No hay que irse con la finta, reza un refrán popular, sino que hay que ver los números para darse cuenta de la realidad y esto indica que Movimiento Ciudadano es la segunda fuerza en México.
De ahí que si va sin alianzas a los comicios del 2024 es en razón de la democracia, en beneficio de la ciudadanía mexicana que ya está desgastada de las fórmulas que por décadas han ofrecido tanto el PRI como el PAN y en buena medida también el PRD.
Lo que necesita el país es gente con empuje, que entienda bien de los tiempos actuales en los que prima la juventud contestataria y urbana, que ya está harta de tradiciones políticas que no le han cumplido a la nación en su dirección hacia un mundo cada vez más globalizado.
¿Aliarse con fuerzas como el PRI, PAN y PRD? La respuesta es “no, gracias”, porque con esa “chusma”, como lo definió Luis Donaldo Colosio Riojas, alcalde de Monterrey, es perder la oportunidad de Movimiento Ciudadano de favorecer la causa opositora.
Si el partido naranja se presenta solo a la elección del 2024, le quita votos a Morena, cobra fuerza la idea de que, en una elección entre dos fuerzas, por definición, quien gana obtiene la mayoría simple.
Es decir, no solo gana, sino que obtiene más del 50% de los votos. Esto le da un gran poder para gobernar y pasar cambios legales; la presencia de Movimiento Ciudadano en la boleta introduce una tercera fuerza haciendo que al partido puntero se le dificulte ganar una mayoría en el Congreso.
No hay vuelta atrás. Si queremos que este país vaya rumbo a la democracia, hay que buscar que una opción como lo es Movimiento Ciudadano encuentre su camino como una fuerza política que está en búsqueda de hacer algo diferente por el bien de México.
En ese panorama, inscribir a un candidato joven que inyecte dinamismo al país sería darles la vuelta a los partidos tradicionalistas. México no solo tendría una alternancia sino con ello vendría una renovación generacional.
¿Por qué Gabriel Boric se convirtió en el presidente electo más joven que haya tenido Chile en su historia? Pese a no ser el favorito, logró una remontada inédita, porque representó el ascenso al poder de una generación que irrumpió en la política.
El caso de Samuel García en Nuevo León es ejemplo porque logró captar el voto pragmático que quiso un cambio y transformación en el estado, irrumpió con el predominio político del PRI y PAN; de comenzar en un cuarto lugar, se convirtió en el gobernador de Nuevo León, rompió con esa estructura de poder que cautivó a su electorado.
Hoy por hoy es el mejor perfil que tiene Movimiento Ciudadano para competirle a la estructura de poder en el país, y deber ser el candidato de MC a la presidencia.