Se trata de personajes como Marko Cortés, Alejandro Moreno Cárdenas (Alito), Gabriel Quadri, Jesús Zambrano o Dante Delgado, que actúan con una doble moral y que le exigen al presidente lo que no le exigen a la oposición que supuestamente representan, y de la ciudadanía que les compra el falso discurso de contraste y oposición con la 4T.
Son dirigentes de partido que poco o nada hacen por cumplir con las demandas sociales y ni siquiera con los principios básicos de sus instituciones, simplemente representan lo peor de la política nacional, convalidan lo mismo que cuestionan al poder, son simple y llanamente parte del juego para luego repartirse el botín y, en nombre de la unidad, los apoyamos.
La no oposición
La “lucha” que encabezan se limita a cuál de ellos es el que mejor negocia con AMLO. No tienen propuestas, no promueven una agenda de programas o proyectos basados en los principios de sus partidos o de la sociedad, su tarea es colocarse lo mejor que pueden de espaldas a la ciudadanía.
Están también algunos dirigentes de organizaciones sociales, como FRENAA y mucha organizaciones que, como en pleito de barriada, se dedican a denostar al presidente, con el propósito de hacerle el juego, no proponen ni cuestionan a fondo las políticas públicas aunque sean contrarias al interés de la nación.
También vemos a líderes empresariales que, con el afán de llegar a ocupar un cargo de representación, son capaces de vender su alma al diablo, como el aspirante a dirigir el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Francisco Cervantes, quien, en vez de defender los intereses de la clase empresarial y de sus trabajadores, se pone “de pechito” al asegurar falsamente que en el sexenio pasado hubo muchos excesos en materia de tarifas eléctricas y que llegaron a incrementarse un 80% pero, con el actual Gobierno, hay apertura y diálogo.
Líderes del cambio democrático
Estos líderes y dirigentes sociales están muy lejos de aquellos que realmente impulsaron un cambio democrático en el país, como lo fueron Luis H. Álvarez, Carlos Castillo Peraza, Jesús Reyes Heroles, Heberto Castillo, Arnaldo Córdova, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo o miembros de la sociedad civil cuyas propuestas se tradujeron en políticas públicas e instituciones que favorecieron el avance democrático; como los escritores Carlos Monsiváis, Carlos Fuentes, Héctor Aguilar Camín, Elena Poniatowska, Enrique Krauze o luchadores sociales como Tatiana y Manuel Clouthier, José Woldenberg y Enrique González Pedrero. entre otros.
Estos líderes apoyaron cambios en favor de la democracia del país, como la independencia y ciudadanización del órgano electoral, la credencial con fotografía, la reforma educativa y su federalización, la reforma fiscal o la apertura económica, en anticorrupción, gracias al impulso de Samuel del Villar, se instaló un sistema de rendición de cuentas y se creó la secretaría de la Contraloría que derivó en lo que hoy es la secretaría de la Función Pública. Lucharon por la independencia de la Procuraduría General de la República y pugnaron por un sistema de partidos más democrático, sus propuestas se hicieron realidad de cara a la sociedad y no pasaron a la historia como serviles al poder.
Entre los frutos de esa lucha destaca sin duda, la alternancia en el poder y que los incentivos políticos se otorgaran de forma más transparente.
Lamentablemente hoy presenciamos el colapso de los logros de esa lucha social y vemos a los partidos de oposición convertidos en el peor lastre para la democracia.
El silencio de los opositores
¿Qué pasa con los problemas de la nación? ¿Dónde están las propuestas para atenderlos? En estos momentos los partidos de oposición y las organizaciones sociales, que se supone son opositoras, callan como momias.
Por ejemplo, dónde estuvieron cuando diez gobernadores lanzaron una propuesta para un nuevo pacto fiscal, ni sus legisladores ni sus partidos apoyaron la iniciativa. ¿Por qué no dicen nada ante la corrupción rampante que vivimos? Seguramente porque también forman parte de lo mismo. ¿Por qué no se manifiestan ante la deuda brutal de CFE y Pemex, la más alta en dos décadas? Ahora, en la discusión de la reforma eléctrica o guardan completo silencio o se meten al debate de descalificación ideológica promovida desde el poder y se olvidan de defender la propuesta que en algún tiempo promovieron, sin escuchar a los especialistas energéticos, medioambientalistas y a una muy buena parte del sector productivo y de la transformación del país.
La oposición le ha dado la espalda a la sociedad y se ha vuelto comparsa del poder.
Partidos, asociaciones, organizaciones y ciudadanos le exigen a Andrés lo que no le exigen a sus líderes y protagonistas; sin propuestas o iniciativas.
Estamos jodidos.