La incorporación de los sindicatos nacionales de industria en la ley federal del trabajo tenía como objetivo que pudieran agruparse organizaciones sindicales de empresa en un gremio nacional de su mismo ramo, para que hicieran frente común con patrones del mismo sector industrial, logrando presionar de forma colectiva por la mejora de sus condiciones de trabajo; por eso es que incluso se mantiene la posibilidad de estallar huelgas en las empresas por solidaridad, es decir, para apoyarse con el instrumento más fuerte que tienen los trabajadores: el paro legal de labores. Esto tenía mucho sentido en tanto las empresas de un ramo, por ejemplo, automotriz o del vidrio, que tienen procesos productivos similares, otorgaran las mismas condiciones de salario y prestaciones a sus trabajadores, lo que incluso fomenta la competencia económica.

Pero esto nunca paso, los sindicatos nacionales industriales fueron el instrumento fundamental para el corporativismo sindical, para el control de los trabajadores por parte del estado y los patrones a través de sindicatos que no representan a los trabajadores pero cuentan con el documento oficial del estado que los autoriza para existir. De esta forma, se otorgaron cientos de miles de tomas de nota, en el ámbito federal y local, creando sindicatos de todos los ramos industriales en donde hay un líder sindical, un secretario general y un comité, que tenía la oportunidad de firmar contratos colectivos de trabajo a espaldas de los trabajadores, en contubernio con el patrón. Obviamente hay excepciones a lo anterior, sindicatos nacionales independientes de lucha, pero no son más de unas cuantas docenas en el país.

Lo que vendieron estos sindicatos nacionales de industria charros era protección a cambio de cobrar las cuotas que les descuentan al trabajador y cobros al patrón, otorgando a cambio el beneficio de que sus trabajadores nunca emplazarían a huelga, manteniéndolos en calma (utilizando golpeadores si es necesario para someterlos) y evitando que se pudieran organizar en otro sindicato, pues ellos impiden que entre y organice a los trabajadores.

La entrada del T-MEC y la reforma laboral de 2019 impone un modelo de organización sindical distinto, a donde se de participación a la base trabajadora en la toma de decisiones de su situación laboral, que sean ellos, los trabajadores que están día a día en su empresa, que la conocen en todo su proceso productivo, quienes puedan negociar directamente con su patrón, pues solo ellos, las partes en la producción, tienen el interés por mantener fuentes de trabajo productivas y con condiciones de salario digno. Ya no cabe en este modelo un líder sindical que no labora en la fuente de trabajo, que nunca ha pisado la fábrica o el taller, la tienda o el hotel, pues nunca ha formado parte de las jornadas de trabajo de la empresa, solo tienen un papelito en forma de toma de nota que les dice que son lideres sindicales aprobados por el gobierno.

Miles de estos sindicatos nacionales de industria se extinguirán ahora que no han podido legitimar los contratos de protección que firmaron con los patrones, los trabajadores no los conocían y no fueron capaces de organizarlos, sus lideres dejarán de seguir sangrando a los trabajadores y las empresas. Los trabajadores harán su parte en su extinción, toca también a la autoridad del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, poner los últimos clavos al ataúd de la más denigrante historia del sindicalismo mexicano.

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Se van a dar cuenta que los abogados patronales y las empresas que los utilizaron tantas décadas ya no los necesitan, pues su protección es inútil, la reforma limita la extorsión continua con emplazamientos a huelga, su arma más fuerte, porque se necesita la aprobación de los trabajadores y sin ellos no pueden seguir actuando impunemente. Es el fin del cartel sindical de la extorsión con legitimación del estado.

La tendencia de organización sindical será con sindicatos empresa, en donde el líder sea un trabajador activo en la fuente de trabajo, trabajadores reales, que laboran día a día en la producción de la empresa, con quienes realmente se puede negociar las condiciones de trabajo que permitan mantener las empresas productivas y empujar a la realidad las condiciones de trabajo, pues si alguien sabe las posibilidades económicas son ellos. Veremos cómo se mueve el ambiente sindical en la siguiente etapa sindical post pandemia y post T-MEC.

Twitter: @riclandero

Vladimir Ricardo Landero Aramburu. Maestro en derecho por la UNAM