Debemos reflexionar hoy cuando los aviones que vuelan desde y hacia nuestro país, y principalmente hacia la zona del valle de México, se percibe como un proceso inseguro, creando la incertidumbre entre los pasajeros…
Apelemos a la objetividad analítica en este momento, cuando pareciera que la incorporación de las nuevas tecnologías en la navegación aérea y en el rediseño del espacio aéreo, en lugar de beneficiar a la seguridad, la complican.
Es como nunca necesaria la seriedad en el diagnóstico ahora, cuando México está en categoría 2, degradado por la autoridad de aviación civil de Estados Unidos —la Federal Aviation Administration—, lo que también crea dudas acerca de la seguridad para volar en aeronaves mexicanas.
La recientes divulgaciones de incidentes entre aeronaves, las constantes idas al aire en el AICM, nos obligan a reflexionar en este debate que preocupa a la sociedad, de si en realidad es peligroso volar en México.
Estos eventos pueden ser producto de diversos factores que intervienen en un sistema de seguridad, como las personas, el tecnológico o derivados de procedimientos; por lo que no se puede asegurar, sin un análisis, que rediseño del espacio aéreo es el que está provocando estas condiciones.
Por lo tanto se requiere profundizar en el análisis por especialistas en diversas áreas de la aviación para identificar qué es lo que está provocando el problema.
Las estadísticas demuestran que volar es intrínsecamente seguro, es decir, que el sistema de aviación está diseñado para volar con seguridad y tiene varias capas de seguridad, por lo que en muy rara ocasión se presenta un accidente.
Si se dispusiera de estadísticas confiables y de indicadores de rendimiento en seguridad operacional, podríamos saber con precisión en qué capa de seguridad estamos; empero las evidencias y la experiencia indican que no se pueden tomar a la ligera las incidencias ocurridas y denunciadas en estos últimos días y, evidentemente, obligan a trabajar urgentemente en buscar las medidas de mitigación antes de que pueda ocurrir un incidente.
Hay una palabra importante en estos tiempos, resiliencia, y tenemos que aplicarla, sobre todo los que integramos el sistema de aviación, contribuyendo para aportar medidas de mitigación efectivas para que nuestra seguridad esté dentro del rango “tan bajo como sea razonablemente práctico”.
El compromiso por parte del gobierno federal es manifiesto, al haber convocado al más alto nivel, a través de la Secretaría de Gobernación, encabezada por Adán Augusto López, para integrar a diferentes actores del sistema de aviación a mesas de trabajo, cumpliendo con una de las premisas de la seguridad operacional: la de que “la seguridad se hace de arriba hacia abajo”.
Fruto de esas mesas de trabajo, que deben ser enriquecidas con todos los involucrados en el sistema de aviación (autoridades, aeropuertos, aerolíneas, tránsito aéreo, grupos colegiados, asociaciones, sindicatos, además de integrar a especialistas de la Organización de aviación Civil Internacional, OACI, que por fortuna tiene una sede regional en la CDMX), serán propuestas que deben implementarse urgentemente, con un acompañamiento de supervisión.
En estas mesas de trabajo se analizará toda la información disponible que permitirá identificar los factores que están contribuyendo a la ocurrencia de los eventos.
Es posible que se requiera inyectar recursos, ya que para garantizar la seguridad operacional se requiere siempre del apoyo con recursos financieros, humanos y materiales.
La aviación no solo es el aeropuerto de la Ciudad de México y la zona aeroportuaria metropolitana.
La aviación en México es muy grande, está compuesta de aerolíneas, taxis aéreos, aviación privada comercial, aviación privada no comercial, aviación deportiva, aviación dedicada a los servicios aéreos especializados —combate contra incendios, publicidad, seguridad, aviación agrícola, etcétera—.
Tenemos talleres aeronáuticos, escuelas de aviación, fabricas de partes y componentes, aeropuertos, aeródromos y helipuertos, oficinas de despacho y servicios aeroportuarios complementarios y comerciales, como el catering, servicios de apoyo en tierra, servicio de combustibles, servicios de tránsito aéreo.
Todo esto para que operen con seguridad las aproximadamente 6000 aeronaves mexicanas y miles de aeronaves extranjeras que vuelan en el espacio aéreo mexicano y que contribuyen a generar empleos e ingresos a nuestro país, representando la aviación el 3% del PIB.
Y el mejor negocio es que se garantice en cada operación la seguridad.
Pueden ser muchos y variados problemas (peligros) que existan durante las operaciones, pero todos tienen medidas de mitigación; es por eso que trabajar en forma conjunta tanto la autoridad como los operadores del sistema de aviación mexicano, se vuelve primordial para alcanzar los más altos estándares de seguridad.
Es urgente que México recupere la categoría 1 ante la FAA, para que no se le vea a nivel mundial como un país que ofrece poca seguridad a la aviación; es necesario que la Agencia Federal de Aviación Civil se convierta en un organismo fuerte que cuente con los recursos suficientes para que pueda ejercer sus responsabilidades cabalmente, esto implica una revisión de su actual estructura y funcionamiento, para pasar a su modernización, donde se contemplen planes a corto, mediano y largo plazo; y se asegure que el sistema de aviación funcione con seguridad, calidad y eficiencia y responder a las exigencias de una aviación, dinámica y moderna…
Además de las mesas de trabajo se debe:
- Dar cumplimiento al plan de implantación de navegación basada en el performance (PBN) en el espacio aéreo de México; efectuar una evaluación de la seguridad operacional para asegurar que se tomen las medidas para supervisar después de la implantación con el objeto de verificar que se satisface el nivel definido de seguridad operacional.
- Realizar un monitoreo permanente post-implantación de PBN a fin de identificar cualquier peligro que pudiera poner en riesgo la seguridad de las operaciones aéreas y tomar las acciones pertinentes para minimizarlo.
- En lo que respecta a la recuperación de la categoría 1, independientemente de los esfuerzos que se están realizando para recuperarla, es importante tomar las medidas para asegurar que esto no se repetirá en los próximos años y apoyar a la Agencia Federal de Aviación Civil para convertirla en un ente sólido, sobre todo de cara a una nueva auditoría que realizará la Organización de Aviación Civil Internacional para el mes de noviembre del presente año, donde se auditarán 18 de los 19 anexos que se tienen que cumplir para garantizar la seguridad operacional.
Si no logramos tener una Autoridad de Aviación Civil fuerte y sólida cualquier esfuerzo por lograr altos estándares de seguridad será estéril, ya que es la autoridad la que autoriza, supervisa y vigila a todo el sistema de aviación en México y no lo puede lograr con recursos limitados.
Hoy podemos asegurar que aún nos encontramos dentro del espacio de seguridad, pero es urgente trabajar para mejorarla por lo que el tiempo es muy importante aprovecharlo para proponer y no desgastarnos en denostar.
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(El autor es ingeniero en aeronáutica con 37 años de experiencia en los sectores público y privado relacionados con las industrias aérea y marítima; es maestro en alta dirección e inteligencia estratégica, piloto aviador, especialista en seguridad operacional y calidad, investigador de accidentes aéreos, así como experto en seguridad aeroportuaria. Ha sido inspector aeronáutico, comandante de aeropuerto y director de seguridad aérea).