El discurso que AMLO repitió hasta el cansancio en 2018 para ganar la elección, exponía a un México en crisis económica y con un mediocre crecimiento del 2.5%; un México con desigualdad social, deuda pública, déficit presupuestal y una deficiente política social, un discurso que resultaba evidentemente contrario a los datos reales, pero él siempre aludía a sus “otros datos”, al final de su sexenio cumplió con su discurso, dejó al país en una verdadera crisis económica, política y social.

AMLO se empeñó hasta dejar el país con inflación al alza, desigualdad social, crecimiento de la deuda pública y con el peor crecimiento, por abajo del 1%.

El discurso ya no da

El déficit presupuestario es alarmante, y esto obedece a que el gobierno ha incurrido en déficits presupuestarios consecutivos y al aumento de la deuda pública. Al cierre de 2024, el déficit fiscal será equivalente al 6% del PIB, es decir, 1,8 billones de pesos, su nivel más alto en los últimos 36 años.

Para explicarlo, es como si un trabajador destinara más una cuarta parte de su salario a pagar los intereses de una deuda, sin conseguir abonar ni un centavo a la deuda.

El erario se fue en obras faraónicas que no generan inversión ni contribuyen a los ingresos con su operación, pero, eso sí, se llevaron fideicomisos y cuantiosos recursos públicos: Dos Bocas costó el triple y sigue sin producir un solo barril; el Tren Maya, costó más de tres veces lo presupuestado y funciona a duras penas a una cuarta parte de lo planeado y el AIFA, simplemente no termina por despegar.

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Déficit inmanejable

La disminución de los ingresos, la caída en los precios del petróleo y la reducción de la producción han afectado los ingresos del gobierno. Los ingresos públicos han tenido un desempeño menor al esperado en los últimos años: En 2023, crecieron apenas un 1% real, lo que representa un desempeño menor al de 2020, cuando cayeron 4.1%, y de enero a julio de 2024, los ingresos petroleros sumaron 97,000 millones de pesos, el peor nivel desde 1990.

Contrario a los ingresos, el gasto público aumentó de forma desmedida. En 2022, representó el 26.7% del PIB, un incremento de 1.5 puntos porcentuales respecto al año anterior y en 2024, se estima que el gasto público será de 9.22 billones de pesos.

Pero el gasto no se aplicó de forma directa a lo que normalmente debería destinarse, como la creación de infraestructura de la política social, como escuelas, hospitales, carreteras, protección civil, vivienda y servicios públicos, simplemente fue a parar a la entrega de recursos en efectivo para la compra de votos.

A todo hay que sumar otro factor, algo a lo que el propio AMLO en 2018 llamaba “la lacra de todos los males”, la corrupción y la ineficiencia. Pues resulta que su sexenio superó en corrupción al de su antecesor, con una diferencia, que sí hubo permiso para mentir, robar y traicionar.

AMLO aseguró que defendería la “soberanía energética” y salvaría a Pemex y CFE, pero hizo todo lo contrario, Pemex es la peor empresa petrolera en el mundo con una deuda inmanejable y deudas impagables a proveedores; CFE va por la misma, Bartlett la dejó al borde de la quiebra, apenas hace unos días Moody’s cambió perspectiva de CFE a negativa.

Pese a todo, la presidenta Claudia Sheinbaum conserva la retórica y consideró que la evaluación económica hecha por la calificadora Moody’s sobre México tiene un “sesgo”, pues aclaró que “la economía del país está fuerte”.

Mientras, la explicación que ofreció el secretario de hacienda Rogelio Ramírez de la O solo sirvió para que se burlaran de él cuando presentó el paquete económico para 2025, con el que pretende, sin crear nuevos impuestos o aumentar los ya existentes, recaudar 5.296.4 billones de pesos durante 2025, una cifra récord que representaría un crecimiento real de 2.6% respecto a 2024.

Las cosas están tan mal, que las controversias entre morenistas y aliados son cada vez más evidentes. Monreal volvió a retar a la presidenta y aseguró que se requiere de una reforma fiscal, y el recorte que se da a casi todas las secretarias y sectores empezando por la Defensa Nacional terminará por generar mayores conflictos al interior de Morena.

A todo lo anterior se suma la posición que asumirá el gobierno de Donald Trump frente a temas económicos y sociales que impactan en la economía de México, como la política migratoria, cuando una de las principales fuentes de ingresos son las remesas, así como la revisión del T-MEC y sus implicaciones sobre la inversión, empleo, infraestructura y comercio.

¿Pasaremos de la crisis económica a la crisis de gobernabilidad?

X: @diaz_manuel