En medio del furor de los partidos de futbol americano de la NFL hacia la ronda divisional para avanzar a los playoffs rumbo al Super Bowl, ayer se dio en Iowa la “patada inicial” de las elecciones en Estados Unidos, para definir quién será el candidato del partido republicano para contender por la presidencia, el próximo martes 5 de noviembre, contra Joe Biden que, hasta el día de hoy, ha confirmado que buscará su re-elección, en representación de los demócratas.

“Todo empieza en Iowa” es el lema electoral en ese país. La historia ha demostrado que quien gana esta elección inicial (que se lleva a cabo por “concilio” o “caucus”), no es necesariamente quien al final se queda con la candidatura. Siguen los procesos en New Hampshire y Carolina del Sur (por “caucus”), y la gran elección en la mayoría de los estados, que se realiza en el llamado Super Tuesday (el martes 5 de marzo), donde se elige al candidato mediante primarias con el método tradicional del voto en urna. En el complejo sistema electoral norteamericano, el candidato oficial del partido republicano y del demócrata se designa en las Convenciones Nacionales de esos partidos (en julio y agosto, respectivamente).

Aunque el resultado en Iowa no es definitorio, el que ayer Donald Trump haya ganado con un amplio margen de 30 puntos (y la totalidad de los condados), sobre Ron DeSantis (segundo) y Nikki Haley (tercera), manda señales claras sobre el apoyo de los votantes republicanos a Trump, como condena a los procesos legales que enfrenta por las instituciones de ese país, al considerarlo víctima de persecución política.

¿Qué esperar de estos resultados?

  • Se anticipa una contienda electoral muy polarizada, entre los principios y valores conservadores y progresistas, que encenderá aún más su guerra cultural.
  • La discusión política de los temas sobre economía, energía, y seguridad fronteriza con México, China y política exterior (que más preocupan a los norteamericanos), se radicalizará por el “duelo personal” entre rivales, Biden y Trump, que tienen un “ajuste de cuentas pendiente”, por los sucesos del pasado 6 de enero de 2021, (conocido como el asalto al Capitolio).
  • Podría surgir una tercera vía, como la de “No Labels” (organización política autodefinida de “centro”), que ha señalado que, si en el Super Tuesday se confirma que la carrera presidencial se dé entre Trump y Biden, ellos buscarán designar un candidato que, en nombre del “interés común”, se pronuncie por la moderación política.

La contienda presidencial que apenas empieza en EU va en camino hacia confirmar una elección entre Trump y Biden. Pero todo puede pasar. Los niveles de aprobación de Biden (33%, según la última encuesta de ABC/Ipsos) son los más bajos en los últimos 15 años para un presidente en funciones, lo que, junto a su avanzada edad y constantes tropiezos políticos, pudiera dar lugar a un Plan B, para sustituirlo. Por otro lado, Trump enfrenta juicios penales y civiles que pudieran poner en duda su legitimidad para obtener la candidatura (además, la Suprema Corte deberá resolver si procede su eliminación de las boletas electorales de Colorado y Maine). Ron DeSantis, conservador radical, y Nikki Haley, más moderada, por ahora, siguen en la batalla.

Por lo pronto, en un discurso triunfalista conciliador con sabor a rancio, Trump vuelve a amenazar con el endurecimiento de medidas en la frontera para “acabar con la invasión de inmigrantes”. México, otra vez, se convierte en eje de su campaña con los temas de migración, los cárteles y el fentanilo. Aunque anoche no usó descalificativos contra nadie, el MAGA Trump que ya conocemos volverá a la cargada.