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El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha provocado que los precios internacionales del petróleo y los combustibles se hayan incrementado a nivel mundial; siendo que la administración que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se comprometió a que los costos de las gasolinas y diésel no suban para el consumidor mexicano más allá de la inflación, por lo que esta administración tomó en las últimas semanas medidas fiscales para cumplir la promesa.
Las exenciones tributarias al consumo de los energéticos por parte del Gobierno de la Cuarta Transformación (4T) han sido criticadas por varios analistas financieros y políticos de oposición que ven en estas decisiones un inadecuado uso de la renta petrolera y un deterioro para las finanzas públicas. Lo que no recuerdan los críticos, es que en administraciones anteriores los subsidios a los compradores de combustibles fueron mucho más altos y las ganancias que se producían por la exportación de crudo se despilfarraron, además de que no se invirtió en infraestructura petrolera.
El subsidio a los combustibles persigue que los costos de otros productos para el consumidor final, que necesitan de este insumo en su cadena productiva, no incrementen sus precios, y que se frene en la medida de lo posible la inflación.
La estrategia para que no se eleven los precios de los energéticos más allá de la inflación, que está aplicando la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP), es no cobrar el Impuesto sobre Producción y Servicios (IEPS) a los combustibles, además de la autorización de una extensión tributaria extra.
Según analistas como Ramsés Pech, los estímulos fiscales para detener el alza de precios de los combustibles, por parte de la actual administración federal, dejarán un boquete por 17 mil 913 millones de pesos.
Lo autorizado por la SHCP, que preside Rogelio Ramírez de la O, del 5 al 18 de marzo del presente año para exentar de pago del IEPS a los consumidores, es:
- 5.4919 pesos para la gasolina Magna,
- 4.6375 pesos por la Premium, y
- 6.0354 por diésel.
Todo esto por litro adquirido.
La gasolina Magna sería la que mayor impacto tendría en las finanzas públicas por un monto aproximado de 9 mil 820 millones de pesos, de los cuales 7 mil 217 millones corresponden al IEPS que no ingresará y 2 mil 603 millones al estímulo complementario.
El subsidio fiscal a los consumidores de diésel sería de 6 mil 378 millones de pesos, de los cuales 4 mil 299 serán por el no ingreso del Impuesto sobre Producción y Servicios y 2 mil 79 millones de estímulo adicional.
Para la gasolina Premium, el dinero que dejará de entrar a las arcas de la nación será aproximadamente de mil 715 millones de pesos, de los cuales mil 319 millones por no pagar IEPS y 396 mil del subsidio.
El expresidente Felipe Calderón difunde en su cuenta de Twitter la columna de este 15 de marzo de Sergio Sarmiento publicada en el diario Reforma donde habla que:
“Deberíamos imitar a los países ricos, a los que usan el dinero público para construir prosperidad y combatir la pobreza. En lugar de eso, nuestro gobierno prefiere usarlo para subsidiar las gasolinas. Aspira a ser otra Venezuela.”
Sergio Sarmiento.
Llama la atención el reclamo del político michoacano contra la política energética del presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que si alguna administración federal estimuló el consumo de combustibles fósiles importados y subsidiados a costa del erario, fue la del propio exmandatario.
Durante el gobierno calderonista, que inició en el 2006, el país gastó el equivalente al 53% de los ingresos por exportaciones petroleras, unos 112,569.2 millones de pesos, en importar gasolinas.
El gobierno de Felipe Calderón tuvo una política poco efectiva en materia de tarifas de las gasolinas, la cual causó graves daños a las finanzas públicas del país y de Petróleos Mexicanos (Pemex). En 2007, para contener los precios de los combustibles, la administración del expresidente erogó del erario 65 mil 100 millones de pesos para subsidiar y contener el aumento del precio de las gasolinas; al año siguiente desembolsó 299 mil 300 millones de pesos.
Para 2009, el gobierno federal disminuyó considerablemente el subsidio, lo que significó un gasto de 19 mil 200 millones de pesos; aunque en sus tres últimos años, el esposo de Margarita Zavala continuó con la política de amortización en los precios de la gasolina, con lo que llegó a los 93 mil 900 millones para 2010; 195 mil 800 millones para 2011 y 252 mil 400 millones de pesos en 2012.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en total, en el sexenio calderonista se perdieron casi un billón de pesos subsidiando la gasolina, en lugar de invertir en cosas más productivas como transporte público, escuelas, universidades y hospitales.
En promedio, durante el periodo enero de 2010 a junio del 2013, el precio de la gasolina Premium fue más barato en México que en Estados Unidos por 1.05 pesos por litro, esto a pesar de que más del 50% de este combustible era importado de refinerías de la Unión Americana.
A pesar de los subsidios en el sexenio del expresidente Felipe Calderón, el costo de la gasolina Magna aumentó 69.6% y la Premium 44.7%; pero el combustible que más subió durante los 6 años del mandato del michoacano fue el diésel, ya que tuvo un alza de 106.4%.
El subsidio a las gasolinas es un buen estímulo para aumentar el consumo de ese energético. Del 2007 al 2011 aumentó la demanda de combustibles en el país en un 7.6%, y en ese mismo lapso el crecimiento de las importaciones para satisfacer el mercado nacional del energético creció en un 36.47%, mientras que la producción de petrolíferos para automotores en las 6 refinerías del país disminuyo en un (-12.3) %.
El expresidente panista justificó la implementación de su política de subsidios, alegando que, si se quitaban esos estímulos al consumo de los energéticos, se tendrían conflictos sociales.
“Quien simplemente dice que la solución es eliminar los subsidios a los combustibles fósiles está diciendo sólo una mitad de la verdad. Si alguien es totalmente honesto con la gente tiene que decirle que lo que está proponiendo es subir la gasolina de 10 a 14 pesos; tienen que ser honestos.”
Felipe Calderón.
Así se lo dijo el exmandatario en mayo del 2012 a un grupo líderes juveniles que fungían como delegados del Young 20.
Agregó que “cada aumento de nueve centavos a la gasolina, que es menos de un centavo de dólar, es un escandalazo político. Hasta juicio político me quieren hacer por eso. Es un aumento gradual”.
En 2008 el marido de Margarita Zavala prometió la construcción de una nueva refinería en Tula, Hidalgo, para refinar crudos pesados y tener más producción de combustibles. Dicho proyecto fue cancelado.
La cancelación de la refinería de Tula significó una pérdida para las finanzas públicas de 3 mil 435 millones de pesos, ya que el proyecto contaba ya con la barda perimetral, dos túneles de desfogue, la reubicación de líneas de alta tensión y dos basureros; además que el gobierno del Estado de Hidalgo ya había adquirido los terrenos donde se instalaría.
El populismo del Gobierno de Felipe Calderón en cuestión de precios y subsidios a las gasolinas y dejar de invertir en infraestructura petrolera, que tanto dañaron a las finanzas públicas y que favorecía más a los consumidores de ingresos medios y altos, no fue cuestionado por los periodistas y analistas amantes del liberalismo económico.
La política de exenciones tributarias a los combustibles que está llevando la actual administración federal es adecuada, ya que un aumento generalizado de las gasolinas y el diésel llevaría también a un incremento en los costos de trasporte, ya sea de pasajeros o de mercancías, lo que provocaría una mayor inflación.
El subsidio a las gasolinas y el diésel por parte del Gobierno de la 4T se está financiando con los excedentes que se están obteniendo de la exportación de petróleo, que tiene un precio en la Ley de Ingresos de 55.10 dólares por barril, pero el precio de la mezcla mexicana de crudo en los mercados internacionales ha alcanzado los 102 dólares por barril, lo que da un excedente de 48 unidades de la moneda estadounidense por barril.
El presidente Andrés Manuel López Obrador se reunió este martes 15 de marzo con la secretaria de Energía, Rocío Nahle; el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero, y con los gerentes generales de las seis plantas productoras de gasolina.
La reunión fue para definir una estrategia debido al aumento del precio del crudo por la crisis generada por la guerra de Rusia con Ucrania, y el mandatario afirmó que: “la autosuficiencia energética será una realidad y seguirán sin aumento los precios de las gasolinas y del diésel”.
Esperemos que el conflicto bélico en Europa del Este se solucione pronto y que los precios de los combustibles a nivel mundial se estabilicen.