Diversos medios de comunicación ya han tocado el tema de la base de mantenimiento (MRO) de la Compañía Mexicana de Aviación, y una “supuesta” intención del gobierno federal de comprarlo; pero veamos qué porcentaje de la información es verdad, qué tanto es mentira y qué de todo lo señalado es solo el intento de implementar una narrativa para beneficio personal.

No voy a hablar a medias tintas, en estas semanas que lleva el año he estado en comunicación con muchos compañeros que laboran en el taller de mantenimiento, quienes me ponen al tanto de la situación por la cual están atravesando.

Quiero empezar por desmentir lo dicho por El Financiero. No es cierto que el gobierno esté interesado en adquirir la base de mantenimiento, y todo más bien indica que sus “fuentes cercanas” son en realidad los miembros del fideicomiso del MRO, quienes llevan ya un buen rato buscando ante el gobierno, una prórroga del tiempo de vida del fideicomiso.

Y es que el plazo para repartir el dinero de dicho fideicomiso vence el próximo 4 de abril, y hay que ser muy claros: los encargados de cuidar este patrimonio (comité técnico) han sido exageradamente opacos ante los trabajadores. Tanto que al día de hoy no sabemos cuánto dinero tiene ese fideicomiso; sabemos que durante 2019 al 2022 hubo pérdidas, pero desconocemos las cifras hasta la fecha, no se nos ha informado absolutamente nada.

Ni para aclarar sí es cierto, o si son conjeturas nuestras; ¡nada! y eso que los miembros del comité técnico del fideicomiso son nuestros propios compañeros.

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Fideicomiso Mexicana MRO, cedula de seguimiento

Cuando a Mexicana de Aviación la bajaron de vuelo, en agosto de 2010, el taller de mantenimiento o MRO quedó fuera de la masa concursal, por lo que siguió siendo un ente productivo. En 2014 el gobierno de Peña Nieto giró instrucciones para que el Banco Mercantil del Norte (Banorte), Bancomext, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA) conformaran el fideicomiso F/2100. Cuatro años más tarde, supimos por información oficial que para junio del 2018, había $147,769,023.58 pesos resguardados.

En el fideicomiso F/2100 hay un cierto grupo encabezado principalmente por algunos miembros del comité técnico que buscan una prórroga de su duración, porque quieren ser “accionistas” del taller de mantenimiento. Esta idea ha sido planteada en muchos foros por el capitán Rafael Gutiérrez Barajas, y ustedes mismos pueden corroborar que lleva años con esa misma cantaleta.

Sin embargo, la información que yo obtuve es muy distinta a la narrativa de que los trabajadores “andamos en búsqueda de una prórroga”. Hasta el año pasado, uno de los interesados en adquirir la base del MRO, era Enrique Beltranena, de Volaris, pero creo que son claras las razones por las cuales ya se bajó del barco de los postores, pues tiene problemas que resolver antes, en su propia compañía aérea.

Otro de los postores es Delta Airlines y hasta donde me informaron iban muy avanzados en las pláticas para la adquisición de la base de mantenimiento. El problema en realidad es que el capitán Barajas y algunos miembros más del comité técnico llevan todo este tiempo viviendo del fideicomiso; su extinción sería igual que lanzarlos a los brazos del desempleo, y esa es una de las razones por las que un grupo de trabajadores busca una prórroga, que lamentablemente no beneficia en lo absoluto al grueso de los ex empleados de Mexicana.

De hecho, otros grupos de trabajadores con los que he platicado señalan que no le ven sentido a esta prórroga, mucho menos a las intenciones de ser “accionistas”, porque solamente unos cuantos han sido beneficiados al seguir trabajando en el MRO. Eso sin contar que la base no puede ser utilizada para liquidar a los trabajadores, pues desde el principio del conflicto, el MRO quedó fuera de la masa concursal, tal y como se desprende del propio expediente judicial.

El manejo del MRO ha sido de lo más opaco, pues los trabajadores nunca hemos tenido claridad, en quién es verdaderamente el dueño de la base del MRO. Una hipótesis es que le pertenece a Jorge Gastelum, que compró las acciones de Nuevo Grupo Aeronáutico a Gastón Azcárraga por mil pesos. Aunque usted no lo crea, se dice, exige millones de dólares para “soltarle” a los trabajadores el MRO.

Es más, desde que el taller de mantenimiento quedó fuera del concurso mercantil se ha intentado vender, pero siempre se llega al mismo punto sin retorno, pues no hay absolutamente nada de claridad en quién es dueño del MRO, y hasta donde tengo registrado, varias ventas se cayeron a lo largo de estos años por este motivo.

Además, me parece cruel que intenten poner al gobierno federal contra las cuerdas al aseverar que “están interesados en adquirir la base”, cuando eso es falso, y lo saben. En todas las reuniones que se tuvieron con el gobierno federal, el taller de mantenimiento siempre quedó fuera, ya que no es de su interés comprarlo. ¿Cuál es la razón? que no se sabe a ciencia cierta quién es el dueño de la base del MRO.

Más bien, lo que exigimos los aún trabajadores de la Compañía Mexicana de Aviación, es claridad sobre quién es el dueño legal de la base de mantenimiento del MRO, ¿por qué no ha sido dispersado el dinero del Fideicomiso 2100? Para el 4 de abril de este año el fideicomiso desaparece y en sus propias reglas se establece que si al llegar el plazo (04 de abril de 2024) el dinero no había sido dispersado, éste regresaría a sus dueños originales, que son quienes fondearon el mismo; o sea Banorte, Bancomext, AICM y ASA, quienes recuperarían lo invertido.

Y es que según el discurso oficial del entonces presidente de la nación, Enrique Peña Nieto, el fideicomiso se creó para “subsanar” las liquidaciones de los trabajadores. Dicho en buen castellano: como el gobierno ya sabía de antemano que los trabajadores no íbamos a cobrar una liquidación, o esta iba a ser pírrica, se creo el fideicomiso para que pudiéramos con este cobrar “un poco más”.

No obstante que esa fue su finalidad primigenia, los miembros del comité técnico del fideicomiso convirtieron este en su “modus vivendi”, para su propio beneficio, como el caso de Claudia Estela Rosales Quijas, sobrecargo de Aeroméxico y ex representante sindical de ASSA, quien sigue ahí, cobrando más de 40 mil pesos al mes por no hacer absolutamente nada.

Lo mismo el abogado mercantilista de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación de México (ASSA), el Lic. Ricardo Mungarro, que cobra una cantidad similar a Rosales Quijas por formar parte de este comité técnico. Cuenta aparte es lo que cobra por los casos del “Equity” de Aeroméxico, entre otros servicios que ya son harina de otro costal.

Mexicana MRO

Muchos de los trabajadores de Mexicana ya estamos cansados de que utilicen el tema del MRO para conveniencia de algunos pocos. Lo que la gran mayoría quiere es que ya se disperse ese dinero, que se supone debería de estar en el fideicomiso, pero las malas lenguas indican que en realidad solo un selecto grupo (con nombre y apellido) se sirvió con la cuchara grande bajo el pretexto de su “administración”, y que dinero ya no hay.

Eso aclara la intención de algunos trabajadores, de convertirnos a todos en “accionistas”, para que en lugar de darnos el dinero en efectivo, se nos dé en acciones, con un discurso pleno de “espejitos”, pues qué mejor que ser accionista del MRO, la base de mantenimiento más grande de América Latina, con permisos para reparación de aviones, y que además actualmente está en números negros.

Un detallito que se me estaba pasando, el capitán Gutiérrez Barajas es además presidente del Consejo de Administración de Mexicana MRO. Aclaro que lo aquí vertido no es para nada en contra del capitán; de hecho a mí en lo personal me cae muy bien el borrego -como le apodan por tener el cabello muy chino-, e incluso llegué a volar con él durante mi etapa como sobrecargo.

Las cuentas pendientes del MRO no son un tema personal, quiero dejar eso muy en claro. Más bien es una queja por la opacidad con la que se ha manejado en estos diez años el fideicomiso del MRO con los trabajadores.

Lo subo a la palestra porque fue una medida gubernamental planeada en favor de los trabajadores. Ni siquiera llegaríamos a la fecha de su extinción, y hoy eso es casi una realidad, estamos a escasos meses para que esto pase, y lo más triste de todo es que seguimos sin información veraz y oportuna por parte de quienes administran este fideicomiso.

Para cerrar esta columna, diré que en los hechos, hasta donde hubo pláticas con respecto a la compra de los bienes de la Compañía Mexicana de Aviación, el MRO siempre quedó fuera; es más, el gobierno fue muy enfático en decir que no le interesaba; que hay postores que sí están interesados, que incluso durante este tiempo el MRO como tal ha crecido en dimensiones y en ofrecimiento de más servicios, que efectivamente creemos que están en números negros, pero que seguimos sin tener claro quién o quiénes son los dueños de la base de mantenimiento. Necesitamos saber si es verdad que ya no hay dinero en el fideicomiso y por eso quieren hacernos accionistas, para pagarnos con acciones, en lugar de dinero.

Espero que el MRO se pronuncie al respecto y sobre todo, le de la información del estado que guarda hasta el día de hoy el fideicomiso a los trabajadores, que andamos en plena oscuridad en este tema tan delicado e importante para nosotros.