IRREVERENTE

Les platico como enorme botón de muestra, la trabada de lengua que tuvo el ¿actor?, ¿comediante?, ¿cantante? ¿stripper o encueratriz? -perdón- el legislador morenista Sergio Mayer Bretón, al tratar de defender la adscripción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Después de su metida de pata, se “disculpó” y tras varios intentos, reconoció que de plano, no puede pronunciar la palabra adscripción.

“Magínense” -como decía cierto ex mandatario- que Mayer fue hace tres años, presidente de la comisión de cultura y cinematografía del Congreso de la Unión.

Por eso, figurones del cine como Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, pintaron su raya -por decir lo menos- de semejante bodrio representando a ese gremio artístico.

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Lo mismo hicieron exponentes auténticos de la cultura en México.

El problema no son las limitaciones verbales o cerebrales de gente como Mayer.

El problema es que, con tal de ganar votos, los partidos políticos -todos- recurren al recurso fácil de la popularidad para llenar espacios en legislaturas, cabildos y gobiernos.

Algunos partidos -como el PT o el PVEM, viles rémoras de Morena- lo hacen para salvar sus registros.

¿Qué hacer cuando las candidaturas de los faranduleros ni siquiera dependen del voto del electorado, pues son incrustados en las listas de las posiciones plurinominales?

Donde si hay culpa de los votantes -y mucha- es en el caso de políticos que ganan elecciones, como Samuel García, quien finge -porque no funge- como gobernador de Nuevo León.

Qué ironía: la esposa de este adolescente senil fue el factor principal para que llegara a la gubernatura.

Y cuando la influencer Mariana Rodríguez compitió por la alcaldía de Monterrey, su marido, en vez de ayudarla, la ayudó decididamente y con todo su ímpetu, para que perdiera.

Así se pagan los favores entre los famosos.

Es que...

  • La estupidez real siempre vencerá a la inteligencia artificial.
  • La basura de sus desempeños en política es un error cuántico, por eso -al menos- yo los disculpo.
  • La p3nd3j3z insiste siempre, y esto es un mérito que debemos reconocerle a semejantes fenómenos de la política.
  • Cuando intentas ayudar al ignorante, te tomará como enemigo, adversario, conservador, traidor a la patria o por lo menos, indigno de su confianza.
  • La sociedad política -y más la alta- no es una enfermedad; es un desastre. Es un milagro estúpido que consigamos sobrevivir en ella o a pesar de ella.

Proponer a buenos candidatos no es materia de astrofísica o cálculos algorítmicos.

Anden, inténtenlo, hagan el esfuerzo y como decía mi abuela la alcaldesa: “Pero no la chinguen”.

Cajón de Sartre:

  • Mañana, cambio completo de programa, sin faltar el Incomparable Iván ni dejar de recordarle al respetable público, la falta de acción de Samuel García, el ex alcalde de San Pedro Garza García, Miguel Treviño y de los cuerpos consulares,  en el caso del técnico extranjero de los Jonas Brothers que fue atacado por pandillas en el otrora municipio más seguro de México.