Uno de los nombramientos más destacados de la presidenta Claudia Sheinbaum ha sido sin duda Juan Ramón de la Fuente. En tanto que ex rector de la UNAM y ex representante de México ante Naciones Unidas, y a pesar de no contar con formación en relaciones internacionales, es un hombre con impecables credenciales académicas y profesionales.

Su nombramiento ha sido saludado por todos, incluso por los más acérrimos opositores, y desde luego, por la opinión pública. Su nombre ha sido mencionado como aquellos que podría representar un equilibro de poderes ante las facciones más radicales que se sumarían al gabinete de Claudia Sheinbaum.

Sin embargo, la reciente decisión de Sheinbaum de no invitar al rey Felipe VI a su toma de posesión es un indicativo de cuatro posibles razonamientos: a) la presidenta electa, sin haber consultado a sus asesores, siguió las recomendaciones del rencoroso AMLO; b) Sheinbaum actuó por su cuenta sin consultar a su próximo canciller; c) De la Fuente opinó en favor de la invitación del monarca, y Sheinbaum hizo caso omiso, o d) el propio de la Fuente, despojándose de sus responsabilidades como futuro conductor de la política exterior mexicana, aconsejó la peregrina idea de desairar al rey Felipe y de profundizar la absurda idea de distanciarse de España.

En esta coyuntura, el presidente español Pedro Sánchez, quien ha mostrado gestos de cercanía con el gobierno mexicano, bajo el argumento de compartir ideales progresistas, ha denunciado públicamente la desfachatez cometida por una presidenta electa que parece haber iniciado su política exterior con el pie izquierdo.

¿Qué le espera a Juan Ramón de la Fuente al frente de la conducción de la política exterior mexicana? ¿Será un nuevo Marcelo Ebrard plegado a los designios de un presidente cuyo desdén por la política exterior y por el prestigio de México en el mundo es penosamente notorio?

¿Echará por la borda su prestigio profesional y académico por los absurdos caprichos presidenciales? ¿Esperamos decisiones equivocadas y devaneos del gobierno de México con regímenes autoritarios como Cuba y Venezuela? ¿O quizás podemos esperar a un profesional canciller De la Fuente poniendo en alto el nombre de México en el concierto de las naciones? Veremos.