El científico británico Tim Berners-Lee, padre de la World Wide Web, decía que “la brecha digital es una cuestión de justicia social de nuestro tiempo. Debemos trabajar juntos para garantizar que todos, independientemente de su origen o ingresos, tengan acceso a Internet y a las oportunidades que brinda”.
Recuerdo cuando el término “brecha digital” se utilizó por primera vez a finales del siglo XX. Describía la diferencia o distancia entre quienes tenían acceso a teléfonos móviles y quienes no. Hoy, la brecha digital abarca la capacidad técnica y financiera para utilizar la tecnología disponible, junto con el acceso (o la falta de acceso) a Internet. Hay personas que tienen acceso a un servicio de Internet asequible y confiable (y las habilidades y dispositivos necesarios para aprovechar ese acceso) y quienes carecen de él.
Todavía hay gente y regiones que no tienen acceso a tecnologías modernas de información y comunicaciones. Existen diferencias digitales entre países desarrollados y en desarrollo; países ribereños y sin litoral; poblaciones urbanas y rurales; personas jóvenes y educadas versus personas mayores y menos educadas; entre hombres y mujeres.
Existe un consenso generalizado de que la discriminación tecnológica es una forma de exclusión social porque priva a ciertos ciudadanos de recursos esenciales para su desarrollo. ¿Cuál es la consecuencia? Aislamiento, pobreza y barreras educativas.
El acceso a los servicios digitales se ha mantenido bajo, en gran parte, debido a la falta de inversión en infraestructura de Internet. Los ciudadanos pueden tener dispositivos con acceso a Internet, pero aún no tener conexión a la World Wide Web.
Esto es grave. A medida que la educación se imparte cada vez más en línea, quienes no tienen los recursos para acceder a Internet, pueden verse privados de oportunidades para desarrollar sus habilidades. Los niños no tienen educación de calidad. Los adultos pueden perder oportunidades laborales o dejan de adquirir las habilidades básicas necesarias para contribuir a su comunidad.
La economía digital presenta una paradoja: es un tesoro de oportunidades encerrado detrás de un muro de costos elevadísimos para muchos mexicanos. Para las personas de bajos ingresos, el alto costo del acceso a Internet y la telefonía móvil puede ser una barrera insuperable, creando un círculo vicioso de exclusión. Afortunadamente, soplan vientos de cambio, impulsados por la creciente disponibilidad de planes móviles y de Internet baratos. Estas conexiones asequibles están empoderando a las personas, marginadas económicamente, impulsándolas hacia un futuro mejor.
En primer lugar, la conectividad barata abre la puerta a la educación y al desarrollo de habilidades. Las plataformas en línea ofrecen una gran cantidad de cursos, tutoriales y recursos educativos, a menudo a un costo mínimo o gratuito. Las personas pueden adquirir nuevas habilidades, aprender nuevos oficios y mejorar sus habilidades, lo que las hace más competitivas en el mercado laboral. Esto es particularmente impactante para quienes viven en áreas remotas o no tienen acceso a instituciones educativas tradicionales. Imaginemos a un agricultor de una comunidad rural aprendiendo sobre prácticas agrícolas sostenibles a través de videos en línea, o a una mujer joven perfeccionando sus habilidades de codificación en plataformas en línea gratuitas. Estas oportunidades se traducen en un mayor potencial de ingresos y mejor nivel de vida.
En segundo lugar, Internet y los teléfonos móviles asequibles abren la puerta al espíritu empresarial y a la generación de ingresos. Los mercados en línea conectan a los vendedores directamente con los consumidores, eliminando las limitaciones geográficas y permitiendo a las personas lanzar sus propias microempresas. Un artesano local puede vender sus artesanías a una audiencia global, un padre que se queda en casa puede ofrecer servicios independientes en línea y un líder comunitario puede coordinar iniciativas locales a través de plataformas digitales. Estas posibilidades no sólo generan ingresos sino que también fomentan la autosuficiencia y el empoderamiento económico.
Además, estas conexiones baratas fomentan la inclusión financiera. Las billeteras móviles y los sistemas de pago digitales brindan acceso a servicios financieros seguros y convenientes, que antes estaban fuera del alcance de muchos. Esto permite a las personas recibir pagos electrónicamente, administrar sus finanzas de manera efectiva e incluso acceder a micropréstamos y otros productos financieros. Imaginemos a un vendedor ambulante que acepta pagos sin efectivo a través de su teléfono móvil, o al propietario de una pequeña empresa que recibe pagos directamente de clientes en línea. Esta inclusión financiera fomenta la formalidad, la estabilidad económica y contribuye a la reducción de la pobreza.
Sin embargo, el camino hacia la inclusión digital no está exento de desafíos. El acceso limitado a los dispositivos y la infraestructura inadecuada en ciertas regiones pueden obstaculizar el progreso. Es crucial invertir en programas de alfabetización digital, ampliar el desarrollo de infraestructura y garantizar que haya dispositivos asequibles disponibles. Además, abordar la brecha de género en el acceso digital es vital para garantizar la igualdad de oportunidades para todos.
Afortunadamente, en México, hay ahora un Operador Móvil Virtual (OMV) que está haciendo la diferencia. #BAIT está reduciendo la brecha digital. Ofrece la conectividad que se necesita a un precio que se puede pagar y otorga beneficios por las compras en tiendas como Bodega Aurrerá, Walmart y Sam’s Club.
Ha sido impresionante la manera en que #BAIT ha logrado convertirse en el instrumento idóneo para implementar soluciones que ayudan a la gente a ahorrar dinero y vivir mejor. Gracias a este propósito, #BAIT alcanzó ya los 11.8 millones de usuarios activos el año pasado, duplicando la cifra de 2022. De hecho, sólo entre octubre y diciembre añadieron 3.8 millones de clientes. Es una solución para conectar a millones de familias mexicanas con sus seres queridos, a través de un servicio de conectividad accesible, con internet en casa y telefonía móvil de prepago.
#BAIT incursionó en el mercado apenas en 2020, con una propuesta de valor de tres pilares:
- Precios bajos: ofrece las tarifas más bajas para los servicios de conectividad, datos, voz y SMS de cobertura nacional e internacional. El costo de #BAIT es una tercera parte de las otras opciones que hay en el mercado.
- Cobertura a máxima velocidad: impulsa la experiencia de máxima velocidad con la red 4.5G LTE de #ALTAN redes.
- Conexión con las compras: cuando un usuario de #BAIT compra en alguna de las 3 mil tiendas de Bodega Aurrerá, Walmart o Sam’s Club, se le brindan megabytes, ayudándole a ahorrar mientras se fortalece su lealtad.
Ahora #BAIT cuenta con centros de experiencia donde se brinda a los clientes una solución completa de conectividad, incluyendo la adquisición de servicios de prepago, venta de teléfonos celulares, accesorios, créditos y garantías extendidas. En 2023 se sumó el lanzamiento de #BAIT Negocios, un modelo dirigido a pequeñas empresas con el propósito de adecuar sus planes de bajo costo a las necesidades del emprendedurismo.
#BAIT ofrece una solución que permite a las familias en México conectarse en su hogar, en su oficina y con ello, darles más beneficios para que puedan optimizar sus recursos. Es un facilitador y habilitador que potencializa los servicios financieros, de salud, de educación, de mercadotecnia. La esencia es que #BAIT conecta a la gente de escasos recursos a la economía digital. Es parte de un ecosistema en evolución que permite idear e implementar soluciones robustas para que las familias en México ahorren dinero y vivan mejor.
En conclusión, Internet y telefonía móvil asequibles no son sólo avances tecnológicos; son herramientas para el mejoramiento social y económico. Al cerrar la brecha digital, estas conexiones empoderan a las personas, abren oportunidades y allanan el camino hacia un futuro más equitativo y próspero. Si como dijo Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa que podemos utilizar para cambiar el mundo”, en la era digital, la conectividad y el internet asequibles son las municiones que hacen posible este cambio. Asegurémonos de que todos tengan acceso a esta poderosa arma y, juntos, construyamos un mundo mejor para todos.
Malala Yousafzai, Premio Nóbel de la Paz en 2014 y activista por la educación femenina, decía que “Internet no es un lujo, es una necesidad. Si realmente queremos crear un mundo más igualitario y justo, debemos cerrar la brecha digital y garantizar que todos tengan acceso al conocimiento y las oportunidades que ofrece Internet”.
Javier Treviño en X: @javier_trevino