IRREVERENTE
Las utopías. Les platico la 4ª parte de mi serie “Macario”. Hoy: Importancia de la información para superar la incertidumbre
Recuerden, escribo esta serie en base a libros, columnas, ensayos, conferencias, apuntes, mensajes, recados, correos y memorias sobre el pensamiento de Macario Schettino.
¡Arre!
En el momento en que los emprendedores, que los empresarios, empiezan a tener poder, los gobernantes y los religiosos comienzan a perderlo. Y eso, a ellos no les gusta la idea.
Entonces empiezan a inventar una cosa para recuperar el poder: la utopía. Apelan a las emociones.
Utopía es algo que no puede existir, que no tiene lugar y se inventa la idea de que lo mejor es acabar con los emprendedores, con los empresarios, para regresar el poder a gobernantes y clérigos.
Gente nerviosa
Las utopías florecen cuando la gente se pone nerviosa.
Cuando la gente está trabajando y está tranquila, no les hace caso a los gobernantes ni a los clérigos en eso de las utopías.
Cuando se pone la gente nerviosa, las utopías aparecen y florecen.
La idea básica de las utopías es que no somos iguales.
Como decía “Napoleón”, el marranito de “Rebelión en la Granja”, de George Orwell: “Todos los animales son iguales, pero hay unos que son más iguales que otros”.
Y esos que son más iguales que otros dependen del momento.
Final feliz de las utopías
La utopías son un cuento que ofrecen un final feliz que nunca se va a alcanzar pero todo mundo lo quiere ver.
La revolución les hará justicia a los elegidos. Makes America great again.
Llegarás al paraíso.
Pero, nada de eso es cierto, pero con que la gente se lo crea es suficiente.
1. Este final feliz no es para todos, solo para quienes forman parte del “grupo elegido”: Los verdaderos creyentes.
2. El pueblo bueno.
Y para que esto funcione se necesita un líder supremo rodeado de sus clérigos o intelectuales que traducen sus explicaciones, que se convierten en una liturgia, en un ritual, en libros sagrados, en códigos.
En el siglo XVI lo que definía al grupo que iba a llegar al final feliz era la fe.
Entonces aparecieron las guerras religiosas que provocaron millones de muertes.
En el siglo XVIII eran los que resultaban verdaderamente auténticos. Los que se acercaban a la Naturaleza. Eran las locuras de Juan Jacobo Rousseau y eso provocó más millones de muertes.
En el siglo XX, lo que se nos ocurrió era que iban a alcanzar ese final feliz eran los proletarios. Había que construir la cultura del proletariado. Esa era la raza superior: los arios. De nuevo, eso costó millones de muertes.
Hoy, lo que define a ese grupo selecto es, “¿quiénes sufren más?”.
La arenga de estos días es “yo he sufrido más que tú” y por eso, merezco que se me trate diferente.
“Yo he sufrido más que tú porque soy de otro género, porque tengo otra orientación sexual, porque tengo otro color de piel. Porque mi país fue conquistado hace 1,500 años y mira nomás cómo quedé”.
Oye, espérame tantito, pero en ese entonces tú ni estabas.
No importa, eso viene en los genes. Sigo sufriendo por lo que pasó hace 1,500 años.
Todas estas utopías han costado millones de muertes y las van a volver a provocar.
Tarde o temprano, las utopías se derrumban, pero cuestan millones de muertes.
Tenemos miedo de ser libres
Lo que realmente pasa es que la gente le tiene miedo a ser libre.
Y cuando uno es libre, uno mismo toma las decisiones y se tiene que hacer responsable de ellas.
Pero, la gente se comporta de forma muy extraña con estas cosas. Esto es angustiante.
Para los empresarios, para los emprendedores, es fácil tomar decisiones y hacerse responsable.
Pero para la mayoría de la gente la incertidumbre es inaceptable. No pueden vivir en medio de la incertidumbre. No aguantan y por eso están dispuestos a comprar cualquier explicación, con tal de vivir tranquilos.
Y eso es lo que aprovechan los vendedores de utopías:
Quienes los sigan van a vivir mejor.
Entonces este proceso depende de la incertidumbre.
¿De dónde viene la incertidumbre?
1. De lo que es: Cosas que no sé si existen: Las brujas, los fantasmas, Dios.
2. De lo que sí entiendo pero tengo incertidumbre.
3. De lo que está bien hacer.
4. De lo que debo hacer.
Las primeras dos tienen qué ver con el conocimiento. Son la razón instrumental.
La 3 y la 4 son reglas y se construyen en base a la razón mítica, que viene de los cuentos que nos contaron cuando éramos niños. O dicho de otra manera, proviene de nuestra moral.
La moral se construye a partir de cuentos
La moral es una construcción de cuentos. Es una construcción que usa “ladrillos míticos”.
Cuando tenemos una duda, una incertidumbre, se resuelve con información, leyendo un manual. Preguntarle a alguien. Leer un libro.
La información se acumula y se convierte en conocimiento.
Por eso, con el conocimiento somos capaces de enviar a un hombre a la Luna. Porque los problemas técnicos para semejante proeza tienen qué ver con los puntos 1 y dos.
Y ¿Por qué siendo capaces de eso, no podemos resolver problemas familiares?
Porque los problemas familiares se refieren a los puntos 3 y 4.
Cajón de sastre
“No soporto la ignorancia supina de tipos que opinan de todo. Ayer uno de ellos, que se hace llamar ´buen hombre´, le atribuyó al gobierno de AMLO la paridad del peso frente a dólar. El muy ignorante le llama ´peso fuerte´ y su única explicación es que dice que ahora que vaya por primera vez a Houston va a poder comprar más cosas en el Mall con su ´peso fuerte´. ´Es la economía, idiota´, le respondió Plácido. Pero ese idiota no entiende. Con sus panegíricos confunde a otros ignorantes igual que él. Escribo esto a propósito del tema de la columna de hoy. Sugiero que lean las primeras tres y no se pierdan las que siguen”, remata la irreverente de mi Gaby.