La tragedia causada por el huracán Otis en Guerrero nos demuestra, otra vez, que la solidaridad puede triunfar sobre la polarización. O aprovechamos el momento, ahora, para construir la unidad o nos ahogamos en lo profundo de las divisiones políticas.
La solidaridad y la polarización representan dos dinámicas contrastantes dentro del panorama social y político de una nación. Si bien la solidaridad fomenta la unidad, la cooperación y el compromiso compartido con el bienestar de la comunidad, la polarización genera división, discordia y ruptura de la cohesión social.
La solidaridad, piedra angular de una sociedad sana, trasciende las diferencias y fomenta un sentido de unión. En una nación caracterizada por la solidaridad, los ciudadanos comparten valores, se apoyan unos a otros y luchan colectivamente por el bien común.
Los siguientes son algunos aspectos clave de la solidaridad:
- Fomenta la cohesión social al reducir las divisiones y promover el entendimiento entre grupos diversos. Invita al respeto por las diferencias y garantiza que todas las personas se sientan incluidas y valoradas.
- Impulsa la empatía y la compasión entre las personas para comprenderse y cuidarse unos a otros. En una sociedad solidaria, es más probable que las personas ayuden a sus conciudadanos en tiempos de crisis, ya sean desastres naturales, dificultades económicas o emergencias de salud pública.
- Abarca a todos los miembros de la nación, garantizando que nadie sea marginado por sus antecedentes, creencias o circunstancias. Fortalece una sociedad inclusiva donde todos tienen un sentido de pertenencia.
- Subraya la importancia de la responsabilidad compartida para el bienestar de la nación. Promueve la colaboración para abordar problemas sociales, reducir la desigualdad y promover la justicia social.
- Contribuye a la resiliencia de una nación. En tiempos de adversidad, una nación unida puede aunar sus recursos, apoyar a los necesitados y recuperarse de las crisis con determinación.
La polarización, por su parte, representa una división creciente dentro de una nación, donde las diferencias ideológicas, políticas o sociales se arraigan cada vez más. Conduce a una ruptura de la comunicación, a la intolerancia hacia puntos de vista opuestos y a la erosión de la cohesión social.
Las siguientes son algunas características de la polarización:
- Intensifica las divisiones y empuja a las personas hacia campos ideológicos o políticos, lo que dificulta encontrar puntos en común o compromisos.
- Disminuye la empatía y la comprensión hacia quienes tienen puntos de vista diferentes. Las personas se vuelven menos dispuestas a considerar las perspectivas y preocupaciones de los demás.
- Resulta en una mentalidad de “nosotros contra ellos”, donde los individuos ven a aquéllos con puntos de vista opuestos como adversarios en lugar de conciudadanos.
- En un entorno político polarizado, la cooperación y el compromiso se vuelven raros, lo que lleva a un estancamiento e ineficiencia en la gobernanza.
- Erosiona el tejido social, a medida que las comunidades y los individuos se separan cada vez más, lo que provoca una sociedad fragmentada.
El reto que tendremos, sociedad y gobierno, para reconstruir Acapulco me recordó un libro que leí hace muchos años, en 2009, “La idea de la justicia” de Amartya Sen. Este economista indio, Premio Nobel de Economía, en 1998, analiza cuestiones relacionadas con la desigualdad, la justicia social y el papel del Estado en la promoción de la solidaridad y la cooperación dentro de las naciones. La obra de Sen ofrece un examen exhaustivo del concepto de justicia, que está estrechamente entrelazado con la idea de solidaridad en las sociedades.
El libro de Amartya Sen es una exploración que invita a la reflexión sobre el concepto de justicia, su naturaleza multifacética y la importancia de abordar cuestiones de desigualdad e injusticia. Va más allá de las discusiones filosóficas tradicionales para ofrecer una perspectiva integral y práctica sobre la justicia, con un enfoque en el papel de la democracia y el razonamiento público.
Algo que me llamó la atención del libro es la explicación que hace Sen sobre el enfoque de capacidades. Enfatiza la importancia de mejorar las capacidades individuales como medida de justicia. Sen sostiene que el foco de la justicia no debería centrarse únicamente en la distribución de recursos, sino en las libertades y oportunidades reales de las personas para construir las vidas que valoran. Este enfoque desplaza la discusión de teorías utilitarias estrechas o puramente distributivas a un examen más amplio del florecimiento humano.
Sen enfatiza el papel fundamental del razonamiento público y los procesos democráticos para lograr la justicia. Sostiene que en una sociedad pluralista pueden coexistir diferentes concepciones de justicia y que el razonamiento público ayuda a deliberar y decidir el mejor curso de acción. La democracia, desde este punto de vista, no es simplemente un sistema procesal sino un foro para abordar cuestiones de justicia y tomar decisiones colectivas. El trabajo de Sen destaca la importancia del diálogo abierto e inclusivo para abordar las injusticias sociales.
Centrarse en las capacidades de las personas tiene implicaciones directas para las políticas públicas. Al mejorar las oportunidades y las capacidades, las sociedades pueden acercarse al ideal de la justicia. Esta perspectiva tiene implicaciones prácticas para abordar la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, enfatizando la necesidad de políticas que amplíen el acceso a la educación, la atención médica y otros bienes fundamentales.
Todo esto tiene que ver con la reconstrucción de Acapulco. La justicia y la solidaridad en una nación son los instrumentos que fomentan la unidad, el apoyo mutuo y un compromiso compartido con el bienestar de la comunidad. Estos elementos contribuyen a la fuerza y cohesión de nuestra nación.
La unidad es la característica central de la solidaridad. Promueve una sociedad inclusiva donde cada individuo siente que pertenece y tiene un papel que desempeñar. La empatía y la compasión son aspectos cruciales que implican comprender y preocuparse por el bienestar de los demás, especialmente de aquéllos que pueden ser vulnerables o enfrentar desafíos en momentos de necesidad.
La solidaridad fomenta el apoyo mutuo entre los ciudadanos. Significa que las personas están dispuestas a ayudarse y apoyarse mutuamente en tiempos de crisis, ya sea durante desastres naturales, dificultades económicas o emergencias de salud.
El bienestar y la prosperidad de la nación son responsabilidades compartidas. La tolerancia y el respeto por la diversidad son aspectos vitales de la solidaridad. Una nación caracterizada por la solidaridad tiene más probabilidades de experimentar estabilidad política en tiempos difíciles.
En una era en la que nuestra sociedad es cada vez más diversa y compleja no se puede subestimar la importancia de la solidaridad. La fuerza de una nación reside no sólo en su poder militar o económico sino en la unidad y el propósito común de su pueblo.
Cuando una nación abraza la solidaridad, cosecha los beneficios de la cohesión social, la capacidad de superar la adversidad y la búsqueda de objetivos compartidos. Además, puede aprovechar el poder de su diverso entramado cultural como fuente de fortaleza.
Concluyo con tres frases de Amarty Sen sobre la solidaridad:
“La solidaridad no es sólo un imperativo moral sino una necesidad práctica para construir una sociedad justa y próspera. Es el reconocimiento de que todos estamos interconectados y que nuestro bienestar depende del bienestar de los demás”.
“La solidaridad no se trata de uniformidad; se trata de celebrar nuestra diversidad mientras nos mantenemos unidos para proteger los derechos y la dignidad de todos los individuos, especialmente los más vulnerables”.
“El concepto de solidaridad es fundamental para el funcionamiento de las sociedades democráticas, ya que nos recuerda que nuestra libertad y está profundamente entrelazada con la libertad de los demás”.