La semana comienza con un tono agitado y estridente, donde no solo la oposición, durante años hábilmente manejada por Andrés Manuel López Obrador, está irritando el ánimo presidencial. Más bien, es el surgimiento y formalización aparente de una lucha contra Estados Unidos, ahora encabezado por el algoritmo de YouTube.
Y es que este fin de semana, el presidente ha levantado una crítica férrea contra YouTube por lo que él considera un acto de censura después de que fuese eliminada de la plataforma la conferencia matutina del pasado 22 de febrero durante la que reveló el número telefónico de la jefa de corresponsales en México del diario The New York Times, Natalie Kitroeff. Una medida que, por menos, ha eliminado cientos de videos de otros creadores y que se encuentra contemplada en las Normas de la comunidad.
Con evidente molestia, el mandatario federal denunció lo que describió como una actitud “prepotente y autoritaria” por parte de la plataforma. Manifestó su descontento afirmando que YouTube está experimentando una decadencia, llegando al punto de afirmar que la Estatua de la Libertad se ha convertido en un símbolo vacío. La realidad, es que el algoritmo es automatizado y no tiene nada personal en contra de López Obrador.
AMLO señaló que, afortunadamente, su movimiento en México ha iniciado una lucha por la transformación del país distribuyendo volantes, incluso enfrentándose a los medios de comunicación que considera manipuladores de la oligarquía. Afirmó con determinación que ni la llamada “mafia del poder” ni lo que llamó “hampa del periodismo” podrán silenciarlos.
El presidente hizo un llamado a mantener la serenidad y paciencia ante este incidente, recordando los desafíos superados durante su mandato y la importancia de mantener el liderazgo en tiempos difíciles. Enfatizó que, a pesar de los contratiempos, su gobierno sigue firme en su propósito de transformar el país. Sin embargo, la irritación es evidente. La molestia no se puede ocultar.
La reflexión política a lo largo de la historia ha enfatizado la importancia de la serenidad y paciencia en el ejercicio del poder. Filósofos como Maquiavelo y Rousseau ofrecen perspectivas interesantes sobre este tema. Maquiavelo sugiere que un gobernante exitoso debe mantener la calma y la compostura en medio de las adversidades. Para él, la serenidad es crucial para mantener el control sobre la situación política y evitar decisiones precipitadas.
Por otro lado, Rousseau sostiene que la paciencia y la serenidad son necesarias para construir y mantener un gobierno legítimo y justo. La paciencia permite al gobernante escuchar y atender las necesidades del pueblo, en lugar de imponer su voluntad de manera autoritaria.
Los filósofos político-sociales de la modernidad, como Locke y Montesquieu, también enfatizan la importancia de la serenidad y la paciencia en el ejercicio del poder. Locke sostiene que el gobernante debe actuar de acuerdo con la ley y respetar los derechos de los ciudadanos.
En resumen, tanto Maquiavelo como Rousseau y otros filósofos político-sociales coinciden en que la serenidad y la paciencia son cualidades esenciales para un gobernante. Estas virtudes contribuyen a mantener el orden y la estabilidad política, promoviendo el bienestar y la justicia en la sociedad.
Es hora de que el presidente López Obrador reflexione y mantenga la perspectiva ante este incidente con YouTube, que en el fondo, es el sentir trastocada la imagen con la que pasará a la historia, pues la narrativa reiterada de supuestas alianzas con el narcotráfico, en el ideario de la trascendencia, le acerca y asemeja con su antagonista de la derecha, Felipe Calderón Hinojosa, el ex presidente que carga con García Luna, el de la guerra contra el narco de día y los narco-pactos de su hermana con la Tuta por las noches. Ese comparativo que les acerca es lo que en realidad parece preocuparle. YouTube, The New York Times y errores como la exhibición de Natalie Kitroeff tan solo son periféricos, lo central está en combatir o esclarecer, en su caso, aquellas acusaciones.
Pero el enemigo no es YouTube. La energía gastada en esta pelea es innecesaria y, en última instancia, contraproducente. La misma conferencia matutina, sin los datos exhibidos, pudo alojarse en la plataforma de video más exitosa. Es momento de volver en sí, presidente.