Mi hija estudió en Stanford y en New York University. Cuando la visité, hace algunos años, me llamó mucho la atención que en la Escuela de Negocios Stern, de NYU, había un Centro de Empresas y Derechos Humanos. Yo me hubiera imaginado que un centro para el estudio de los derechos humanos podría estar en cualquier otra escuela, en la de derecho o en la de gobierno, pero no en la escuela de negocios. Me imagino que muchos ejecutivos y expertos en negocios se preguntaban también entonces ¿qué tienen que ver los derechos humanos con las empresas?
Pero me puse a reflexionar y tenía todo el sentido del mundo. Las empresas deben abordar la seguridad en las fábricas. Pero debemos ir más lejos. Los derechos humanos como área de investigación y enseñanza en las escuelas de negocios abarca temas tan diversos como la subcontratación, los derechos sobre la tierra y la privacidad, las condiciones de los trabajadores migrantes, la desinformación en las redes sociales.
Hoy ya se cuenta con toda una Red Global de Escuelas de Negocios por los Derechos Humanos. En muchas universidades hay cursos sobre derechos humanos para estudiantes del MBA. Hay muchos estudiantes de negocios que quieren ir más allá de los cursos de finanzas y tomar un curso que tenga un valor único. Es la nueva forma de enseñar para crear valor para las empresas y la sociedad.
Hace algunos años, los derechos humanos era una actividad marginal que sólo observaban los inversionistas y ONGs que eran más bien activistas. Hoy, los inversionistas institucionales importantes están presionando a las empresas para que se enfoquen en los derechos humanos. Sólo cuando comprendamos bien las implicaciones de las decisiones de las empresas para proteger los derechos humanos es cuando podremos alcanzar los objetivos climáticos. Las cadenas de suministro también están vinculadas con el trabajo infantil y las condiciones de trabajo.
A 10 años del fallecimiento del doctor Jorge Carpizo, la Universidad Nacional Autónoma de México, a través del Programa Universitario de Derechos Humanos, ha organizado el coloquio internacional “Estado actual de los Principios Rectores de la ONU en materia de empresas y derechos humanos”, hoy y mañana.
Yo participaré virtualmente, por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), mañana. El CCE reúne a las 14 organizaciones empresariales más importantes del país cuya representatividad abarca sectores desde el pequeño comercio y servicios, el financiero, agroalimentario, a toda la industria, el comercio exterior, al sector asegurador, tiendas departamentales y autoservicio, sector bursátil, afores, por mencionar sólo a algunos.
El CCE tiene hoy una Comisión de Derechos Humanos y Empresas para articular acciones en este campo. Las empresas son agentes de cambio. Los empresarios deben entender los impactos reales y potenciales que sus operaciones diarias tienen sobre el medio ambiente, las comunidades con las que se relacionan y con todos sus grupos de interés (stakeholders). Deben cumplir también las leyes nacionales e internacionales vinculadas al respeto de los derechos humanos.
La pobreza, la desigualdad, la falta de certeza jurídica, un débil --o casi nulo-- estado de derecho, la sobrerregulación vulneran la sostenibilidad de casi la totalidad de las pequeñas y medianas empresas que forman parte del sector productivo. En este difícil contexto, en este marco, tienen que llevarse a cabo las actividades de nuestras empresas.
El enfoque ASG (ambiental, social y de gobernanza) está cada vez más presente en las decisiones de todo inversionista. Por eso, las organizaciones empresariales que forma parte del CCE tienen una gran responsabilidad para lograr un trabajo integral, articulado, con organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales, la academia. El eje del cambio en la cultura empresarial son las alianzas y el acompañamiento de la sociedad. No se podría entender ningún caso de éxito que no sea resultado de la colaboración.
Sabemos que el diálogo es fundamental. Se han llevado a cabo talleres de talleres de sensibilización sobre los Principios Rectores de la ONU en derechos humanos, impartidos por la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Universidad de Monterrey, para capacitar a los directivos de los organismos empresariales sobre la gestión empresarial de los derechos humanos.
Se elaboró, con la Secretaría de Gobernación, un plan de trabajo para implementar el Programa Nacional de Derechos Humanos y Empresas. El tema de derechos humanos ha avanzado dentro del sector empresarial a tal grado que cada vez más empresas asumen su responsabilidad de poner a las personas en el centro de sus organizaciones y tener clara la visión de prevenir, respetar y remediar todo lo relacionado con los derechos humanos.
Este enfoque es parte integral de la estrategia para avanzar con el cumplimiento de la Agenda 2030 de desarrollo sostenible. Para ello se requiere establecer prioridades. El CCE ha trabajado, durante los últimos 4 años, con la OCDE, OXFAM México, la agencia de cooperación alemana GIZ, el Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos, la Universidad de Monterrey, la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la UNODC, el Pacto Mundial, la SEGOB, entre muchos otros. Cada uno de estos actores, nos han sensibilizado en cómo generar y habilitar distintos mecanismos que fortalezcan esta importante agenda del sector empresarial.
Se habla mucho de que la responsabilidad social es sólo de las grandes empresas. El CCE va más lejos. Nos hemos dado a la tarea de que toda empresa, sin importar su tamaño, pueda acceder a la información. Elaboramos documentos gratuitos, que pueden ser encontrados en la página del CCE, sobre el “ABC de la Debida Diligencia en Derechos Humanos para Pymes”, documentos e infografías, análisis del contexto en derechos humanos y principales factores de riesgo, y un “Marco Conceptual de los Derechos Humanos en México” trabajado en colaboración con el Pacto Mundial.
En el CCE hemos tomado los derechos humanos como una bandera muy relevante. Entendemos el impacto que tenemos en la sociedad. La integridad y la ética son fundamentales cuando fortalecemos organizaciones que respeten los derechos humanos. Creamos valor público. Esta responsabilidad debe estar en la esencia de cualquier modelo de negocio, en su visión de sostenibilidad.
La sociedad espera mucho de las empresas. Las decisiones de compra de la gente dependen no sólo de la calidad de un producto, sino de cómo fue hecho, con qué medios, si la empresa tiene una buena reputación de cuidado hacia sus colaboradores, de cuidado del medio ambiente, entre muchos otros factores que hace unos años ni siquiera imaginábamos.
En febrero de 2020, el CCE, junto con más de 150 organizaciones y empresas, presentamos los principios de “Dimensión Social de las Empresas”, un decálogo de compromisos que las empresas asumen con la sociedad, sus colaboradores, el medio ambiente, el cumplimiento de la ley, entre otros temas. Evidentemente, de manera directa o indirecta, los 10 puntos se enfocan a proteger los derechos humanos. Subrayo aquí el punto 7: “Asumir y promover la inclusión, la diversidad, y el respeto irrestricto a los derechos humanos.” Y es que, para nosotros, el tema es tan importante que actualizamos el “Código de integridad y ética” y el “Código de principios y mejores prácticas de gobierno corporativo”. Ambos son ya referentes a nivel nacional e internacional. Tienen la visión integral del respeto y protección a los derechos humanos.
Todavía hay mucho camino por recorrer. Debemos seguir impulsando la gobernanza empresarial. Los líderes de los negocios deben comprometerse a hacer de esta nueva agenda una realidad. Debemos tender puentes basados en la confianza y no en la estigmatización. Debemos escuchar a todo aquel que esté interesado en acompañarnos en este proceso. Tenemos que dar la batalla correcta.
Javier Treviño en Twitter: @javier_trevino