Camina la identidad actual del PRI sobre los rieles de la Revolución Mexicana, la democracia social, su condición de centro izquierda y de su pertenencia a la corriente socialdemócrata de los países en el mundo.
¿Cómo se mastica todo eso? Lo primero a señalar es que el PRI en su origen como PNR fue la respuesta a una búsqueda que venía de décadas atrás, respecto de formar un partido consolidado de carácter nacional, que diversos sucesos habían impedido, destacadamente el fenómeno de la concentración y dimensión personal del poder en el porfiriato; pero aún antes de él por la forma de organizar las elecciones, la existencia de los jefes políticos y la proscripción de participar en elecciones por parte de quienes se habían visto inmiscuidos en el imperio de Maximiliano, lo que dejó de lado a una buena cauda de los conservadores. Todo lo cual fue corrosivo para instauración de partidos.
De ahí que no fuera casual que Madero en su libro de la Sucesión Presidencial llamara a formar partidos que no fueran personalistas y, después, Calles se pronunciara por crear reales partidos nacionales; México, pues, careció durante mucho tiempo de fuerzas políticas debidamente articuladas y que fuesen protagonistas de la vida del país.
El PNR quiso ser un real partido nacional -en la expresión de Calles- y quien tradujera el proyecto de la Revolución Mexicana para llevarlo a la acción del gobierno, de sus instituciones y políticas públicas. Entonces ahí está la primera pista entre Revolución y PRI; la siguiente vía se relaciona con la democracia social, la que es tesis que expresa el sentido de la propia Revolución como manifestación política que no se formó en torno de un partido, pero que sí constituyó una propuesta que se sintetiza en la fórmula de democracia y justicia social, y de la cual deriva dicha tesis de democracia social.
Por lo que respecta al socialismo, vale la pena recordar que cuando Marx y Engels recibieron la encomienda de redactar el “Manifiesto” a la altura de la mitad del siglo XIX, consideraron si se debiera hacer referencia al socialismo o al comunismo, para finalmente resolver que este último congeniaba mejor con la idea de propiedad y goce comunes, así como al sentido revolucionario que se había adoptado; frente a la acepción de socialismo que se encontraba más asociado a una tendencia utópica -como correspondió a lo que se llamó corriente de los socialistas utópicos-. En esa acepción la idea del comunismo y del socialismo se encontraron para dar cauce a una propuesta revolucionaria encaminada a derrotar la dominación capitalista en manos de la burguesía, y para ello destruir al Estado burgués, instaurar la dictadura del proletariado y finalmente arribar a una situación donde desaparecería el Estado, en tanto también desaparecería la dominación y la lucha de clases.
La socialdemocracia, por su parte, se conformó desde una visión que reivindicó los grandes propósitos sociales hacia la elevación de los niveles de vida de la población, en contra de la marginación y de la explotación de clases, pero asumió que sus aspiraciones se canalizarían por la ruta democrática y constitucional, y no con la consigna de la desaparición del Estado. Desde luego los comunistas los calificaron de reformistas y pequeñoburgueses por no asumir la premisa de la dictadura del proletariado y de la desaparición de la propiedad privada.
En virtud de la perspectiva internacional tanto del comunismo como del socialismo, se formaron sendas organizaciones; la socialdemocracia se conformó de la mano del gran liderazgo de Willy Brandt y permanece con un gran número de partidos afiliados en todo el mundo.
El hecho es que el PRI decidió afiliarse a la socialdemocracia por su afinidad con la doctrina que emana de tal corriente, pero en una condición en donde reivindica su origen en el proyecto de la Revolución Mexicana, que supone una identidad que no se resolvió alineada con ella, pero en donde encuentra una clara identificación o asimilación hacia sus postulados. Eso explica que el PRI tenga tales signos: la Revolución, la democracia social y la socialdemocracia.
El centro izquierda en el espectro ideológico, implica que se desliga de la extrema izquierda en sus tesis clásicas de desaparición del Estado y de la propiedad privada para superar la lucha de clases; también que no se asume la fase de la dictadura del proletariado; entonces supone que se desliga del comunismo y del socialismo clásico y que se vincula a propuestas progresistas.
En efecto, la Revolución Mexicana tiene, en sus preceptos, afinidades evidentes con la socialdemocracia, pero no se organizó en torno del proyecto o programa que ella orienta; por eso el PRI es primero revolucionario y demócrata social y, en esa dimensión, socialdemócrata.