Un homenaje merecido a dos personajes históricos del país. Ifigenia Martínez y Manuel Velasco fueron galardonados con la Medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República.

Todo transcurrió con normalidad.

Llegada la hora todo estaba listo para recibir a los personajes y cumplir el acto protocolario. Dadas las condiciones se desechó la idea innecesaria que había trascendido según versiones de la propia oposición a través de tres senadoras que planeaban, en plena ceremonia, protagonizar una protesta y confrontar al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Él era uno de los invitados especiales del evento, sin embargo, el secretario de gobierno tras el ríspido e hipotético escenario que pronosticaban en Palacio Nacional, decidieron dar marcha atrás.

De hecho, fue el propio titular de la Secretaría de Gobernación, Adán Augusto, en representación AMLO, quien encabezó el merecido reconocimiento. Fue así que el marco lució idóneo en la distinción de dos largas trayectorias no solo en el tema político, sino en el andamiaje científico al servicio de la humanidad.

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Alejados de la parafernalia y del espectáculo mediático quedó perfectamente asentado que, con voluntad y altura política, hay coordinación, al menos, cuando se trata de un asunto de la trascendencia del galardón de la Medalla Belisario Domínguez.

Por ello, el acto significó un encuentro de respeto que no es necesario ensuciar y criticar menos, cuando se entiende perfectamente la magnitud del logro que ha sellado un legado importante en la vida pública del país.

Quizá el detonante a través de los mensajes dedicados a subir el nivel político y el llamado a respetar la investidura presidencial de parte de los liderazgos del Senado. Llamó mucho la atención para venerar el espacio y el tiempo de una carrera distinguida de Ifigenia Martínez y Manuel Velasco, dos conmemoraciones que, con méritos propios, han construido exitosas carreras y legados en el país.

En voz de los propios protagonistas y, habiendo un marco perfecto, todo salió como se esperaba. Fue necesario un llamado enérgico al respeto bajo la consigna que tiene la importancia para reconocer a quienes han servido a la patria o a la humanidad.

Cada año se celebra y necesitamos que, en efecto, mostremos congruencia a todos aquellos que han dedicado parte de su vida donde han compartido no solo experiencia, sino aportes sustanciales que nos llenan de orgullo como mexicanos.

Así lo percibimos todos los ciudadanos quienes, al igual que los miembros del legislativo en la Cámara Alta, estamos de acuerdo en la decisión que se tomó y, que en un momento, no pasara desapercibido ni se dejara de reconocer primero, la larga trayectoria de Ifigenia Martínez que ha sido, en ese sentido, un gran ejemplo de convicción en la lucha democráticas del país.

Siempre por la izquierda. Sus palabras, su madurez y su experiencia, muestran la visión de una mujer excepcional.

Y por otro lado, que decir igualmente de una larga aportación al campo científico a manos de Manuel Velasco. Esa es justamente una razón poderosa en un marco perfecto que, en la descripción de los hechos, se llevó a buen puerto.

De hecho, nos comentan que liderazgos del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) mantuvieron pláticas con las fuerzas de oposición a fin de garantizar una armonía y un clima idóneo entendiendo, en particular, lo que significa este hecho histórico.

Enhorabuena por los legisladores que mostraron civilidad y altura política. Buen nivel a la hora de recibir a dos grandes figuras cuyas, atribuciones, son dignas de honrar en tiempos de la Cuarta Transformación.

Javier Lozano en Twitter: @JavierLozanoMor