La democracia en México se encuentra en una disyuntiva, avanzar por el camino de la democracia o hacia un régimen autoritario y populista con un partido hegemónico, como los partidos comunistas de Rusia, Cuba, Corea del Norte, el PRI de los sesenta y setenta, o el “Gran Polo Patriótico” en Venezuela.
Frente al desaguisado de los partidos políticos opositores, muchos advertimos que la primera batalla era cambiar a sus dirigencias nacionales y, aunque hubo quienes prefirieron callar ante las imposiciones y abusos y hoy vemos cómo las consecuencias únicamente benefician al régimen autoritario, porque la oposición se sentó al jugar el juego del gobierno y del mandatario dando la espalda a la ciudadanía.
Ahora las condiciones se han vuelto propicias para la instauración de un partido hegemónico (Morena) porque los lideres de los partidos de oposición, PRI, PAN y PRD, han claudicado a sus principios y abandonado a su militancia.
Partido de Estado
Morena se consolida a través del poder público y con AMLO como polo de atracción de la vieja clase política. Un retroceso a la añeja y vetusta cultura política, donde el PRI funcionaba como agencia de colocación de políticos y de empresarios ávidos por contratos y concesiones y con el respaldo del “pueblo bueno” manipulado a través de políticas clientelares. Así Morena ha atraído a propios y extraños que en el partido logran alimentar sus ambiciones con una única moneda de cambio, fortalecer el poder del “líder” y de su órgano político.
Mientras, en la oposición vemos a lideres como Alejandro Moreno Cárdenas del PRI, Marko Cortés del PAN y Jesús Zambrano del PRD que vacilantes y sin asumir una verdadera posición política, se dedican al juego de AMLO y Morena. Se metieron en la dinámica de cuestionar en lo personal al mandatario en una diatriba de insultos y confrontaciones muchas veces sin sentido. Ensimismados en su inútil y perversa causa, han dejado de lado las propuestas, los problemas del país, las necesidades de la población y, por supuesto, a su militancia.
Cuauhtémoc Cárdenas
Una de las mejores críticas que se han escuchado recientemente, ha sido la de un personaje que, este sí, movió las conciencias e impulsó un cambio “verdadero” en México, Cuauhtémoc Cárdenas, quien el pasado 24 de mayo al presentar su libro Por una Democracia Progresista dijo que cuando le preguntan “¿qué es la 4T?” no sé qué responder.
El gobierno actual no ejecuta un plan de desarrollo ni políticas públicas sino ocurrencias y propaganda alegre, no un plan con prospectiva ni estrategia para establecer mecanismos tan básicos como la rendición de cuentas del Ejecutivo al Congreso.
Para Cuautémoc Cárdenas, al no haber un Proyecto de Nación se hace imposible la continuidad de las políticas públicas de largo plazo y se privilegia la improvisación e incluso las ocurrencias. Lo lamentable es que, rumbo a la elección de 2024, ningún partido político tiene un proyecto o propuesta electoral para resolver los problemas del país y se dedican exclusivamente aatacar o apoyar al Gobierno de la República, en momentos en que deberían estar trabajando en un planteamiento propio.
Alito
En este ir y venir del juego del autoritarismo, vemos situaciones deplorables como las del dirigente del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, de quien no se escucha una sola palabra que aluda al bien de su partido, mucho menos del país. No hay trabajo ni propuestas ni proyecto, en él solo vemos temas de búsqueda del poder, de jugar a las vencidas con sus propios correligionarios en la disputa por el control del partido y lo peor, la descalificación pública por sus presuntos actos de corrupción.
Lo que sucede con Alito es un buen ejemplo del juego perverso entre las dirigencias de los partidos y el gobierno de AMLO, primero la confrontación donde el dirigente del PRI acusa a AMLO de mandarlo amenazar a través del secretario de Gobernación, Adán Augusto, que habría enviado al exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco con el mensaje. AMLO rechaza las acusaciones, e inmediatamente después, la gobernadora Layda Sansores “filtra” grabaciones de actos de pena del campechano, días después elementos de la fiscalía estatal catean la casa de Alito en Campeche, por cierto, para quienes no lo recuerden, Layda es hija de uno de los mayores caciques priistas, Carlos el Negro Sansores Pérez, de tristes recuerdos.
Después en su mañanera, AMLO expresó que la difusión de las imágenes del operativo realizado en la residencia de Alito es indigno y que se deben evitar ese tipo de acciones. Por cierto, Alito salió huyendo del país para, supuestamente, denunciar el atropello.
Los partidos, como lo advirtió el Ing. Cárdenas, no trabajan en las propuestas que requiere el país, ahí está Marko Cortés del PAN, también enredado entre expedientes judiciales, luego de haber adoptado los métodos de Morena de falsificación de firmas, uso de recursos de dudosa procedencia y confrontación con la militancia, con tal de mantenerse como dirigente del partido y el PRD, que desde hace tiempo no tiene pies ni cabeza.
Mientras el gobierno de AMLO avanza en el ejercicio de una autoridad opresiva, de justicia selectiva y que restringe la crítica, lo peor es que invocando al poder que le otorga el respaldo del “pueblo bueno”, avanzará hacia el atropello de las más fundamentales libertades individuales dejando de lado las leyes, ya sin oposición a la política que imponga.
Para la construcción de un país igualitario es fundamental apostarle al fortalecimiento de las instituciones, nos guste o no dentro de ellas se encuentran los partidos políticos, un país sin instituciones es un país sin democracia
Al final, uno de los pilares que sostienen a un régimen autoritario es el debilitamiento de la vida plural del país, y actualmente todos los dirigentes juegan al son que marca AMLO.