La incongruencia, corrupción, falta de planeación y de conocimiento que priva en los responsables del sector energético, podría desencadenar una grave crisis en el sector.

Partiendo de la premisa de que el mundo pasa por una transición energética motivada por el cambio climático y la búsqueda de eficiencia energética y energías más baratas, se viven cambios fundamentales en la movilidad y los modelos de producción. Los acuerdos comerciales exigen que más del 60% de la producción se realice con energías renovables. Sin embargo, la estrategia de AMLO es de principios del siglo XX, cuando pasamos del carbón al petróleo.

Con esta visión, arcaica y absurda, incumplió tratados internacionales, pero cumplió con los acuerdos que adquirió con Trump a cambio de apoyo a sus aspiraciones políticas y de ambición de poder.

Cancelar el desarrollo

Al inicio de su administración, AMLO y su bancada de impresentables en el Congreso se pronunciaban por generar energía eléctrica con carbón, asegurando que el gas natural y las energías eólica y solar eran lo peor con argumentos tan absurdos como que “afeaban” el entorno o que nos querían robar el sol y el aire.

Estupideces como esas, llevaron a AMLO a cancelar las subastas eléctricas y el presupuesto de inversión de CFE en redes de distribución y transmisión e iniciar litigios contra empresas transportistas y distribuidoras de gas natural.

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Armando Guadiana, entonces senador de Morena, mencionó que se tenía planeado retomar el proyecto de construir una central carboeléctrica y AMLO se empeñaba en las hidroeléctricas que, si bien generan energía limpia, ni son tan baratas ni tienen la potencia necesaria, eso sin considerar la crisis del agua y, para completar, decidió construir Dos bocas, el símbolo de la corrupción y la ineficiencia.

Al final, después de cancelar las subastas de las renovables, se tragó sus palabras y anunció la construcción del parque solar de Puerto Peñasco. Pero como todo en este gobierno, sin planeación ni estrategia. El terreno donde se construye es propiedad de Daniel Chávez, el dueño de Vidanta y el dinero no alcanzó más que para el terreno y algunas celdas solares, además no hay forma de “subir” la energía por falta de red de transmisión.

Ahora la CFE obtuvo un préstamo de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) por 98.7 millones de dólares para la primera etapa de la planta solar. En el boletín de la CFE se destaca la necesidad de incrementar la capacidad de generación para atender la creciente demanda de energía derivado del “nearshoring”.

Comprar caro

La empresa española era el diablo, decía, pero terminó comprando activos desgastados por 6 mil millones de dólares, muy por encima de su valor real y dejándole las plantas renovables.

Una investigación publicada en Proceso consigna que uno de los beneficiarios de la operación es el siniestro ex asesor de Salinas, José Córdova Montoya, cuya suegra es gran amiga y aliada de Jesús Ramírez, el vocero de AMLO.

Falsa narrativa

Para cancelar el desarrollo del gas natural argumentó que se trataba de “contratos leoninos” y más tarde, el conflicto por el gasoducto submarino Texas-Tuxpan fue “la gota que casi derramó el vaso” y que apuró la renuncia de Carlos Urzúa.

El exsecretario había advertido que el litigio en contra de TransCanada, hoy TC Energy e IEnova, podría repercutir en el abastecimiento y detener la firma del T-MEC. Al final se resolvió en favor de TC Energy y Sempra, que representa Tania Ortiz Mena, prima hermana de la embajadora de México en Reino Unido y sobrina de Carlos Salinas.

El ducto se debía interconectar con uno existente de Pemex y bajar el gas hasta la península de Yucatán. Pero Bartlett y Miguel Reyes decidieron invertir 4,500 millones de dólares con TC Energy para construir una extensión del ducto marino hasta Dos Bocas devastando fauna marina y manglares.

Finalmente, el 20 de junio se anunció la suscripción de un memorando de entendimiento con Esentia Energy Systems, un fondo de inversión europeo que adquirió la empresa Fermaca de los hermanos Calvillo y que hoy dirige Fernando Tovar, para el desarrollo conjunto de una nueva infraestructura de gas natural por el orden de 300 mdd.

Durante la firma Bartlett expresó la relevancia de alcanzar alianzas para fortalecer a la CFE mediante activos claves para garantizar la seguridad energética del país y solucionar controversias con empresas privadas.

Seguramente el cambió de “línea” del presidente tiene que ver con los recursos que requiere para las campañas de sus corcholatas y ese tipo de acuerdos, que Bartlett conoce muy bien, son una excelente fuente de financiamiento.

AMLO primero despotricó, pero hoy considera al gas natural como el “combustible de la transición” y busca impulsar las renovables -con sus cuates- o a través de acuerdos donde poder obtener ventajas financieras. No le importa que el sector energético y productivo colapsen, ni dejar sin luz a la población por los apagones que se experimentan cada vez más en buena parte del país.

¿Perderemos la oportunidad del nearshoring por no tener capacidad energética? Sin duda y mucho más.

Twitter: @diaz_manuel