Como respuesta al abrumador triunfo de Morena, sumado a los altos índices de aprobación que tiene a lo largo y ancho del país, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, se ha convertido en un fenómeno social, como en su momento lo fue Andrés Manuel López Obrador. Un ejemplo claro, desde luego, son las mismas calificadoras nacionales e internacionales que, en sí, se han transformado en un mecanismo global que reconoce el potencial de un liderazgo que ha consagrado la jefa de Estado. En política internacional, quedó claro, demostró la capacidad para negociar con Trump una pausa por el tema de los aranceles. Fue, además de eficaz, la muestra más contundente de que, a lo largo de este sexenio, estamos en las mejores manos para conducir los destinos de México. Eso lo podemos atribuir a la firmeza que concierne al interés de la nación.
Podemos afirmar, de una manera más clara, que Claudia Sheinbaum, al referirnos al proceso de transformación, siempre estuvo preparada para recibir el bastón de mando que, para beneficio del país, está siendo la punta de lanza tal y como se ve a través de los programas sociales, y las mismas reformas constitucionales que, con el apoyo irrestricto del legislativo, han salido adelante en este primer tramo. Hasta este momento, de hecho, han llegado al congreso federal otro paquete de iniciativas que, a la par de ello, se comenzará a trabajar en las comisiones correspondientes. Recordemos que, muchas de ellas, retoman el discurso de campaña de la ahora mandataria. Lo cierto es que, como luce el panorama, se anticipa otro de los semestres productivos para seguir profundizando las políticas públicas de la 4T.
Este segundo tramo, por cierto, será crucial en rubros esenciales como el caso de la Infonavit y la Ley del ISSSTE, que beneficia directamente a la clase trabajadora y, con ello, pone fin al esquema de corrupción. Asimismo, y como hemos anticipado, vendrán más temas que fortalecerán el sello principal de este proyecto de transformación que ha venido a revolucionar por completo luego de que la inmensa mayoría, a partir del 2018, tomara partida por la izquierda como una opción de alternativa que, al final cuentas, ha constituido una solución a las demandas que aquejan al pueblo de México. Una de las enormes virtudes de la presidenta constitucional, al igual que lo hizo AMLO, es estar en contacto directo con la población civil que, de esa misma participación, nacen las ideas que se nutren para introducirse como prioridades. Desde el instante que Sheinbaum tomó posición, sabíamos que sucedería, pues en ella, en ese acompañamiento con AMLO, ha sabido tomar decisiones acertadas, lo que, por añadidura, la ha hecho atraer las miradas de la ciudadanía en grandes concentraciones.
En Michoacán, que comprendió una gira de dos días por varios municipios para anunciar grandes beneficio de obra e infraestructura, hizo, en inmensas cantidades,, movilizar a la población civil. Bastó con observar la algarabía que se ha convertido, a lo largo y ancho del país, en una situación que muy a menudo sucede, en especial para darle la bienvenida a la jefa de Estado. La presencia, desde luego, se percibe, sin embargo, Michoacán, por la importancia geográfica e histórica que tiene, sobre todo por la lucha democrática que ha encabezado, tienen un significado relevante.
De hecho, Claudia Sheinbaum, con un triunfo contundente, se proclamó ganadora de la entidad con una votación muy superior a la del 2018. Hoy, ya con el bastón de mando institucional en el poder, tiene el respaldo incondicional del territorio purépecha. El grueso de la sociedad, no hay duda de ello, sabe que la visita de la presidenta es para seguir aportando beneficios a las causas de los distintos sectores, pero también para revisar temas estratégicos y, en una de esas, fortalecer las estructura territorial de cara el proceso de transición del ejecutivo que tendrá su momento justo en las elecciones intermedias del 2027.
Como sabemos, las elecciones intermedias, como se han apurado y adelantado desde aquel momento en que AMLO abrió el compás de la sucesión presidencial, se juegan con mucha antelación. Y es que, para la clase política de México, en especial la de Michoacán, que vive con enorme pasión cada ejercicio democrático, no ha pasado desapercibido la atmósfera que nos tocará atestiguar. Esto sucede, en parte, porque los propios protagonistas, a la par de las encuestas de opinión, se asoman con mayor frecuencia en cada espacio o coyuntura, más aún aprovechando estar cerca de la presidenta constitucional que, repito, será pieza crucial para tener una opinión con base a la designación de las 16 gubernaturas que estarán en disputa. Por eso ha aumentado ese clima preelectoral. Aunque muchos se han reservado sus intenciones, otros han hecho pública sus aspiraciones de participar en el proceso interno, Eso, de manera clara, hace que el escenario se torne cada vez más apasionante, pero también, se sabe, habrá una lucha sin cuarteles en ese intento de posicionamiento.
La mejor prueba de ello, el fin de semana pasado, fue la movilización de los protagonistas en la visita de Claudia Sheinbaum. Todos, sin excepción alguna, mostraron la fotografía con la jefa de Estado; no es para menos: Sheinbaum será, sin duda, un vehículo que influirá en la toma de decisiones de las 16 gubernaturas a la par del muestreo de las encuestas que levante el partido. Eso servirá como termómetro, sin embargo, Claudia, en conjunto con Luisa María Alcalde, y los referentes de peso del movimiento, podrán tener un juicio más claro de quienes son los perfiles más idóneos para refrendar el dominante paso de Morena.
Es cada vez más evidente que, en esta ocasión, tocará el turno de una mujer para abanderar los trabajos de coordinación de la defensa del voto, especialmente para apaciguar la crispación y, de paso, para dar equilibrio en la paridad de género.