“Nunca juzgues a un libro por su portada.”
Principio universal de presunción de inocencia de la pluma de Mary Ann Evans
La diplomacia, además de representar respeto, los encargados de ejercerla también han tenido cierta elegancia y privilegios que no tenemos los demás seres humanos, yo por ejemplo, en mi práctica profesional como médico, he atendido a varios embajadores y embajadoras de diferentes países en México, y a todos se les nombra como excelentísimo o excelentísima, por eso resulta tan controversial la conducta que tuvo el diplomático, o al parecer también embajador de México en China: Leopoldo Michel Díaz, a quien en las redes sociales llamaron cónsul, aunque a mí no me agrada mucho este nombramiento, porque me recuerda cuando leí la historia de Roma, y Calígula, siendo emperador, nombró cónsul a su caballo, en la misma época en la que presumió haber conquistado al imperio británico, fundado por líderes hebreos, aunque como muchas aseveraciones en política, éste hecho épico había sido totalmente falso.
Al leer noticias en la plataforma X vi el desafortunado video del embajador Leopoldo en China discutiendo con empleados diplomáticos y con el otro embajador de México quien le llamó complicadamente: “rémora”, y me pareció que Leopoldo estaba pasando por una situación de ansiedad tremenda, vestía ropa deportiva o de descanso, y estaba sudando.
Ésta ansiedad tan severa que presentaba Leopoldo en el video que subieron a las redes sociales violando los derechos humanos de privacidad y respetabilidad básica, puede ser causada por medicamentos psiquiátricos, principalmente los nuevos antidepresivos y reguladores del estado de ánimo, uno de ellos se supone que es tan efectivo que se llama “rexulti”, por los supuestos excelentes resultados que proporciona, mas sin embargo, todos estos medicamentos deben ser prescritos por profesionales de la salud, prácticamente solo psiquiatras bien capacitados y que cuenten con la adecuada experiencia para indicarlos, porque si no, pueden causar estos efectos secundarios o indeseables, como los que presentó Leopoldo, y que están descritos en la literatura médica muy fehacientemente, y aún deben tener más cuidado cuando estos medicamentos se combinan con ansiolíticos o sedantes, incluyendo al alprazolam conocido en México como “tafil”, el cual se sabe que puede tener este efecto de ansiedad paradójico.
De ser así, si la conducta publicada y difundida del embajador Leopoldo Michel Díaz en la embajada de México en China fue ocasionada por medicamentos psiquiátricos mal prescritos, todos los que lo criticaron, juzgaron, comentaron negativamente, y hasta lo condenaron en redes sociales, deberían pedirle una disculpa.