Quizá no habrá una contienda tan peleada y con tantos factores a tomar en cuenta en estas próximas elecciones que la que se está llevando a cabo en Tamaulipas; un estado en el que se juega la gubernatura y el futuro político de muchos actores que de manera directa están involucrados en la presente campaña.
La guerra de encuestas ya ha empezado, así como la competencia por mostrar el músculo de cada candidato y partido, que ha conducido no solo a arranques multitudinarios, sino también a una operación político agresiva, en donde se ha dejado ver desde el inicio que ningún bando escatimará recurso alguno para quitarle votos a su rival.
El estado del norte comienza a llevarse el reflector del presente proceso electoral en donde se juegan 6 gubernaturas a nivel nacional, no solo por su tamaño y ubicación estratégica, sino por el morbo que ha rodeado a la entidad desde el año pasado cuando infructuosamente Morena intentó desaforar al gobernador Cabeza de Vaca.
La compra de voluntades y la adhesión de nuevos cuadros a cada proyecto ha sido una práctica que se ha venido dando, y que ha provocado que la campaña parezca más un draft de jugadores que la presentación de una propuesta política acorde a la ideología de cada partido. Así es como el PAN ha sumado a diputados locales y a excandidatos perdedores de Morena a su bancada y proyecto, y el partido del Presidente ha contestado sumando a sus filas a varios de los pocos alcaldes panistas que quedaban, entre otros personajes de la política de antaño que ya tenían tiempo desactivados.
Interesante también va a resultar el papel que Estados Unidos pueda jugar indirectamente en la elección; no hay que olvidar que Tamaulipas comparte una gran frontera con el país vecino, y que recientemente, las relaciones del Presidente con los americanos no han sido del todo buenas. Por lo que de querer hacerlo, las autoridades estadounidenses podrían empezar a sacar algunas declaraciones de testigos protegidos que actualmente se encuentran detenidos en aquel país, involucrando a personajes cercanos al equipo de algún candidato y que pudieran inclinar la balanza hacia uno u otro lado.
Al menos en el arranque, se vislumbra una pelea sin cuartel entre ambos candidatos y equipos, y es que no solo para el gobernador se trata de un asunto de supervivencia política, también por el lado de Morena, son varios personajes los que requieren del triunfo para poder pasar la tempestad y poder lograr que su barco siga navegando en las turbulentas aguas del proyecto morenista al que hoy pertenecen.
Tamaulipas es una elección de pronóstico reservado, y sin duda de las 6 gubernaturas que están en juego, será la elección más competida y que más dará de que hablar en los próximos meses. Estemos pendientes, porque tanto se puede seguir consolidando a la 4T, como también desde aquí, pudiera empezar la caída de Morena rumbo a las elecciones del 2024.