He leído y me he informado desde hace muchos años acerca de lo que se trata la cuota de género, también denominadas paridad electoral o cuotas de equidad. Desde que estaba en la Universidad y estudié un diplomado de género empecé a entender muchas cosas que antes no veía.
Si bien es histórico que hoy por hoy existan más mujeres dentro de la política, un círculo que no hace muchos años estaba absolutamente cerrado solamente para los hombres nada más.
La política no estaba pensada para que una mujer interviniera en ella y ni siquiera podíamos imaginar en la posibilidad de poder tener a una mujer como presidenta.
Fue el 3 de Julio de 1955, es decir hace 63 años, que a las mujeres se nos permitió votar.
Parece que nos hicieron un favor pero era nuestro derecho y lo sigue siendo hasta el día de hoy.
Desde que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), llegó al poder se le ha llamado “el presidente más feminista” por tener dentro de su gabinete a mujeres. He contabilizado a unas 20 mujeres dentro de él.
Estoy de acuerdo que no se había visto un fenómeno así con otros presidentes.
Lo que no se dice es que el presidente integra a todas estas mujeres porque confía en ellas no tanto por su desempeño profesional ni por sus capacidades y habilidades académicas, sino por su disposición para estar a sus órdenes.
Las tiene ahí porque las sabe leales hacia él; obedientes, dóciles y sumisas.
Ahora que, recientemente, en una ley fast-track que el INE, léase Guadalupe Taddei, íntima del presidente, generó, en donde los partidos políticos deben de postular al menos 5 mujeres como candidatas para jefas de gobierno tan solo por ser mujeres, me pareció un despropósito y un plan con maña. Y bueno ya conocemos el resultado de esto: Clara Brugada ganó la candidatura por Morena para ser jefa de gobierno tan solo por ser mujer.
La delantera y por mucho la llevaba Omar García Harfuch, pero la dulce Clarita por ser una damita ganó; nada más por eso.
No, no estoy de acuerdo con el tema de la paridad electoral. No debería de existir este tema de que las mujeres por ser mujeres tenemos derecho a ocupar puestos relevantes. Las mujeres tenemos derecho a pelear por un lugar dentro del ámbito profesional porque demostramos liderazgo, habilidades, talentos y dones. Pero no los tenemos por ser mujeres. No se nos dan por que seamos mujeres.
Los tenemos o no los tenemos y nada tiene que ver nuestro género.
El que por fin podamos ya casi acariciar el hecho de que habrá una mujer presidenta me llena de orgullo pero también lucho por no cegarme: No por ser mujer, una mujer ya puede ser presidenta.
Esta mujer que aspira a serlo, tiene que tener no solo las cualidades profesionales y académicas para ello, sino tener inteligencia emocional, capacidad de toma de decisiones, liderazgo y tener el respeto de los demás.
Eso no se adquiere por el hecho de ser mujer únicamente.
No se le puede aventar porras a una mujer que aspira a un cargo tan importante nada más porque es mujer.
Por eso creo que el tema del feminismo se ha deformado con el paso del tiempo.
Nos han querido enseñar en estos últimos años que ser feminista es apoyar a las mujeres. Así sin más. Tan solo por ser mujeres y la cosa no es así.
Por supuesto que entre nosotras debe de existir la sororidad que significa la solidaridad entre mujeres especialmente ante conductas de discriminación sexual y actitudes machistas.
Por supuesto ahí debe de radicar nuestra unión como mujeres. Pero aplaudirle a una mujer nada más por ser mujer no estoy de acuerdo.
Yo no ejerzo dentro de la política pero es algo que me apasiona: Si alguien, en un suponer, decidiera postularme para algún cargo nada más porque les parece interesante que sea mujer, no lo tomaría ni lo aceptaría, porque entonces estaría aceptando que lo único de valía en mí es ser mujer. Para aceptar un puesto tengo que asegurarme primero de que tengo habilidades para desarrollarme en él y de que, en este tenor de sororidad, no tendría ni me permitiría pasar por encima de ninguna otra mujer para obtener cargos y oportunidades.
Así que este tema de “migajas feministas” que el INE se ha encargado de postular, como haciéndose ver los “buenitas ondas” nada más porque se permita que más mujeres se postulen para cargos políticos, pues no es un favor. Insisto y reiteró, las mujeres como los hombres deben de demostrar sus capacidades para contender en dichos puestos.
En el caso de la candidata interna de Morena quién ganó por ser mujer, me parece que la Cdmx está en grave riesgo. Porque Omar García Harfuch era el que en las encuestas y en el resultado de las votaciones obtuvo un arrasador primer lugar.
Pero el INE no validó esto y colocó a Clarita Brugada como la ganadora por ser una dulce mujer que merecía ganar, por ser mujer.
¡No señores! No jueguen con el feminismo ni inventen que el presidente es el presidente más feminista de toda la historia... La cosa no va por ahí.
No se confundan: Una cosa es que las mujeres tengamos las mismas oportunidades que los hombres para desarrollarnos profesionalmente y otra cosa es que por ser mujeres ya tengamos el pase directo para obtener cargos.
Estoy segura que la misma Clara Brugada está aterrada por tener en sus manos la jefatura de gobierno de la CDMX, me parece que no está preparada para tremendo paquete. Se necesita mucho más que ser mujer para tener ese pesado cargo.
Por otro lado, me parece muy mal que nadie haya querido impugnar esto y que el propio Omar haya aceptado que el ganó, pero que él perdió por ser hombre y ganó Clara, por ser mujer.
Ahora veremos si la oposición también juega con este patético rol de la equidad electoral. Porque insisto, se tiene que elegir al más competente, no a la muy mujer.
Quizá algunos difieran de lo que pienso y están en su derecho. Yo de antemano agradezco el que hayan leído hasta este punto.
Gracias de corazón a todas aquellas mujeres que sí saben lo que hacen y que quieren cambiar a este país para bien.
Gracias de corazón a todos aquellos hombres que sí saben lo que hace. Y quieren cambiar a este país para bien.
Es cuanto.