Hoy, a prácticamente seis días de que concluya el año 2023, Claudia Sheinbaum tiene una intención del voto de más del 54% en algunas encuestas. En otras, por ejemplo, alcanza un techo de casi 60%. Es decir, promedia una cantidad importante de perspectiva social que, sin duda, cada vez que avanzan las semanas se mantiene o, incluso, aumenta en la medida que Xóchitl Gálvez tropieza. Sin embargo, la precandidata de Morena no está sujeta a la crisis que vive el Frente Amplio por México; claro, eso abona, no obstante, al ascenso y consolidación de la izquierda, aunado a que el proyecto se ha sabido encauzar, pero, sobre todo, seguir construyendo bajo la vía de la transformación y el desarrollo de una plataforma progresista.
Y de esto tiene mucho que ver cómo han cimentado las bases del proyecto de nación que, por supuesto, echó raíces con el ahora presidente López Obrador. Aunque, de igual forma, con las leyes y reformas constitucionales que —en más de cinco años legislativos transcurridos— son el gran sostén de las políticas públicas. Para ello, es importante tomar en cuenta el trabajo que particularmente ha hecho Ricardo Monreal. Eso significa, queda claro, poder impulsar un mejor desarrollo y, con ello, dar equilibrio a la gobernabilidad en muchos sentidos al constituir un cambio político sin precedentes que, a la postre, ha planteado soluciones en temas de educación, salud, seguridad, economía y empleo.
Hubiese sido difícil, lo decimos con todo el fundamento de lo que significa, poder sacar las reformas que propuso el presidente sin el protagonismo de Ricardo Monreal. Él, en pocas palabras, ha sido la palanca o el motor de impulso para darle forma y sentido, pero, sobre todo, para construir acuerdos al más alto nivel. Ahí están, como sabemos, una lista de modificaciones al marco constitucional que son, ni más ni menos, la respuesta a la problemática que aquejaba. Efectivamente, esos cambios han venido a revolucionar la transformación en todos los sentidos gracias al empuje del zacatecano.
Ahora Ricardo Monreal, con todos los méritos y el protagonismo que significa, juega en el primer círculo de Sheinbaum. Eso, por supuesto, ha sido de mucha ayuda para la precandidata de Morena, especialmente en el esquema territorial al que, por cierto, el zacatecano tiene la tarea de diseñar y organizar. Es, en pocas palabras, parte fundamental del armado y la columna vertebral. Claudia, en ese sentido, ha sabido sacar todo el provecho posible. De hecho, cada día que pasa se convence más de las decisiones que ha ido tomando en el curso de la precampaña. Eso se nota en las propias evaluaciones que se divulgan casi a diario. Incluso, todas ellas muestran el interés que genera en la mayoría de la población que, sin duda, ha decidido refrendar su voto como en 2018.
Desde este momento podemos ir contestando muchas interrogantes: Claudia Sheinbaum ganará la elección presidencial. Qué no quede duda de ello. Lo hará de manera sólida y contundente en las urnas. Las propias evaluaciones siguen siendo, hasta ahora, el principal catalizador para conformar una concepción clara de lo que viviremos a posteriori. Repito, el declive que vive la derecha abona, pero el mérito de Claudia Sheinbaum es innegable, tal y como lo ha demostrado en este periodo de precampañas. Eso, claro está, se reafirmará cuando comience el periodo oficial, pues vendrán más apariciones públicas; los debates, de igual forma, serán otro mecanismo de impulso que sabrá apuntalar Sheinbaum.
Y sí: el esquema de debates será una buena plataforma para ver el mejor nivel de Claudia, ante una limitada Xóchitl que le apostará a la descalificación, ante la falta de propuestas. En pocas palabras, la capacidad que le imprima Sheinbaum, una vez establecido el esquema de participación, sentará un precedente y, con ello, se comenzará a construir la figura de la próxima presidenta constitucional de México.
De entrada, le ha beneficiado el equipo que la acompaña a lo largo y ancho del país. Todos, sin excepción, han hecho una labor todoterreno, lo que nos hace asegurar, con números sólidos en la mano, que será una elección cantada para Claudia Sheinbaum, pese a la pobre resistencia de la derecha que, para el caso, se ha encumbrado en la figura de Xóchitl que no ha sabido cohesionar. Como sabemos, hay pugnas abiertas en el Frente Amplio por México. Gálvez, en ese sentido, no supo canalizar la presión interna y está viendo cómo se le va de las manos una estructura variopinta que, al fin y al cabo, lucha por sobrevivir en un terreno político que lo tiene perdido desde hace muchos años.
Claudia Sheinbaum ganará la elección presidencial.