Jaime Lozano renunció a la dirección técnica de la Selección Mexicana de futbol, inaugurando la temporada de renuncias de este verano. Este exjugador y aún joven director técnico no aceptó las condiciones que la Federación Mexicana de futbol pretendía imponerle, mejor decidió marcharse. Demostró dignidad y honor.
Jimmy Lozano fue el chivo expiatorio. La sustitución del director técnico es el menor de los problemas del futbol mexicano; su renuncia sólo hace más evidente la presencia del elefante en la sala. Veo con envidia el avance de Estados Unidos, de Canadá, que decir de Colombia en la Copa América. Tristemente nos damos cuenta de la mediocridad de nuestro futbol y del daño que la mafia que lo controla ha provocado. No me estoy tirando al piso. No digo que tiempos pasados fueron mejores, simplemente nunca habíamos estado peor.
Perdón por el mal gusto de mezclar peras con manzanas. No resistí la tentación de utilizar la renuncia del Jimmy Lozano como ejemplo, para trasladar lo que pasa en el ámbito futbolero a la política. Repitamos lo que el sentido común recomendaría después de los resultados del 2 de junio: Alejandro Moreno, Alito, y Marko Cortés tendrían que haber renunciado como dirigentes partidarios al día siguiente de las elecciones, no lo hicieron. Un mes y medio después deberían verse en el espejo del Jimmy Lozano, demostrar un poco de dignidad, o de vergüenza, acto seguido dejar las presidencias de sus maltrechos partidos.
En cambio, el caradura de Alito pretende reelegirse hasta el 2032 y Marko Cortés quiere dejar al frente de la burocracia panista a uno de sus incondicionales.
Otro personaje que debería pensar en la renuncia y bajarse de la candidatura demócrata es Joe Biden. El presidente estadunidense tiene una respetable carrera en la política. Ya fue todo lo que podría haber sido. Más allá del fallido atentado contra Donald Trump, que lo potenciará en las encuestas electorales, Biden tiene que ser consciente de su avanzada edad, que le provoca problemas de movilidad y de memoria.
Tiene la opción de elegir salir de la política por el sendero de la dignidad o insistir en ser el protagonista de una campaña que no tiene futuro y de paso hundir por varios años el futuro del partido demócrata.
El Jimmy Lozano tiene porvenir en el futbol. Este tropezón en su carrera, que hoy lo tiene en la lona, será superado. Es un buen director técnico, pero debe ganar experiencia, temple y carácter; dirigir varios equipos en primera, foguearse en el extranjero y tiempo después intentar sacarse esta espina.
Joe Biden puede salir por la puerta grande de la política norteamericana. Su tiempo ya paso. Como dijo una vez un expresidente mexicano: hay que prepararse para ser; pero, sobre todo, para no ser.
Alito Moreno y Marko Cortés no tienen solución. Los dos, completitos, estarán en el basurero de la historia política del siglo XXI. Eso pienso yo. ¿Usted que opina? La política es de bronce.
Onel Ortíz Fragoso en X: @onelortiz