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La llegada del huracán Beryl a la costa del Golfo de México en el sur de los Estados Unidos, dejó sin electricidad a más de dos millones de hogares de Texas además de inundaciones y cancelación de vuelos, pese a que el fenómeno natural fue de categoría 1 que es el nivel más bajo, lo que deja de manifiesto que el sistema eléctrico del estado del suroeste de Unión Americana, es ineficiente y que el modelo de abastecimiento de energía para los consumidores de la zona no está dando un servicio adecuado.

El ciclón que toco tierra el pasado lunes 7 de julio, ha provocado que alrededor de 500 mil clientes se queden sin electricidad toda esta semana, en un momento en que persisten los cortes masivos de energía causados por el fenómeno natural, además de que hay un aumento de la frustración de los consumidores texanos por la lentitud de las reparaciones para normalizar el servicio.

A pesar de la promesa de la compañía eléctrica, CenterPoint Energy, de restablecer el suministro a un millón de clientes para el final del día del miércoles 10 de julio, amplias zonas Houston que es la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos siguen sin electricidad.

La desregulación del sistema eléctrico de Texas no ha significado para los consumidores de ese estado un remedio ni tampoco las empresas privadas que proveen la energía han bajado los precios de la electricidad, por el contrario los han subido.

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En los primeros años de la desregulación, en 2002, el precio residencial de la electricidad subió siete veces por encima del precio anterior a la implementación de la medida, llegándose al extremo que, de 2002 a 2004 los usuarios enfrentaron un incremento del 43%.

Otro de los problemas que enfrenta el sistema eléctrico texano es que este se encuentra al sureste de la Unión Americana y por lo tanto no está conectado a las dos grandes redes del resto de Estados Unidos que podrían haber proporcionado electricidad suplementaria cuando Texas se encontró con una generación inadecuada. Esta fue una decisión consciente del gobierno de Texas, ya que la interconexión con las otras redes de la Unión Americana le habría dado al gobierno federal de ese país jurisdicción reguladora sobre la empresa privada ERCOT y su red. Por su parte Texas se mantiene firme en evitar la regulación federal.

El cambio climático está incidiendo negativamente en la generación de electricidad en todo el mundo, por ejemplo, las plantas de ciclo combinado de Texas, no pudieron producir energía en febrero de 2021 debido a una gran nevada que cayó en la zona que congeló los gasoductos e impidió el funcionamiento de las centrales provocando apagones en el estado sureño de los Estados Unidos por más de un mes.

La falla masiva del sistema eléctrico texano en febrero del 2021 debido a la tormenta invernal dejo por más de 20 días a 4 millones de clientes sin electricidad, casi una tercera parte del total de usuarios de 12,4 millones, lo que provocó perdidas de vidas y económicas, además de que se descompusieran miles de toneladas de alimentos que necesitaban refrigeración.

El corte de energía de hace 3 años tuvo lugar dentro del área atendida por el Consejo de Confiabilidad Eléctrica de Texas, o ERCOT, que cubre la mayor parte de Texas. ERCOT es un “operador de sistema independiente” que gestiona la red eléctrica y es responsable de hacer coincidir el suministro y la demanda de electricidad dentro de su área de servicio. ERCOT no genera energía por sí mismo, pero proporciona instrucciones a los productores de energía sobre cuánta energía se necesita para satisfacer la demanda de electricidad.

Las empresas privadas que suministran la electricidad en Texas han faltado también en lo que se refiere a inversión y prevención en la infraestructura.

Al sistema eléctrico texano también le afecta el aumento de la demanda de energía por el uso de aires acondicionados ante el calor excesivo en el verano que provocó que no se pueda satisfacer el servicio adecuadamente y que haya continuos apagones.

México, no tendría por qué imitar un modelo eléctrico privatizador como el de Texas, que ha sido un fracaso y que no ha mejorado el servicio, ni bajado los precios.