Los que vivimos en condominio sabemos que siempre hay un vecino gandalla, un “Don Vergas”, abusivo, escandaloso, que invade áreas comunes y piensa que el edificio y el vecindario son suyos. En América, Donald Trump es ese vecino gandalla que vivirá durante cuatro años en el piso de Estados Unidos, teniendo como vecino de arriba a Canadá y como vecino de abajo a México.

México, Canadá y, podríamos decir, el mundo tendrán que aprender a sobrellevar el estilo y temperamento de Trump. Al respecto, Marcelo Ebrard tiene razón al afirmar que al presidente de Estados Unidos recién electo se le debe tratar con inteligencia y tranquilidad.

Gran revuelo provocó en los medios nacionales e internacionales el mensaje de Trump, en el que afirmó que, a partir del 20 de enero del próximo año, impondría aranceles a las exportaciones mexicanas mientras no se controlen la invasión de migrantes y el tráfico de fentanilo a Estados Unidos.

¿Qué hacer ante este mensaje del presidente electo de la nación más poderosa del mundo y principal socio comercial? ¿Los medios y mercados están sobrerreaccionando?

Tenemos el antecedente de 2019, cuando Trump también amenazó con la imposición de aranceles graduales si no se contenía la migración. La negociación oportuna del entonces canciller Marcelo Ebrard y la asignación de 25 mil elementos de la Guardia Nacional para la vigilancia fronteriza conjuraron la amenaza. Después de este episodio, la relación de Trump con el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador fue cordial.

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¿Qué podría ser diferente en esta ocasión? Varias cosas. Donald Trump tiene un mandato claro de las urnas que le dieron el triunfo: un voto polarizado, cargado de racismo, clasismo e ignorancia, pero legitimado en las urnas. Trump ahora cuenta con mayoría en el Senado estadounidense y en la Cámara de Representantes. A sus 78 años, se le presenta la oportunidad de dejar un legado político en la nación norteamericana.

Podríamos suponer que las declaraciones y mensajes de Trump en los medios de comunicación y redes sociales siguen siendo bravuconadas, que el 20 de enero del próximo año, cuando asuma por segunda ocasión la presidencia de Estados Unidos, no pasará nada.

En política no hay sorpresas, sino sorprendidos. Llámeme pesimista, pero pienso que Donald Trump el 20 de enero hará lo que ha dicho en reiteradas ocasiones: emitirá una larga lista de decretos para cumplirle al electorado que lo regresó a la Casa Blanca y, desde esa posición de fuerza, comenzará a negociar con México y Canadá. Con México específicamente, demandará más elementos de la Guardia Nacional o de las Fuerzas Armadas para resguardar la frontera, más laboratorios identificados y destruidos, y más narcotraficantes de fentanilo detenidos. Además, pondrá sobre la mesa temas como las remesas y el tratado comercial.

La carta de Claudia Sheinbaum a Donald Trump fue la respuesta de un estadista. Expresa con claridad, firmeza y responsabilidad los intereses de nuestro país. Detalla con precisión la naturaleza del fenómeno migratorio y del tráfico de fentanilo, al tiempo que explica los esfuerzos, mecanismos y avances logrados en los últimos años para contenerlos. Además, alerta con exactitud sobre las consecuencias negativas que la imposición de aranceles podría ocasionar para México, Canadá y, principalmente, para Estados Unidos.

La respuesta de Donald Trump a Claudia Sheinbaum también será contundente. Simplemente tendrá que expresar que, como ella comprenderá, él tiene un mandato popular para detener la invasión de migrantes y de fentanilo. Así inicia un proceso de negociación tracendental para México. Eso pienso yo. ¿Usted qué opina? La política es de bronce.