La misma oposición, sin rodeos, festejaba hace poco el posible incremento de los impuestos por los productos que exporta México al vecino país. De hecho, culpó a la presidenta constitucional de ser inoperante e indiferente ante las adversidades que, según ellos, se avecinaban con el amago de aumento a los aranceles de Trump. Nosotros, conociendo el temple que ha venido demostrado Sheinbaum, aseguramos que ella, en la medida que los días avanzan, negociaría al más alto nivel político. Para tal efecto, no hay duda de ello, hay que reconocer el papel preponderante del Secretario de Economía, Marcelo Ebrard. Ambos, en ese periodo, comentaron que había que actuar con presencia, pero sobre todo con estrategia, cuidando, eso sí, la defensa de la soberanía que se ha promovido desde los tiempos en que Andrés Manuel López Obrador hizo historia al ganar la presidencia.

Y asumiendo la responsabilidad de una jefa de Estado que debe de estar a la altura de las circunstancias, Claudia Sheinbaum celebró que Estados Unidos no nos incluirá en el esquema de aumento a los aranceles en la que, por cierto, muchos países de Sudamérica figuran en la lista. Eso se llama, además de capacidad política, audacia para negociar al más alto nivel político. Fue, a grandes rasgos, un manejo exitoso en esa relación bilateral en la que jamás se cayó en la desesperación. A la par de ello, indudablemente, el trabajo que llevó a cabo Marcelo Ebrard implicó viajes y reuniones con funcionarios de primer nivel de EU. De hecho, el titular de la Secretaría de Economía, con el aval de Claudia, tenía libertad para tomar decisiones importantes que impactarán positivamente.

Entonces, en resumidas cuentas, Claudia Sheinbaum acertó en la estrategia que diseñó con su equipo de colaboradores. Fue, además de inteligente, muy paciente para aguantar la espiral de comentarios que salieron del vecino país. Consciente de lo que se jugaba, la presidenta le apostó al diálogo, pero también a la colaboración en rubros sustanciales que propuso robustecer. Gracias a ello, México ha dado un paso importante para fortalecer la economía del territorio nacional, especialmente con la visión que le imprime Marcelo Ebrard, que nuevamente demuestra sus atributos en temas de relación bilateral. Eso, claramente, lo pone como uno de los funcionarios más importantes del armado de la jefa de Estado.

Hace unos días, incluidas las encuestas de corte conservador, coincidieron en el abrumador respaldo a favor de la presidenta. 82% de la población civil, en el primer semestre de su arranque, tiene una enorme confianza por las políticas públicas que está llevando a cabo. Esos altos niveles, a propósito de ello, la han colocado como una de las mujeres más poderosas del mundo. Eso no sería posible, lo ha dicho ella misma, sin el apoyo incondicional del pueblo que, en momentos de tensión como el que vivimos, supo mantener el temple y la seguridad que las negociaciones saldrían positivas por doquier.

Luego de ese anuncio en la mañanera, y el posicionamiento que tuvo en el proyecto del Plan México, ha comenzado, se puede decir así, un nuevo desafío para catapultar la economía del país a otras latitudes. La razón es muy simple: profundizar el legado de Andrés Manuel López Obrador, pionero de esta lucha democrática; o sea que, en los confines de ese propósito, existe una responsabilidad mayúscula para llevar a la nación al más alto nivel, especialmente por el potencial que tiene en recursos naturales.

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Un aspecto también trascendental, desde que comenzó este clima de tensiones con el vecino país, fue el apoyo de la población, pero sobre todo de los gobernadores de la República. Ellos, apostados en primera fila, ayer ratificaron ese apoyo para que México, con esa enorme capacidad que tiene, sea una de las economías más fuertes y sólidas. Podemos destacar la asistencia de Eduardo Ramírez, calificado como el mejor mandatario de Morena a nivel nacional, lo mismo que Alfredo Ramírez Bedolla. Otros que siempre manifestaron ese interés de respaldo, especialmente en los medios de comunicación, fueron los gobernadores Alfonso Durazo, Salomón Jara, Alejandro Armenta, Delfina Gómez, Clara Brugada y muchos otros funcionarios de primer nivel como Santiago Nieto, Mario Delgado, Rosa Icela y el grueso del gabinete legal y ampliado. En el caso de los legisladores, desde luego, ayer mismo personajes cruciales como Monreal y Adán Augusto López Hernández, cerraron filas con el Plan México. Todos ellos, a propósito de ello, se unieron para reconocer que las riendas de la nación, a lo largo de este sexenio, están en las mejores manos con Claudia Sheinbaum, máxime porque está rindiendo beneficios colectivos. En efecto, no podemos olvidar las voces elocuentes que, desde el pleno de ambas cámaras, salieron en defensa de Sheinbaum. Allí, está claro, pudimos observar liderazgos como el de Félix Salgado Macedonio, Saúl Monreal, Ana Lilia Rivera, Gerardo Fernández Noroña e Ignacio Mier.

Y para la oposición, que solo le queda ser espectadora de este momento inmejorable que vive la presidenta constitucional, tendrá que soportar esa inconformidad que les causa el buen trabajo de la presidenta de México. Ella, digna heredera del bastón de mando, nos demuestra porque es, de acuerdo con las ponderaciones, una de las mujeres más poderosas del mundo. Eso ha hecho posible que, además de la irrestricta defensa a la soberanía, nuestro país sea visto como un socio comercial indispensable. Y como Sheinbaum puso por encima de cualquier cosa el bienestar de México, triunfó la justicia social con una capacidad, eso sí, al más alto nivel de Claudia Sheinbaum.