Sí, resonó en todo el país la noticia de “cayó Silvano Aureoles y tal, tal, y tales más miembros de su gabinete en Michoacán”; luego al poco rato, supimos que sí, que buena parte del gabinete de Aureoles había caído, ¡excepto, el!; con Miguel Ángel Mancera sucedió lo mismo, buena parte de su círculo cercano cuándo fue jefe de gobierno de CDMX está preso, mientras el, el jefe de todos, se pasea dando entrevistas en uno y otro podcast.

Con el caso del cetro de adiestramiento y exterminio en Jalisco, en la retórica de la presidencia y la Fiscalía, la constante es Alfaro, los subordinados de Alfaro, Alfaro y más Alfaro, y sí, sabido es que ese impresentable gorila político le insistió hasta el cansancio a AMLO que le dejara por completo a el y a su gobierno el tema de la seguridad pública en Jalisco ¿porque?, por nada bueno sería, a la luz de constatar el infierno en que convirtió a su entidad en ese sexenio ya hoy terminado.

Y así nos podemos seguir, Felipe Calderón ha sido enunciado y sentenciado “N” cantidad de veces en las mañaneras y por jilgueros adictos a la 4T, correcto, es evidente su responsabilidad en el drama mexicano, pero al igual que Mancera y Silvano, están en completa libertad, haciendo mofa a todos los mexicanos, pero la justicia real, no toca a Felipe Calderón ni con el pétalo de una rosa, ahí lo vemos, con su sonrisa burlona dando clases en una universidad “patito” de Madrid, y lo mismo (insisto) que Mancera, Silvano y muy posiblemente Alfaro, con todo su gabinete de seguridad preso, ya sea en México o en los Estados Unidos.

Hay a todas luces en México un obsceno pacto de impunidad entre lo más granjeado de la clase política sin importar partidos, salvo tres o cuatro excepciones, si la actual presidenta pretende (en completa realidad) marcar una enorme diferencia, seria rompiendo ese pacto nocivo para la nación, y entre más arriba se pueda llegar a romper, mejor, esto es, la mismísima presidencia de la república; vaya bien que le haría un hito histórico de estos a México.

Lo triste del caso Jalisco, es que (sinceramente) veo antes al grotesco Enrique Alfaro en la banca de las Chivas, cómo su DT (cursa esa carrera en Países Bajos), festejando los goles de su equipo y mofándose de muchos miles de familiares de muertos y desaparecidos durante su administración, que pisando el sitio que le corresponde: una prisión de máxima seguridad.