra Constitución y es, además, un derecho humano.

No obstante, el día de ayer que se conmemoró el Día Nacional del Periodista, por mi mente pasaron los hechos violentos que muchos han vivido y que como sociedad nos mantienen en alerta.

El más reciente fue el atentado que sufrió Ciro Gómez Leyva, del cual por fortuna salió ileso.

Este terrible suceso mostró de igual forma la miseria que muchas personas llevan en su interior, pues lejos de lamentar lo ocurrido lo celebraron o denostaron, sugiriendo incluso que fue un “autoatentado”.

Podría extenderme en recordar los asesinatos de compañeros, las ofensas a amigos, las amenazas veladas o abiertas que muchos hemos sufrido por ejercer nuestra profesión, pero en este momento no lo haré.

Mi intención en estas líneas es reconocer la labor de todos los que sin fecha ni horario están atentos al acontecer mundial con el único objetivo de informar.

Para cada uno de ellos, mi admiración.

La agresión a Julio Ortiz

Como una broma de mal gusto, justo en el día del periodista y mientras cubríamos unas entrevistas aquí, en Veracruz, nuestro compañero Julio Ortiz fue agredido físicamente por un sujeto que de la nada salió y lo golpeó.

Sin poder reaccionar debido a la sorpresa, el agresor huyó y se perdió entre los paseantes del zócalo de la ciudad, sin ser detenido.

Por fortuna no tuvo lesiones de consideración pero tremendo susto se llevó.

Y a todos nos preocupó.

El lugar en el que nos reunimos, un importante hotel de esta ciudad, es un lugar céntrico, frente al Palacio Municipal.

Y eran apenas las diez de la mañana.

Si esto ocurrió ahí, a la vista de todos ¿cómo podremos saber que no nos va a pasar a cualquiera de nosotros?

El periodista agredido levantó un acta y pidió protección por parte de las autoridades. Esperemos se haga algo y no se tenga nada que lamentar después. Mi solidaridad con Julio y con todos los que han sido víctimas de un agresor.

Por cierto...

Dije al inicio de estas líneas que ser mujer, madre y periodista era para mí la trilogía perfecta y para concluir este escrito lo reitero: el conjunto de esas facetas me hacen sentir orgullosa de vivir en un país que aunque a paso lento, hace que las mujeres tengamos un empleo digno, logremos ascensos importantes, eduquemos y mantengamos a nuestros hijos

Sin embargo no falta “el negrito” en el arroz.

Suspendí la escritura de esta columna para leer sobre el caso de Debanhi Escobar, la jovencita asesinada en Nuevo León hace nueve meses.

El día de ayer hubo avances importantes sobre este feminicidio y aunque nada puede regresarle la vida ni consolar a su familia, la justicia empieza a actuar.

El castigo a los culpables debe aplicarse a la brevedad y confío que en este caso como en cada uno de los feminicidios que han ocurrido en el país las autoridades hagan bien su chamba.

Es por ella y es por todas. Ni una más ni una menos en este país donde se debe erradicar la impunidad.