El pasado 1 de octubre, México vivió un día histórico al iniciar un nuevo capítulo en su historia política. En un ambiente eufórico y lleno de expectativas, percibí un ligero cambio en la inercia política que nos acompaña desde 2018.

Este nuevo capítulo está liderado por nuestra querida Doctora Claudia Sheinbaum, una mujer fuerte e inteligente, proveniente de un entorno académico, lo que sin duda influirá en su estilo de gobernar. Por primera vez México será dirigido por una mujer, quien además me llena de entusiasmo que sea alguien comprometida con crear un entorno más verde.

Desde los primeros días de su mandato, ha quedado claro que la nueva presidenta de México no se dejará llevar por la inercia política que ha caracterizado los últimos años. En su discurso inaugural, sus palabras, firmes y concisas, subrayaron la importancia de la institucionalidad, desalentando así las especulaciones sobre un posible gobierno autoritario. Al mismo tiempo, nos invitó a reflexionar sobre la realidad que enfrentamos y, con determinación, estableció la ruta a seguir.

Dentro de su agenda y compromisos, desde luego llamó mi atención sus propuestas ambientales, un tema que ha impulsado desde su gestión como secretaria de Medio Ambiente en la Ciudad de México. En un momento en que el cuidado del medio ambiente y la sostenibilidad son más relevantes que nunca, de su enfoque, se destaca por la conservación y protección del agua, así como por la gestión eficiente de los recursos hídricos.

Lo que profundamente resuena con la ciudadanía es su visión de una economía más inclusiva y su atención a temas clave relacionados con la juventud, como la construcción de viviendas accesibles, así como la educación y la innovación. Sin duda, sus propuestas se alinean con las necesidades del presente y del futuro, ofreciendo una renovada esperanza en un panorama a menudo abrumador. ¿Se imaginan que se haga realidad para los jóvenes? Sería extraordinario.

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Entre las iniciativas que también impulsará se encuentra la propuesta para poner en la Constitución la protección contra el maltrato animal, así como un firme compromiso con la ciencia y la innovación. También fomentará el deporte comunitario y brindará apoyo a los deportistas de alto rendimiento. Asimismo, pondrá en marcha un programa de escrituración de viviendas, comenzando en Tijuana y en nuestro Estado de México.

Se llevará a cabo un proyecto sin precedentes en la zona oriente del Estado de México para revertir el rezago en el acceso al agua, vivienda y movilidad. Además, se establecerán normas para promover vehículos eficientes y fomentar la electromovilidad, un objetivo clave para reducir las emisiones de carbono.

El impulso de un plan de energía que favorezca las energías renovables se erige como un pilar de su estrategia, con la meta de alcanzar una participación del 45% para 2030.

La limpieza de los tres ríos más contaminados del país, con especial énfasis en nuestro Río Lerma, la reforestación, el rescate de bosques y selvas, así como el acceso prioritario al agua, son objetivos centrales de su misión. Se implementará un programa para regular las concesiones y la transmisión de derechos de agua, asegurando que el agua sea reconocida como un recurso nacional.

A medida que empiezo a estudiar sus propuestas y avanzan los días, siento un renovado optimismo en el rostro de muchos, especialmente entre los jóvenes. El cambio está en el aire y, aunque el camino puede ser desafiante, la determinación de su liderazgo y su compromiso por un México más equitativo nos inspiran a sumarnos a esta nueva etapa. El desarrollo de proyectos, el impulso de programas sociales y la atención a la juventud son esenciales para fortalecer un mercado interno más robusto y resiliente.

Hoy, más que nunca, es fundamental entender que el cambio que vive la política mexicana no solo es posible, sino necesario. Juntos, tenemos la oportunidad de construir un futuro marcado por la innovación, la ciencia y un profundo respeto por nuestro entorno, uno más verde que nos permita tener una mejor calidad de vida. Estamos ante una ocasión única para transformar positivamente el rumbo de nuestro país, y esa perspectiva, sin duda, es motivo de esperanza.