¿Bastiat?

Frederic Bastiat, economista liberal francés del siglo XIX. Como ya todos los términos son confusos, para comprender la ideología del personaje conviene decir que, si viviera, sería considerado neoliberal por la 4T. ¿Ya entendimos?

¿Qué tiene que ver Bastiat con Calderón y con el papa Francisco?

Más adelante explicaré la relación del mencionado economista con el esposo de la señora Zavala. Ahora solo diré que recordé a Frederic Bastiat porque leí, hace rato, la pequeña biografía que da a conocer El Universal de uno de sus colaboradores, Carlos Alejandro Noyola: “Escritor y maestro en economía por la Universidad de Brístol. Es Frederic Bastiat Fellow en el Centro Mercatus, de la Universidad George Mason”.

Me interesé en el articulista de El Universal porque me gustó lo que dijo este domingo acerca de la misoginia del papa Francisco:

  • “Así piensa El Gran Intelectual de nuestro tiempo, aquel que duerme en la suite principal del Estado Vaticano: ‘la Iglesia no puede ser Iglesia sin la mujer’…”,
  • “… y el Purísimo nos da clases de lingüística: ‘porque la Iglesia es mujer, es femenino, es la Iglesia, no el Iglesia’, y como nadie lo para, el Gran Pensador sigue dando cátedra de imbecilidad: ‘Yo tengo la experiencia, en Buenos Aires, de haber hecho consultas con un grupo de consultores (nótese la destreza léxica) solo hombres, curas, y se llegó a este resultado: hago lo mismo con el consejo pastoral donde hay hombres y mujeres, todos juntos, y esto es mucho más rico’, dice mientras agita la mano como saboreándose algo, “porque la mujer te pone un estilo de captación de la realidad, de caminos de solución, de paciencia. Impresionante la riqueza que trae una mujer’…”.
  • “Claro, porque la mujer es como las réplicas de cítricos que mandaban hacer los Medici en Florencia para adornar su palacio: mejor calladita y posando”.
  • “Pero no se aflijan, que ese Gran Intelectual, desde su alcoba, nos manda la bendición, y con eso el machismo —y cualquier virus— desaparece”.

Es bueno, de vez en cuando, cuestionar al romano pontífice. Como nunca había leído al señor Noyola, busqué sus datos biográficos y me topé con eso de que es Frederic Bastiat Fellow. Entonces, recordé a Bastiat y lo ligué con Calderón, más bien, con el silencio de Calderón… Veamos.

Falacia de la ventana rota

El liberal —hoy neoliberal— Frederic Bastiat desarrolló una famosa falacia:

Las columnas más leídas de hoy
  • Un niño avienta una piedra y destruye la ventana de una tienda.
  • El dueño del establecimiento lógicamente se enoja, pero…
  • Algunas personas argumentan que si pensara en el beneficio de toda la sociedad el comerciante no se molestaría tanto, ya que en la destrucción de la ventana hay algo positivo.
  • Como el tendero, a fuerza, tendrá que reparar la ventana, el vidriero va a ganar.
  • Y, entonces, el dueño de la cristalería tendrá dinero para adquirir otros productos, como pan, lo que beneficiará al panadero.
  • El panadero, a su vez, podrá adquirir ropa y beneficiará al sastre…
  • Así las cosas, habrá más comercio, más actividad fabril, más empleo en la comunidad…
  • ¿Es cierto eso? No, si se analiza correctamente la situación.
  • Como bien dijo Bastiat, el efecto económico más perjudicial es el que queda oculto.
  • El dueño de la tienda comprará otro cristal para su ventana, sin duda, pero se quedará sin dinero para cambiar sus zapatos; no le alcanza para las dos cosas.
  • De esa manera, perderá dinero el zapatero, y no podrá usarlo en la adquisición de aquello que le hacía falta para hacer crecer su negocio, mucho más importante y generador de riqueza que la cristalería.
  • Por consecuencia, la comunidad, de esa manera, en realidad perderá.

¿Y esto cómo se relaciona con el silencio del marido de la señora Zavala?

Una frase de Bastiat

El economista francés dijo en algún lado: “Cuando la ley y la moral se contradicen una a otra, el ciudadano confronta la cruel alternativa de perder su sentido moral o perder su respeto por la ley”.

¿Qué significa?

Un tuitero tan veloz como Calderón nunca se queda callado cuando ocurre algún evento político que sacude a la opinión pública.

Ayer, primero de enero, Felipe Calderón no dijo nada sobre la destrucción de la estatua de AMLO que un irresponsable alcalde de Morena levantó en Atlacomulco, Estado de México.

Un par de días antes, Calderón sí había criticado la estatua, no en la forma correcta —como una reprochable obra pública de culto a la personalidad que el propio López Obrador ha rechazado—, sino con una interpretación distinta, y desde luego calumniosa.

Como la estatua que nunca se debió haber realizado fue ubicada en Atlacomulco —donde se supone el priismo es más fuerte—, entonces para el esposo de doña Margarita ello demuestra que Morena es la cuarta etapa del PRI: 1º PNR, 2º PRM, 3º PRI y 4º Morena.

Es falso lo anterior. Más cercano a la verdad sería decir que Morena es la consolidación de muchos movimientos y viejos partidos políticos de izquierda. Pero esto es lo de menos.

Con su tuit, Calderón alborotó a los enemigos de la 4T y del presidente López Obrador.

Lo que siguió a eso fue la destrucción de la estatua que, seguramente, en la mañanera del 3 de enero el propio Andrés Manuel iba a pedir eliminar.

Hay formas legales de quitar estatuas, sin duda. La nueva administración del municipio de Atlacomulco, ya con alcaldesa priista, pudo haber acordado el retiro del monumento, lo que en ese caso se habría hecho a la luz del día.

No ocurrió así: mientras la gente celebraba la Noche Vieja y brindaba por el Año Nuevo, algunos vándalos destruyeron la estatua.

Calderón no criticó durante todo el día de ayer tal acción delictiva, que en buena medida él motivó al burlarse de la estatua.

Dice la columna Bajo Reserva, de El Universal, que ante la destrucción de la estatua “muy silenciosos estuvieron los clásicos defensores” de la 4T.

Eso es mentira: mucha gente partidaria de AMLO sí cuestionó el vandalismo, pero, en cualquier caso, el silencio que sí fue real y sí llamó la atención fue otro: el de Calderón quien, insisto, fue la persona que más odio sembró contra la estatua.

Calderón calló —ya dirá algo este domingo o mañana lunes—, es la verdad: el esposo de la señora Zavala no publicó nada en Twitter. ¿Estuvo inactivo por la cruda de las festividades de Año Nuevo? No creo.

Calderón calló todo el 1 de enero porque, seguramente, no sabe cómo expresar una idea similar a la de su subordinado político Javier Lozano. Este difundió el siguiente tuit: “No me parece una conducta cívica adecuada. Pero vaya que es una fuerte señal”.

¿Una fuerte señal? ¿Es en serio? ¿El vandalismo es una señal de qué? Evidentemente, Lozano habla de una señal de descontento político y, por el contexto de sus palabras, la considera legítima.

Sabemos que el señor Lozano es de temperamento violento, pero ¿el vandalismo como señal política, además correcta? Ya pisa los límites del golpismo el hombre que ocupó el cargo de secretario del Trabajo en el sexenio de Calderón.

El hecho es que el esposo de Margarita ayer calló porque está tratando de armar mejor la misma idea de Lozano: “Destruir una estatua es un acto poco cívico, pero al mismo tiempo representa una señal de descontento político”.

La moral de los fanáticos políticos, como Lozano y Calderón, diría el economista Bastiat, llega a contradecir la ley y, entonces, ellos quedan ante la alternativa de “perder su sentido moral o perder su respeto por la ley”.

¿El diario Reforma ya es golpista?

En las mismas anda el diario Reforma, dirigido en lo editorial por un fanático de ultraderecha, Juan Pardinas, quien quizá ha leído a Bastiat, pero solo para apropiarse de sus ideas económicas: no de las que apuntan al respeto absoluto al Estado de derecho.

Hoy dice la columna Templo Mayor de Reforma: La destrucción de la estatua “no está claro si fue un acto vandálico, un mensaje político...”.

Perdón, pero un delito es un delito… ¿mensaje político? Solo que Reforma en el fondo lo que esté diciendo es que se trata de un mensaje golpista. ¿Es lo que piensa alguien como Pardinas?

La falacia de la estatua tirada

Quizá para Javier Lozano, para Felipe Calderón y para Juan Pardinas la destrucción de una estatua tiene de positivo el hecho de mandar un mensaje a la 4T sobre el que tendrá que reflexionar el presidente López Obrador si no quiere que su gobierno se venga abajo... de manera violenta. Es lo que claramente están sugiriendo Lozano, Calderón y el director editorial de Reforma.

Ellos podrán decir que una advertencia a tiempo siempre es benéfica. Falso. En este caso todo es perjudicial. Se trató de un acto de vandalismo alentado por gente especializada en sembrar odio como Felipe Calderón, y debe ser repudiado por todos y todas en México, hasta por el marido de Margarita Zavala, aunque lo haga hipócritamente.

El repudio al delito debe ser unánime y rápido. El silencio de Calderón, el tuit de Lozano y el comentario de Reforma hablan de una derecha mexicana que se sabe derrotada y que, en vez de organizarse para ganar elecciones, empieza peligrosamente a coquetear con el fascismo y el golpismo.

Según la astronomía, existen varios tipos de años: que no sea el 2022 el peor año posible

  • Año civil o gregoriano
  • Año trópico o solar
  • Año bisiesto
  • Año sideral
  • Año astronómico
  • Año anomalístico
  • Año platónico
  • Año cósmico o galáctico

La ciencia, sin embargo, no todo lo sabe ni todo lo estudia. Existen también los años perdidos. Así será 2022 si no entendemos que debemos respetar la ley. Y, desgraciadamente, hay gente que el primero de enero celebró como “señal” o “mensaje” político, además legítimo, un criticable acto de vandalismo.

Mal ha iniciado 2022.